Siete intensos años de aprendizaje, de mil momentos compartidos, de besos, abrazos y, sobre todo, mucho amor.
Si tuviera que pedir un deseo lo tengo claro, quiero que este tiempo sea solo el comienzo de toda una vida juntos. Quiero seguir a Su lado para siempre, a Sus pies, en Su regazo como la gatita que soy para que haga conmigo lo que más desee, para que pueda seguir compartiendo Su placer y la vida.
Porque me encanta estar con Usted y no puedo pedir un regalo mejor.
Le amo, mi Amo.
¡Por toda una vida juntos!
roxanne de Ades.
¡Feliz cumpleaños, mi Amo!
Un año más tengo la suerte de celebrar junto a Usted Su cumpleaños, la celebración de un año más de vida, de experiencia. La oportunidad de un año entero por delante para vivir, soñar, crecer, aprender, descubrir y ser feliz. Para que yo pueda seguir aprendiendo de Usted, para que pueda seguir admirando Su actitud, Sus ganas, Su fuerza.
Es para mí un placer estar a Su lado en un día tan especial, poder servirle como se merece, alegrar Su día y que lo recuerde por todo el amor que tengo para darle, por el regalo que tanto le gusta, mi entrega.
Es un honor postrarme a Sus pies, Su felicidad es la mía y verle sonreír no tiene precio. Ver Sus ojos llenos de adoración, aceptación y amor cuando le entrego mi sorpresa, me hace sentir la mujer más dichosa del mundo.
Deseo poder vivir a Su lado, toda la vida, cada día de Su cumpleaños, cada día en general. Gracias por compartir conmigo un año más, mi Amo.
Su sumisa que le adora y ama.
roxanne.
Cinco años son los que llevo al lado de tan gran mujer, cuidándola y amándola, compartiendo momentos maravillosos. Ella.se encarga de dármelos cada día, de hacer que cada segundo sea especial. Ella, primero como mujer, después como sumisa, es la que me llena el alma cada día. Basta una mirada de sus ojos oscuros para saber que siente, jamás hubiera creido tener una conexión tan profunda, pero así es, es real. Es mujer, es amiga, hija, hermana, una tía maravillosa y, por supuesto, es mía. Mía para contemplar cada faceta, para cuidarla, guiarla, sostenerla, amarla, aprender con ella y de ella, porque sí, en este tiempo he aprendido a leerla tanto como ella ha aprendido a leerme a mí, aunque en eso me saca ventaja,lo hacía ya desde el primer día.
Deseo vivir todos los días de mi vida a su lado, crecer juntos, seguir aprendiendo y seguir mostrando lo orgulloso que me siento de la dama y la perra, de mi mujer, tan dulce y a la vez tan pasional, tan reivindicativa y a la vez tan sumisa, es así única. Deseo que tras la correa que lleve mi mano, al otro lado, siempre esté ella, la mujer de mi vida. Gracias por entregarte, mi pequeña sumisa.
Si, cinco años han pasado muy rápido, es el principio de una eternidad, porque es lo que deseo, que sea eterno. Junto a Él he podido expresar mi sentir, sentirme muy orgullosa de postrarme a Sus pies y de llevar Su marca en mi cuello. Hemos crecido y aprendido juntos, seguimos haciéndolo, respetándonos y admirándonos mutuamente.
Él es EL HOMBRE, no un hombre, porque es el que complementa cada parte de mi, el que me comprende, me cuida, me ama, como al mayor de los tesoros. Así me siento a Su lado, una joya.
Siempre ha estado a mi lado, me ha apoyado y comprendido, me ha abrazado y ha hecho de Sus brazos mi hogar, ha secado mis lágrimas y se ha preocupado.
Deseo que cada día Él esté en mi vida para poder seguir entregándome por entero seguir satisfaciendo Sus deseos y hacer que se sienta orgulloso de mí.
Gracias por estos años y que se conviertan en toda una vida, mi Amo.
Ades y roxanne.
Tuve que renovar el carné de conducir y fui al reconocimiento habitual que se tiene que pasar previamente. Hasta aquí todo normal, lo curioso vino después, cuando me tocó entrar.
Me encontré con un hombre joven, me saludó amable y se fijó en el triskel que siempre llevo al cuello, Se le iluminó la mirada.
Me lo regaló mi pequeña y además de llevarlo con orgullo por lo que representa, lo hago también porque fue su regalo.
Nunca nadie se había fijado en él más allá del típico "qué colgante tan bonito!" así que llamó mi atención que se pusiera tan contento y como si no se fiara de lo que veían sus ojos, lo examinó más de cerca y me dijo:
- Anda, un triskel.
Levantó la cabeza del colgante y me miró muy serio para preguntarme con voz severa :
- Sabes lo que significa, no?
Sonreí, su voz delató que no le parecería bien que lo portara sin conocer el significado porque para él era algo serio. Así que contesté sinceramente:
- Si, claro que lo conozco. Tiene un significado muy especial. También lo conoces?
No respondió ni sí ni no, se limitó a sonreír de nuevo y a decirme con una voz de nuevo alegre:
- Anda, vamos a seguir, pájaro.
Con esa sonrisa y esa expresión,que en mi tierra se emplea para dar a entender que alguien sabe más de lo que dice, me quedó claro que conocía su significado y que nos habíamos calado mutuamente.
Ades.
Me eriza la piel y me provoca gemidos cargados de súplicas, pero no se detiene, al contrario, mi placer espolea el deseo de hacerme enloquecer y entonces sucede. Dejo de pensar, solo siento, no puedo hacer otra cosa, soy Suya, lo deseo y lo disfruto. Me entrego por completo a la sensación de Sus manos en mi cuerpo, de Su voz en mi oido.
Me pone el collar y dejo de estar desnuda, paso a estar vestida con Su marca, me arrodillo a Sus pies y espero a que Su voz, ronca por el deseo y el autocontrol, me dicte Sus más secretas perversiones.
Cuando habla me acelera el corazón, solamente el sonido de Su voz destila poder y todas las terminaciones nerviosas de mi cuerpo despiertan cuando su dedo me levanta la barbilla y me ordena, con voz firme pero llena de amor, que lo mire a los ojos. En cuanto lo hago, la electricidad que veo en ellos cruza el corto espacio que nos separa y me recorre un escalofrío placentero.
El juego ha empezado y estoy deseosa de saber que normas me exigirá cumplir hoy.
roxanne.
Los calabozos se iluminan con la luz titilante de las antorchas, las miradas buscan entre la luz y la sombra y le veo. Y me ve. Sus ojos me recorren,salvajes, felinos, distingo en ellos el deseo, el amor, el autocontrol. Le gustaría atraparme contra la pared, morderme, obedecer Sus instintos, pero no, permanece quieto, me tortura con todo aquello que Su rostro refleja. Me desarma, sin tocarme aun. Me ata a Su ser, sin cuerdas ni cadenas, Me domina, sin emitir un solo sonido. Su sola presencia llena el espacio, me doblega.Las llamas aparecen bajo Su escrutadora mirada, el calor traspasa mi piel, la sangre fluye enloquecida por mis venas, acerando el corazón, acallando la mente. No lo ha pedido pero mis rodillas se doblan y caigo al suelo, la cabeza gacha, las manos en los muslos, las palmas hacia arriba, entregada, sumisa. La mirada serena clavada en el suelo, el alma abierta.
Posa Su mano sobre mi cabeza, Sus largos dedos aprisionan los mechones y tira de ellos. Me entretengo observando la profundidad de su deseo.
La orden subliminal de Su mirada es suficiente.
Nada más existe, todo desaparece y,en este momento, mi mundo es Él.
No ha dicho una sola palabra, no es necesario, ambos lo sabemos, es solo mío, soy solo Suya.
roxanne.
Él empezó a desnudarme, con mimo, besando cada milímetro de piel que descubría la ropa. Sus manos me acariciaron el cuello y la curva del hombro, haciéndome temblar de puro placer casi sin haberme tocado aun.
Se separó un poco y cogió algo que no pude distinguir, debido a la poca iluminación de la estancia, no lo supe hasta que deslizó el antifaz hasta mis ojos y quedé en la más absoluta oscuridad. Me levantó un brazo sujetándome la muñeca firmemente, sin emplear fuerza, Él sabía que no la movería. Sus labios procedieron a acariciar la delicada piel del interior del brazo, haciendo que lo sintiera como aleteos de mariposa, excitándome y preparándome para lo que fuese que tenía pensado y, que yo, desconocía.
Repitió la operación con el otro brazo. Mi respiración se aceleró y se volvió más superficial cuando Sus manos deslizaron con delicadeza las tirantas del sujetador y posteriormente las dirigió a mi espalda para desabrocharlo y al final, quitarlo. La calidez de Su boca sustituyó el roce del encaje, Su lengua excitó, Sus dientes torturaron deliciosamente y Su cálido aliento me impulsó para volar como una cometa, siempre sujeta a la mano de su Dueño.
Sus manos me desnudaron por completo, me adoraron, me veneraron, me azotaron y me acariciaron con una dulzura infinita, haciéndome sentir especial, la joya más preciada para Él. Éramos Amo y sumisa, hombre y mujer, pianista y piano. Sus dedos mágicos sabían a la perfección que tecla presionar para que emitiera la nota deseada. Él marcaba el compás perfecto, me afinó con mimo, para que al final los dos, músico e instrumento tocásemos una melodía sublime, una sinfonía tórrida.
Un concierto privado, en el que Él, mi Amo y Señor, acarició mi alma a través de mi cuerpo.
Gracias a mi Señor Ades por tan bella sesión.
roxanne.
Deseosa de poder darle tantos besos como años cumple y, seguramente, alguno que otro de regalo. ¿Otra vez aparece la palabra regalo? Sí, es justo eso lo que se merece, el mejor de ellos. Tengo que reconocer que me encanta cuando dice que ya lo tiene, yo. Pero tenga por seguro, que jamás dejaré de luchar por ser cada día mejor, para ser cada vez más merecedora de todo lo que me entrega, porque es Usted tan mío como yo soy Suya y por eso y por mil razones más le deseo feliz cumpleaños.
Un año más que celebra a mi lado, un año más que conozco de Usted y, que espero con toda mi alma, seguir conociéndolos, seguir este camino juntos y poder felicitarlo año tras año.
¡¡¡FELICIDADES MI SEÑOR!!!
Le ama con locura, su sierva.
roxanne.
Me concentro y escucho como Sus zapatos avanzan con paso firme por el pasillo, quizá debería ponerme más nerviosa, pero me relaja, Él viene hacia aquí, para encontrarse conmigo, para hacerme Suya. Cierro los ojos, trago saliva y me deleito en el sonido cada vez más cercano de sus pisadas.
Silencio. Sé que está aquí, le percibo, aun con los ojos cerrados sé que está delante de mí. Los abro y me encuentro con sus zapatos y sus pantalones negros. Sonrío al saberme tan bien acompañada y enredada en ese halo de protección y amor que irradia Pero no me muevo.
Sus pisadas se alejan y dejo de verle los pies. No escucho nada hasta que me llama y me ordena que me levante. Así lo hago, me coloco en el centro de la habitación con los brazos a cada lado del cuerpo, aun con la cabeza gacha.
Se pone detrás de mí y entonces lo siento. El tacto suave de la cuerda de seda rozando mi piel. Me rodea por debajo del pecho y entonces sí, empieza el ritual. Me estremezco con cada roce, con las veces en que aprieta la cuerda en torno a mí...y entonces sucede, vuelo, me siento libre. Él me ata, no para restringirme, sino para liberarme.
La cuerda es una extensión de su cuerpo y, como tal, la deseo. Sus manos acarician mi piel sensible en cada movimiento, arrancándome gemidos de placer, llevándome a una hoguera de llamas sensuales y eróticas. El mundo desaparece, no existe nada más fuera de esta habitación, nada más allá de este maravilloso ritual.
Termina y llega el momento, me hace Suya. Sus dientes me torturan, sus manos me aprietan, su sexo me bombea implacable, esa sensación tan única crece en mi interior. Suya y solo Suya, de nadie más, para que haga conmigo lo que quiera, para servirlo, para complacerlo, para postrarme a Sus pies. Y, es justo esa sensación, la que arrasa con todo a su paso, la que hace que mi mundo explote en mil pedazos de placer y las llamas de la hoguera nos consuman, a ambos.
Como ave fénix renacemos de las cenizas y me siento la mujer más afortunada del mundo, por tenerle a mi lado, por ser su elegida.
Así, rodeada aun con sus cuerdas, me hace sentir segura, extasiada, excitada y deseada. Prisionera de un abrazo infinito.
Llevo una mano a mi cuello y me toco el collar, cierro los ojos para intentar controlar las lágrimas que pugnan por salir, pero enseguida siento la humedad recorriendo mis mejillas. Sé que Él a veces no lo comprende, pero ¿cómo explicar que se puede llorar de felicidad, de dolor, de rabia o de impotencia, y no solo de pena? Aunque ahora es de pena, ahora mismo parece que el collar me queme en el cuello y vaya a dejar su marca a fuego sobre mi piel. No me gusta discutir con Él, creo que hay algo de lo que no nos estamos dando cuenta, algo importante. No puedo insistir, sé que está enfadado. Somos diferentes pero compatibles, yo nerviosa e inquieta, el tranquilo y pausado, yo soñadora, él con los pies en la tierra, yo sensible, él impasible…Donde otros ven diferencias irreconciliables yo veo mi mitad, tal vez porque soy una auténtica romántica o simplemente tal vez porque es cierto y así lo siento, pero me completa, si necesito calma, Él me la aporta, si Él necesita inquietud se nutre de la mía. Puede parecer imposible, lo sé, sin embargo, no hay nada más auténtico que lo que siento, y lo que siento es que lo quiero, tanto que hasta me duele. Está dentro de mí de un modo sobrehumano, Mi Dueño y Señor, Él, se ha metido en mi ser, se ha hecho Amo de todo, de mi dolor, de mi placer, de mi calma, de mi tempestad, de mi vida, de mi cuerpo , y lo más importante, de mi alma.
Abro los ojos de nuevo, y esta vez dejo fluir libremente las lágrimas como ríos salados que nacen de ellos. Me abrazo a mí misma, es lo que necesito, pero no estoy preparada para pedírselo. La discusión ha sido bastante intensa e inmediatamente me he venido al balcón, para mirar a lo lejos y perderme en el horizonte, además de ver esa forma mágica en que el cielo se cubre de colores anaranjados y rosas en la puesta de sol. Coloco detrás de la oreja unos cuantos mechones rebeldes que ondean libres mientras divago mirando el cielo.
Él es serio y le cuesta mostrar lo que siente, también sé que detrás de esa expresión férrea se esconde esa parte sensible y frágil, esa parte que tan pocas veces me deja ver. Es mi hombre de acero y cristal.
El hilo de mis pensamientos se rompe cuando una mano firme se posa en mi hombro con dulzura, sé que es Él, no me hace falta darme la vuelta, no es solo porque estemos solos, sino porque aunque hubiera mil personas ahora mismo sabría quien es por el modo en que su presencia me atrae. Es como un imán, como una luz para una polilla, salvo por una diferencia, la polilla sabe que si se acerca a la luz morirá, sin embargo, si yo me acerco a su luz, renaceré. Me vuelto lentamente sin ocultar que he estado llorando, de nada serviría, tiene el don de ver mi alma a través de mis ojos, y no me equivoco, sus dos esferas azules me analizan y se cuelan en los recovecos más ocultos. No dice nada, no es necesario, simplemente me atrae hacia sí y me abraza de esa forma que me derrite. Acaricia mi pelo largo con calma y me besa la frente como si besara a un niño pequeño, es su forma de pedir perdón. Mis brazos cobran vida propia y le rodean la cintura con fuerza, para apretarme más contra la firmeza de sus músculos, como si pretendiera fundirnos en uno solo, al menos en cuerpo, porque en alma ya lo estamos.
- No me gusta verte triste.
Su voz llega a mis oídos como un susurro cariñoso y tranquilizador. Pero yo no digo nada, sigo abrazada como si fuese mi tabla de salvación en un naufragio, en verdad, así es. Poco a poco me separa de su cuerpo y vuelve a fijar sus preciosos ojos azules en los míos.
- A mí no me gusta discutir con Usted. – Es lo único que sale de mi labios. Entre otras cosas, porque es verdad.
- Lo sé, ven.
Nos coloca a ambos sentados en una de las tumbonas blancas que hay en el balcón, se sienta detrás de mí ,de tal forma que quedo sentada entre sus rodillas y me custodia entre sus brazos mientras miramos la puesta de sol.
- ¿Ves eso? - Dice señalando el cielo – Precioso, ¿no?
Asiento deleitándome en la sensación que me produce el calor de su pecho contra mi espalda cubierta tan solo por la fina tela de seda.
- Nada, escúchame bien, nada, me fascina tanto como tú. ¿Comprendes? Eres mi musa, mi joya más preciada, lo mejor que tengo. Me has hecho el mejor regalo que me hayan hecho jamás. – Acaricia el collar con los dedos, indicándome silenciosamente a que se refiere.
No puedo evitarlo, esta vez las lágrimas fluyen pero de alegría, por ser suya, por ser para Él todo lo que me describe, porque me ame de ese modo. Estrecha su abrazo en torno a mi cuerpo y me besa el cuello. Tras unos segundos de estar así se levanta con cuidado poniéndose delante de mí, tendiéndome una mano para que me levante de la tumbona. La acepto, sin previo aviso me hace chocar contra su pecho y funde sus labios con los míos de forma exigente pero dulce a la vez, hambrienta y seductora pero cariñosa. Cuando separa nuestras bocas nos vuelve a ambos hacia las preciosas vistas sin soltarme del todo, con un brazo rodeando mi cintura. Apoyo la cabeza en su hombro procurando calmar mi errática respiración.
- Gracias. – Es todo lo que me dice cuando logra hacer que su respiración vuelva a la normalidad.
- ¿Por qué?
- Por ser mía.
roxanne.