Cinco años son los que llevo al lado de tan gran mujer, cuidándola y amándola, compartiendo momentos maravillosos. Ella.se encarga de dármelos cada día, de hacer que cada segundo sea especial. Ella, primero como mujer, después como sumisa, es la que me llena el alma cada día. Basta una mirada de sus ojos oscuros para saber que siente, jamás hubiera creido tener una conexión tan profunda, pero así es, es real. Es mujer, es amiga, hija, hermana, una tía maravillosa y, por supuesto, es mía. Mía para contemplar cada faceta, para cuidarla, guiarla, sostenerla, amarla, aprender con ella y de ella, porque sí, en este tiempo he aprendido a leerla tanto como ella ha aprendido a leerme a mí, aunque en eso me saca ventaja,lo hacía ya desde el primer día.
Deseo vivir todos los días de mi vida a su lado, crecer juntos, seguir aprendiendo y seguir mostrando lo orgulloso que me siento de la dama y la perra, de mi mujer, tan dulce y a la vez tan pasional, tan reivindicativa y a la vez tan sumisa, es así única. Deseo que tras la correa que lleve mi mano, al otro lado, siempre esté ella, la mujer de mi vida. Gracias por entregarte, mi pequeña sumisa.
Si, cinco años han pasado muy rápido, es el principio de una eternidad, porque es lo que deseo, que sea eterno. Junto a Él he podido expresar mi sentir, sentirme muy orgullosa de postrarme a Sus pies y de llevar Su marca en mi cuello. Hemos crecido y aprendido juntos, seguimos haciéndolo, respetándonos y admirándonos mutuamente.
Él es EL HOMBRE, no un hombre, porque es el que complementa cada parte de mi, el que me comprende, me cuida, me ama, como al mayor de los tesoros. Así me siento a Su lado, una joya.
Siempre ha estado a mi lado, me ha apoyado y comprendido, me ha abrazado y ha hecho de Sus brazos mi hogar, ha secado mis lágrimas y se ha preocupado.
Deseo que cada día Él esté en mi vida para poder seguir entregándome por entero seguir satisfaciendo Sus deseos y hacer que se sienta orgulloso de mí.
Gracias por estos años y que se conviertan en toda una vida, mi Amo.
Ades y roxanne.
Tuve que renovar el carné de conducir y fui al reconocimiento habitual que se tiene que pasar previamente. Hasta aquí todo normal, lo curioso vino después, cuando me tocó entrar.
Me encontré con un hombre joven, me saludó amable y se fijó en el triskel que siempre llevo al cuello, Se le iluminó la mirada.
Me lo regaló mi pequeña y además de llevarlo con orgullo por lo que representa, lo hago también porque fue su regalo.
Nunca nadie se había fijado en él más allá del típico "qué colgante tan bonito!" así que llamó mi atención que se pusiera tan contento y como si no se fiara de lo que veían sus ojos, lo examinó más de cerca y me dijo:
- Anda, un triskel.
Levantó la cabeza del colgante y me miró muy serio para preguntarme con voz severa :
- Sabes lo que significa, no?
Sonreí, su voz delató que no le parecería bien que lo portara sin conocer el significado porque para él era algo serio. Así que contesté sinceramente:
- Si, claro que lo conozco. Tiene un significado muy especial. También lo conoces?
No respondió ni sí ni no, se limitó a sonreír de nuevo y a decirme con una voz de nuevo alegre:
- Anda, vamos a seguir, pájaro.
Con esa sonrisa y esa expresión,que en mi tierra se emplea para dar a entender que alguien sabe más de lo que dice, me quedó claro que conocía su significado y que nos habíamos calado mutuamente.
Ades.
Me eriza la piel y me provoca gemidos cargados de súplicas, pero no se detiene, al contrario, mi placer espolea el deseo de hacerme enloquecer y entonces sucede. Dejo de pensar, solo siento, no puedo hacer otra cosa, soy Suya, lo deseo y lo disfruto. Me entrego por completo a la sensación de Sus manos en mi cuerpo, de Su voz en mi oido.
Me pone el collar y dejo de estar desnuda, paso a estar vestida con Su marca, me arrodillo a Sus pies y espero a que Su voz, ronca por el deseo y el autocontrol, me dicte Sus más secretas perversiones.
Cuando habla me acelera el corazón, solamente el sonido de Su voz destila poder y todas las terminaciones nerviosas de mi cuerpo despiertan cuando su dedo me levanta la barbilla y me ordena, con voz firme pero llena de amor, que lo mire a los ojos. En cuanto lo hago, la electricidad que veo en ellos cruza el corto espacio que nos separa y me recorre un escalofrío placentero.
El juego ha empezado y estoy deseosa de saber que normas me exigirá cumplir hoy.
roxanne.