De rodillas, sentado sobre mis tobillos, La espero, mirando al suelo, las palmas de las manos abiertas, mi cuerpo mínimamente ornamentado, el frio metal rodea mi cuello, mis tobillos, mis muñecas, preparado para sujetarlos firmemente, impasible; un slip de cuero completa mi vestimenta mínima.
La emoción del momento es la tensión de mi tronco, la tensión de mi abdomen, mi piel erizada y fría, la extraña sensación de sudor seco y frío, casi helado, irreal; los nervios hormiguean por mi piel y en lo más íntimo de mi abdomen. Soy Su ofrenda.
En efecto, ya llega, oigo Sus tacones avanzando inexorables como el paso del tiempo en el reloj de manecillas, pero son interminables; invaden el silencio de la estancia, exiguamente roto por el flamear de las llamas de las velas que nos rodean, entre penumbras y sombras quietas en el calor de la mazmorra.
Deseo admirarla, pero no puedo alzar la vista, solo puedo imaginarla. Sus recias botas se detienen frente a mí, fijo la vista en los pequeños destellos negros que de ellas arrancan las velas flameantes de nuestro alrededor.
Las pierdo de vista, vuelven a moverse, Ella esta vez en torno a mí, imagino como mira Su juguete, caprichosa, se recrea, sabe que soy suyo.
Se inclina frente a mí y puedo intuir Sus medias de rejilla, esas que tanto me gusta recorrer tímidamente con la punta de mi lengua, y un vestido ceñido de cuero negro. Desearía descubrir más pero no puedo, debo conformarme con lo que aparece en el campo de visión de mi mirada baja, fija, embelesada.
Sus dedos sinuosos recorren mi cara, enguantados en fino látex, para deslizar sobre mis ojos un antifaz áspero de cuero negro. Ya no veo nada, sólo podré sentir e imaginar. Un poco más abajo, esos dedos fijan una bola entre mis dientes cuyas cinchas se ajustan a la nunca. Poco a poco desciendo a Sus dominios, ni puedo ni quiero evitarlo, soy feliz en esas tierras.
Ahora Sus manos toman mis muñecas, ruidos de pequeños eslabones metálicos que unen las anillas y las juntan, otros eslabones mayores parecen descender de arriba, un clic confirma mis temores. Las muñecas comienzan a ascender, siguiendo a los eslabones que deshacen su camino. Mis brazos siguen a las muñecas, mi tronco a mis brazos, las plantas de los pies se elevan un poco y solo las puntas rozan el suelo, mi cuerpo tensionado como cuerda de guitarra perfectamente afinada, a punto de ser tañida.
Silencio, un breve silencio. Las articulaciones comienzan a hacerse sentir, obligadas a la suspensión, estoy incomodo. Sus tacones vuelven a rondar, aquí, allá, y se detienen, y otra vez el silencio.
¡Zas! Un latigazo muerde una de mis nalgas. ¡Zas! La otra. Son castigadas alternativamente y de forma muy seguida, quizás dos látigos, uno en cada mano, la bola enmudece mis gemidos, las puntas de mis pies se retraen a cada descarga, pero deben volver al suelo para intentar seguir ayudando a las muñecas a sostener mi peso. Una y otra vez mis nalgas reciben su tortura, mientras mi piel cambia la temperatura, la adrenalina comienza a drogarme y mi mente se abandona, desconecta, mi cuerpo sólo reacciona rítmicamente entregado a cada latigazo. Descansa un rato, pero vuelve a la carga, siguiendo siempre el mismo rito, el rondar de Sus tacones, Sus dedos acariciando mis nalgas mientras me estremezco, otra vez los tacones, quizás cambie de látigo, puede que ahora sean fustas, mi mente confundida y mi respirar jadeante, la saliva descendiendo de mi boca amordazada, la tensión de mis articulaciones doloridas. El tiempo se hace largo, interminable, dulce estancia en Sus dominios.
Cambia la rutina. Mis muñecas descienden, mis brazos se relajan, y mi cuerpo extenuado desciende, haciéndose un ovillo en el suelo, sin ser desatado, la cadena que lo sostenía dibuja un recorrido sobre mi piel sudorosa, mis nalgas arden. Ahí me quedo mientras Sus tacones se alejan y se pierden en el nuevo silencio, turbado por las velas flameantes y mi jadeo. Descanso en la obscuridad del antifaz. Quizás vuelva más tarde y pueda agradecérselo.
***
Medio adormilado, sumido en la obscuridad del antifaz y entre dos mundos, el del placer de saberme Suyo, y el del dolor que ha dejado impreso en mis nalgas ardientes, disfruto de mi condición. No sé cuánto tiempo llevo abandonado en el suelo de Su mazmorra. De pronto, una nueva punzada en el estómago, vuelvo a oír Sus tacones acercándose.
Oigo que se detiene junto a mí, se agacha, y me libera las muñecas y me quita la mordaza de la boca. Me ajusta una cadena en la anilla del collar y tira de mí. Me pongo a cuatro patas tambaleándome, ciego, solo guiado por la cadena estirada, la sigo, dudando si voy por el buen camino. Me da un puntapié con Su bota para que me detenga. Oigo un ruido, parece que se sienta, y dice sólo una dulce frase “ya sabes qué tienes que hacer”, mientras acerca una de Sus botas a mi boca.
Por fin, me deja agradecerle el tiempo que ha pasado enrojeciendo mis nalgas. Mis dedos buscan a tientas la bota, para coger con ambas manos el talón y el tacón, mi lengua y mis labios se acercan y comienzan a lamer profusamente. Ella sabe que me fastidia hacerlo a ciegas, porque me deleito con la visión de Sus botas, por eso no me ha quitado el antifaz. Mi mente se revela, y comienza a imaginar cómo le cuidaría Su pie desnudo, se lo lamería con función, lo besaría, le pondría crema mientras se lo masajeo, y luego le daría laca sobre Sus uñas, roja, brillante, y pequeños y amorosos soplidos para que se secara. Si después del juego me pregunta sobre los sentimientos y pensamientos que he tenido, en virtud de nuestro contrato, deberé contarle con toda sinceridad como he dejado volar mi imaginación, y dudo que le guste que me permita estas libertades con Sus pies, pero no puedo evitarlo. Cuando se lo diga, no dirá nada, quizás sonría maliciosamente, y lo guardará en Su mente, inventará algo con ese pensamiento para otro de nuestros juegos. Ella es así, sorprendente e imaginativa, creativa.
Me hace cambiar de bota y ahora beso y lamo la otra. Y sigo pensando en Sus bellos pies. Mientras me ocupo de Sus botas, doy respingos, porque aprovecha para pasarme Sus manos enguantadas por mis doloridas nalgas, sabe que están muy sensibles, se le escapa alguna que otra bofetada sobre ellas. Aunque intento concentrarme en Sus botas, las bofetadas que no veo venir me arrancan gemidos de la garganta y la sensación de dolor y escozor parece que se extiende como una onda expansiva sobre la piel de mi trasero. Voy a estar una buena temporada pensando en Ella cada vez que me siente.
Se incorpora y vuelve a tirarme de la cadena. La sigo a tientas, a cuatro patas. Nos detenemos y me da varios estirones para indicarme que me incorpore. Me levanto, me hace girar, y noto la pared y la madera de la cruz de San Andrés. Me inmoviliza atando las muñequeras y las tobilleras a cada uno de los extremos, y quedo en cruz. Sigo sin ver nada. Se acerca a mí, pega Su cuerpo contra el mío, noto el cuero en el que está enfundada, mientras baja Su mano a mi entrepierna para jugar con ella por encima del slip, acerca Sus labios a los míos y me da un profundo beso, nuestras lenguas se unen en un abrazo casi eterno. Cuando reacciona así me hace sentir Su posesión, y me entrego, me abandono encantado. Aparta Su boca y con la mano enguantada sustituye Su lengua por la mordaza de bola, de de nuevo vuelve a ajustar a mi nunca. Esta maniobra no me la esperaba y me ha excitado mucho. Se va, oigo como los tacones se alejan, pero vuelven enseguida. Noto Su mano que vuelve a jugar con mi entrepierna, me excita Su tacto. Separa el slip de mi pubis y tira algo dentro. Un frío cubito de hielo comienza a congelar mi excitación, un intenso dolor de involución en mi miembro, gimo y me estremezco. Tira otro, y otro, los suficientes para conseguir que mi excitación involucione, desaparezca, mientras sigue masajeando la entrepierna por encima del slip para que los cubitos se deshagan sobre mi piel. Noto las gotas de agua descender por mis ingles y mis piernas, y pronto la excitación desaparece. Sigo perdido en la obscuridad del antifaz.
Al regresar, noto de nuevo que ronda cerca de mí, y justo en el momento que intuyo una fuente de calor, la cera cae sobre mis pezones mordiéndolos con su ardor. Gimo y me estremezco. Una y otra vez noto las gotas deslizarse sobre mis pezones, sobre mi tronco, intento moverme, liberarme, pero la cruz me tiene preso. Cuando los goterones se enfrían, los arranca con Sus dedos de un estirón, no le impresionan demasiado mis gemidos, mis súplicas silenciadas por la mordaza. El tiempo ha pasado despacio y noto la piel dolorida, cuando toma una fusta y termina de arrancar los trozos de cera colgantes que quedan con pequeños golpes, haciendo saltar la cera medio suelta. Cuando considera que ha terminado, me engarza el mosquetón de la correa en la anilla del collar, me libera de la cruz. Debido al cansancio me deslizo hasta el suelo, tira de la correa y me conduce hasta una jaula, donde me invita a acomodarme. La cierra y vuelve a salir de la mazmorra.
- Descansa. - me dice.
En efecto, sabe que estoy cansado, siento mi piel ardiente, la máscara de cuero rodea mi cara y el antifaz sigue cegándome… poco a poco me abandono en un sopor que me invade. Sus cariños han sido duros, voy perdiendo la noción del tiempo, sólo Ella en mi pensamiento… sé que seguiré entregándome a Ella para complacerla, La adoro, porque sé que soy Suyo, que me tiene y me posee y me utiliza. Y me abandono a un sueño inevitable.
fetslve.
ACLARACIÓN: Es un relato erótico, basado en los juegos mentales que mi Amo, Arcturus y yo jugábamos en SL. Esta escrito a tres voces, así que hay que prestarle atención.
No esta de más repetir que lo que describen los relatos eróticos con tintes BDSM no reflejan la realidad, si no la fantasía de quien lo escribe. El mundo BDSM tiene sus normas específicas que deben cumplirse para que pueda ser llamado sano.
El relato esta publicado con autorización de sus protagonistas, y es de mi específica autoria.
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Estaba hecho, todo se había ido al carajo, salido de madre; esta vez la había hecho buena. Había sobrepasado su paciencia, había presionado demasiado, y él había estallado en ira. Lo recordaba como si hubiera sido ayer, lo recordaba perfectamente. Uno siempre recuerda cuando es sometida a la voluntad de dos machos,-en el más puro sentido de la palabra- por las buenas o por las malas.
Yo estaba parada en el living, frente al Amo, que de pie y con las piernas abiertas, me miraba con los ojos helados de ira, absolutamente enfurecido. Yo me quería desaparecer, quería esconderme bajo la mesilla entre los sofás, quería arrinconarme donde no pudiera hacerme daño.
Intenté rodear la mesa y correr hacia la salida de la casa , pero él se me atravesó en el camino. Yo me detuve y me pensé por un instante, cuantos pleitos así de adrenalinicos habría visto el living de esa casa que no era la mía, si no la suya.
-Perdón Amo, lo siento, retiro lo dicho, retiro el tono, retiro la amenaza
El me miraba,rojo de ira , queriendo golpearme, pero deteniéndose para no hacerlo, jamas lo habria hecho.
-Te dije hasta el cansancio, que dejaras el tema de lado, que no me cuestionaras, que no me reprocharas. No sabes obedecer una orden sin querer saltarla y que se haga tu voluntad, olvidando quien manda en esta relación. Hasta aquí llego mi tolerancia María Elena.
Intenté de nuevo rodearlo para salir corriendo de la casa, y ganar la calle, pero él volvió a atravesarse. Mi 1.57 no era rival para su 1.75 y su rapidez.
-Tengo comida en la estufa Amo, se me va a quemar y ella se dara cuenta cuando vuelva por el olor.
El, midiendo el siguiente paso, se hizo a un lado para dejarme pasar hacia la cocina, y yo pensé que si lograba llegar al lavadero, me encerraría y estaría a salvo hasta que se le bajara el enojo.
Inmediatamente eché a correr para pasar a su lado, con el corazón golpeándome en el pecho, pero con la entrepierna hecha agua. Me calentaba espantosamente la ira de mi Amo, era un vicio que no podía controlar. Sentía los pezones endurecidos rozar la playera que llevaba puesta, sin nada debajo, como acostumbraba andar en mi propia casa. El me miro pasar corriendo a su lado y esperó paciente contando los segundos y cuando yo pensé que le había ganado la movida, el dio una zancada para alcanzarme y me tomó por el pelo, haciendo que me detuviera de golpe.
Yo grite por el jalón, y me detuve en seco. Por instinto lleve mi mano hacia la suya, intentando que me soltara, pero era inútil. La entrepierna palpitaba a toda velocidad, empezando a lubricar a borbotones por la calentura que me provocaba el acto violento. Intenté pegarle en el pecho para que me soltara, totalmente ladeada por el jalón de pelo. Pero solo se hizo hacia atrás, y mi baja estatura no ayudaba, no podía alcanzarlo.
-Me duele Amo, por favor suelteme!
El me ignoró, y empezó a andar hacia su recamara, su casta recamara, conmigo caminando agachada y a tropezones detrás suyo para que no me doliera más el cuero cabelludo.
Me vi arrastrada por mi Amo, del pelo arrastrada, él enfurecido, sin importarle mis lloros y ayes, sin importarle nada más que su desquite. Me ví caminando, directo a su habitación, a esa inmaculada y casta cama, testigo de diez noches de sexo de juguete durante toda una vida.
Bufaba de ira, helada, aterradora, que me calentaba como bestia. Suplicaba piedad, perdón, pero él solo atendía su venganza.
Me aventó sobre su cama de matrimonio, y yo caí como fardo, con la falda que solía usar porque él odia los pantalones; la falda se subió y dejó mis nalgas al descubierto, sin ropa interior, como solía vestir. Me di vuelta y lo miré, él vociferaba:
– “ Te advertí que no me presionaras,que me tenías harto, y no entendiste, pendeja de mierda, ahora verás quien manda”.
Miraba su rostro endurecido y sentía como mi coño se mojaba aún más, ! Me deliraba su ira! Pero era tan paradójica que estaba muerta de miedo también. El estaba rojo de coraje, salido de sus cabales, como solo yo podía hacerlo sentir.
Aún ahora lo recuerdo, cierro los ojos y me lubrico al instante ; es tan excitante mirar a un montón de testosterona dispuesto a hacerme pagar mi necedad!.
Lo miré e intenté disculparme, con voz temblorosa y torpe:
-Perdón Amo, lo siento mucho, no volverá a pasar, deberás!.
Pero a la vez recogía mis piernas abiertas sobre la cama, con la falda alzada hasta la cintura por el aventón. Y él entrecerró los ojos y se le oscurecieron. Mis genitales ahí, semi expuestos, mojados, turgentes, deseosos.
No sentía ningún riesgo, la casa estaba sola toda la semana, y yo tenía motivos para ir todos los días. Y mi perversa mente jugaba con fuego, un fuego igualmente perverso.
El Amo se estaba endureciendo, lo podía ver en su entrepierna, en sus ojos y en su respiración. Me levanté de la cama y me arrodille a sus pies, tomando sus piernas con mis brazos, pegando mi cara a su regazo, restregando mi rostro en sus genitales semi erectos.
– “Siento mis fallas Amo, por favor no me castigue”
-”Demasiado tarde-” me dijo.
Yo me encogí de miedo, pero seguía restregandome contra su regazo, delirante de ganas.
El sacó su celular del cinturón, y se puso a escribir. Yo aproveché para desabrocharle, y meter mis manos dentro buscando su verga endurecida, babeante de ganas. El me dejaba hacer, se erectaba cada vez más, y yo acariciaba con mis manos inexpertas, ansiosa de montarme en ese pene que era mi delirio.
Entretenida con mis manoseos, no escuché la puerta, ni los pasos. Solo seguía manoseando y gimiendo por la delicia de poderlo tocar, y ansiando el momento en que lo metiera en mi boca y pudiera chupar con ansia, como niña engolosinada.
El me miraba, jadeaba pero bajo control absoluto. Me tomaba del pelo y ayudaba a mi boca a hallar su pene duro, que yo buscaba con los ojos cerrados, restregándome contra su regazo, buscando lo que ansiaba mamar.
Dios, como gemí cuando me lo metí en la boca…..aún salivo de pensarlo.
-“ Muy bien putita, te gusta chupar, te gusta la verga, y te gusta un buen macho entre las piernas. Quieres redimirte, y que yo te perdone…..”
Me sacó su pene ensalivado de la boca, me volteo el rostro jalandome el pelo y me dijo:
-“Abre los ojos”
Yo obedecí, caliente como el infierno y odiando la interrupción.
Ahí, en la puerta de la recámara casta, mirándome chupar la verga del Amo, estaba Carlos.
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Sentí que se me iba toda la sangre del cuerpo, se me enfriaron las manos, y el corazón me saltaba de miedo en el pecho. Me levanté del piso y me quedé mirándolo totalmente pasmada. Lo miro como si fuera ayer, en mi mente. Llenaba el marco de la puerta, me miraba con los ojos ardiendo como carbones, negros de vicio.
Yo me eché hacia atrás y por instinto, me quise refugiar detrás del cuerpo de mi Amo, pero el me tomo del brazo y me detuvo. Su pene, aun endurecido por mis atenciones, se erguía entre su ropa abierta y se endurecía más, al mirar el miedo en los ojos de esta sumisa tan suya. Estaba perfecto, había elegido el mejor castigo como lección.
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Carlos se erguía ante la puerta, alto, totalmente imponente, su pelo blanco y su barba tan hermosa le cubrían de elegancia y distinción. Lo había sacado de una fiesta Alejandro, en la que por cierto se aburría poderosamente. El mensaje no pudo ser más escueto y directo:
-“Ven a mi casa, ella es toda tuya, lo demás es tu tema”
Cuando entró a la casa sin seguridad en la puerta, intentó no hacer ruido, y caminó buscandolos. Se detuvo ante la recamara matrimonial de Alejandro, y lo que miró le calentó la sangre, pese a la dureza de su estado de ánimo.
Maleni estaba de rodillas, con la verga de su Amo entre los labios y se la chupaba tan golosamente que sintió un tirón brutal entre las piernas. Alejandro alzó la cabeza y lo miró, sonriendo con los ojos negros de placer. Se sonrieron socarronamente, como dos bestias alfa que se ponen de acuerdo para cazar a la misma presa, que no tienen nada que hacer ante su dominio.
Alejandro le volteo la cara a ella hacia él, y le ordenó abrir los ojos, ella lo hizo, con la saliva escurriendo de sus labios y los ojos vidriosos de placer. Al verlo se levanto de golpe del suelo, e intentó esconderse de él detrás de Alejandro. El sintió un placer inmenso ante su temor, esta vez no sería como las demás, esta vez era SU noche.
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Estaba perdida, no tenía escapatoria, el Amo me agarraba fuertemente del brazo y me echaba hacia adelante de él, más cerca de Carlos, quien con un smoking precioso, me miraba socarronamente, con aire de dureza, de resentimiento, de deseos de venganza. Dios, su aspecto me deliraba, nunca lo había visto tan hermosamente elegante, tan masculino y tan apetecible. Al instante corregí mi pensamiento, sintiendo que no hacía bien pensar de ese modo de alguien que no fuera el Amo. Mis manos se retorcían frente a mí, autónomas, sin saber que hacer o qué decir. Finalmente, solo atiné a balbucear:
-”Hola, lobo estepario”
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Carlos sonrió con el placer del mundo pintado en el rostro, eso, eso quería, que sufriera de ansia de no saber qué esperar, que tuviera que debatirse entre los nervios de su ser macho y del gusto que sabia había sentido cuando tuvo su pene entre las piernas. Los latidos de un coño no se pueden fingir.
-”Hola maleni”
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Alejandro veía el intercambio de saludos con mucho placer. Su mujer estaba aterrada, la saliva seguía haciendo un hilillo en sus comisuras, la que igual bañaba su verga, que endurecida pero perdiendo dureza, se apresuró a cubrir con su ropa. Miró al hombre que tenía una deuda pendiente con su sumisa, una deuda de honor y de masculinidad. Maleni debía a los dos, a uno por haberlo rechazado y dañado su hombría, y al otro por haberlo desobedecido.
Se apresuró a quitarse la corbata que colgaba de su camisa, y se la arrojó al vuelo a Carlos, que con una sola mano la atrapó en el aire. Carlos la tomó, agradeciendo con la vista la herramienta tan necesaria y se la enrollo en su enorme puño izquierdo.
-”Te vas a quedar aquí, con Carlos, y vas a hacer todo lo posible por cumplir tus deberes de sumisa por una puta vez en tu vida. Vas a honrar el collar que inmerecidamente te puse en el cuello y vas a demostrarle a Carlos de que madera esta hecha mi perra. Eso, si quieres volver a serlo, claro está”
-”Amo, por favor, por favor….”
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Mi voz temblaba de nervios. Dentro de mi se debatía el vicio por saberme en esa habitación, donde se orquestaba un juego sexual de lo más perverso del mundo, algo que nunca se vería en esas cuatro paredes. Donde el hombre que me había llevado a la cama más de una vez, estaba para cobrar una deuda pendiente de años. Donde mi Amo me iba a dejar para que yo hiciera lo que tanto me pidió y yo jamás hice de verdad. Estaba perdida, esta vez no tenía salida.
Alejandro se paró frente a mi, y me dijo totalmente frío:
-”Tienes algo que decir en contra Maria Elena?”
-”No mi Señor” contesté en voz baja.
-”Bien”
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Carlos miraba la escena sonriente, jamas se había divertido tanto de los nervios de una mujer. Y ESA mujer en especial, era una meta que se le había negado hacia mucho tiempo.
Se enrollaba y desenrollaba la corbata en la mano, mirándolos hablar, esperando, esperando.
Alejandro la dejó parada a media habitación, pasó frente al televisor que estaba al pie de la cama, pero cerca de la puerta, tomó sus llaves y salió del cuarto.
Carlos miró a maleni intentar seguir a su Amo fuera, por instinto, pero el se le atravesó y le tapó el paso. Ella se detuvo de golpe, y el le sonrió con sarcasmo, cerrando la puerta suavemente a sus espaldas.
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Yo sentía que el corazón se me salía por la boca, que las piernas no me soportaban, quería echar a correr, pero no había donde. Me quedé tan cerca de él que podía oler su perfume y sentir su calor a través de la ropa. Por un segundo cerré los ojos, embriagandome de su masculinidad. Al abrirlos, el me miraba, sonriendo aun, sin cansarse de disfrutar mi estado de ánimo.
-”Tu y yo tenemos una cuenta pendiente, hermosa. Vamos a ver hoy, de que estas hecha, si es que deveras eres una hembra, si es que deveras eres sumisa, si es que deveras yo soy un hombre.”
-”Escucha -le dije temblorosa- no es necesario que hagas esto, podemos decirle al Amo que paso todo y que estuvo genial, no es necesario hacer nada”.
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Al escucharla, Carlos miró de reojo la cámara que estaba encendida, oculta detrás de la televisión, entre un montón de triques.
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Pobrecita maleni, tan reprimida, ten fieramente caliente pero tan reprimida. Casi me daba lástima su situación, pero no. Mi orgullo herido por el rechazo una y otra vez necesitaba ser saciado, y es es lo que iba a hacer. A satisfacer mi ansia de revancha. Aun recordaba como me enterraba entre sus piernas, como sentía palpitar su coño alrededor de mi verga, que entraba y salía bestialmente de su cuerpo. Pero aún recordaba su falta de respuesta emocional, su reprimirse, su controlarse, solo cumpliendo por orden de su Dueño.
Tome su mano izquierda con mi mano libre y se la levanté, tomé la otra y las junte sin pedirle permiso.Ella se encogió y me miró azorada, sus ojos abiertos y su respiración agitada. Se miraba su miedo, pero se miraba también su ser mujer reaccionar ante mi firmeza.
Eso me gustó.
Até sus muñecas con la corbata, ella no atino a resistirse. Solo quería evitar que se le ocurriera golpearme, ya que no era una mujer débil. Miré lo que su cuerpo me decía: sus pezones endurecidos, su respiración agitada, sus ojos muy abiertos, sus mejillas enrojecidas, su pelo despeinado, largo y negro, listo para cabalgar con él entre las manos.
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Lo vi desviar su mirada a mis pechos, que dolían de lo llenos que los sentía. Mi entrepierna palpitaba, pero mi interior moría de miedo y de vergüenza. De golpe y sin más, extendió las manos y me paso las palmas por los pezones, y yo sentí un tirón de placer entre las piernas que casi me hizo correrme. Dios…. maldita mezcla de miedo y placer, no podía evitarlo, eran mi vicio. Gemí , y el reacciono dilatando las fosas nasales y mirándome con ojos inyectados de pasión. Siguió endureciéndome las tetas, en círculos, con las palmas, con calma. Yo intente soportar sin retirarme, mi collar estaba en juego, pero Dios…. se me mezclaban las ganas y el miedo. Mis genitales se humedecían ante su cercanía, no podía evitarlo.
Ante un tirón, yo acabe pegada a su pecho, y el me rodeo la espalda con un brazo, y con la otra me apoyó la cabeza en su hombro, porque no llegaba más alto.
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El la miró, y sintió ternura. Controlada, fiel, leal, reprimida,tan sexual y tan ardiente, pero tan brutalmente controlada. Y la tenia ahí, para el solo, temblando como animalito asustado, reaccionando a sus caricias y temiendo a la vez por su reacción. Solo un hombre la había tocado así, antes de él, y era el hombre al que amaba.
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Sentí como el resbalaba sus manos hacia arriba, metiéndolas bajo mi falda, buscando la orilla, y de golpe, le dio un jalón y me la quito hacia abajo. Yo sentí que me arrebataba de vergüenza y me quedé quieta sin atinar a moverme. Dios dios dios….. su olor a macho me deliraba, era tan grande, tan imponente, que me superaba lo que sentía. El amasó mis nalgas con deleite, mirándome soportar sin quejarme , solo vestida con la playera sin mangas que no ocultaba el peso de mis pechos sobre su propio pecho. Sus caricias tan suaves, tan eróticas me hacían temblar las piernas, pero intentaba no gemir por no delatarme. Eran años de control y me salía natural el silencio.
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Carlos fue metiendo los dedos en medio de sus nalgas y sintió como ella se hacia hacia delante, pegándose a su paquete, que ya semi endurecido, acabo por levantarse, haciéndole notar a ella en el abdomen que estaba ardiendo de ganas. Dios… ese orificio entre las nalgas, la entrada al paraíso, el modo en que se somete a una esclava que se resiste, el culo en el que se corrió como loco hacia tanto tiempo.
Ella sintió su verga dura, pero no se alejo de el, se quedo quieta, respirando agitada,con las manos atadas enfrente y su respiración bañandole el cuello donde su cabeza descansaba.
Que delicia carajo,que delicia era sentirla así, tan indefensa, tan nerviosa y tan excitada. Baje mis dedos entre sus nalgas, buscando sus labios entre sus piernas , y cuando los hallé, cerré los ojos, intentando controlarme. Estaba tan húmeda que se me bañaron los dedos de fluidos. Casi me corrí en los pantalones.
La eché hacia atrás, y le mostré mis dedos mojados, y ella se enrojeció de vergüenza y se agacho. Dios, que delicia de inocencia. Como puede ser tan penosa una mujer que es tan caliente y tan entregada a su Dueño?.
Le hice levantar los brazos y le saque la playera que traía puesta, que se atoró en sus muñecas. A mis ojos surgieron dos tetas llenas, turgentes, de pezones oscuros y duros como piedras, que se derramaban en mis manos. Dios….
-” Ves mis dedos?, puedes negar lo evidente, sumisa? Puedes negar que me quieres entre tus piernas, que quieres mi verga dentro de ti, cabalgandote?, puedes dejar de ser tan hipócrita y aceptar lo que sientes, por una puta vez en tu vida?”
La rodee con un brazo, y con la mano libre, metiéndola entre sus piernas, le encaje dos dedos de golpe, haciendo que se alzara de puntas en el suelo, y gimiendo con sorpresa y placer.Sentí como sus paredes vaginales apresaban mis dedos, y exprimían sin poderlo evitar. Ella escondía su cara en mi traje y gemía suavecito, al compás de mis dedos que entraban y salían. Su pelvis se vasculaba contra mi verga endurecida, intentando encajarsela lo más posible. Yo sentía que bramaba de deseo.
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Al sentir que Carlos me encajaba dentro los dedos creí que me fallaban las piernas e intente alzarme en puntas para menguar un poco la brutal invasión a mi cuerpo. Dios….. como me deliraba sentir la mano de un hombre entre mis piernas, era absolutamente erótico.
Me pesaban los pechos, mi calentura mojaba sus dedos y mis manos sin poderlo evitar, intentaban desabrochar su traje para poder tocar ese enorme pecho que me cubría toda. Alce mi rostro y miré sus ojos ennegrecidos, y levantando mis manos, pedí en silencio que me desatara y cuando lo hizo, las pase por detrás de su cabeza, me alce de puntas y me pegue a su boca.
Dios… hacía tanto que no recordaba siquiera si un día me había besado. Sabía a hombre, a sexo, a ganas. El sorprendido, solo atino a responder a mi tímido beso con ansia, comiéndome la boca mojándome los labios y chupando mi lengua dentro de su boca. Sus manos me alzaban una pierna que me apresure a rodear en su cadera, y su mano dentro de mi cuerpo, se movía con delirio.
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En el living, unos ojos ardiendo de calentura observaban todo en la TV. En silencio, sin hacer ruido, manipulaba su verga endurecida, viendo las reacciones de su mujer, siendo manoseada por otro hombre, el hombre que él había elegido. Cuando la vio alzarse para alcanzar su boca, respingo de sorpresa, y puso mayor atención.
Su mano subía y bajaba sobre su verga, enviciado con su mayor fantasía. Entregar a su casta y pura mujer a la verga de otro hombre. Ver como se desarrollaba el acto, sabiendo que estaba luchando dentro suyo su ser hembra con su ser tímida y controlada con otros.
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Carlos soltó mi boca y bajando mi pierna y sacando sus dedos de mi cuerpo, se arrodillo y se metió un pezón en la boca, y mamando con un bebé, cerraba los ojos de placer, Yo gemía, ya sin freno, completamente caliente, deseosa, pérdida de placer carnal. El se agarraba a mis nalgas, y bajando más aún, buscaba la entrada a mis piernas, donde yo no podía fingir que nada sentía.
Al primer lenguetazo grite sin poderlo evitar. Estaba tan caliente que habría bramado de poderlo hacer. El se comía mi coño con deleite, con ansia, y yo estaba a punto de correrme en su boca. Dios…. pero lo necesitaba dentro, el Amo tenía 5 meses sin tocarme, castigándome cruelmente, no podía mas con la abstinencia, necesitaba coger ya.
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Que delicia, que delicia era comerle el coño, saborear su carne, su calor su humedad, hacer que se corriera en su boca, y después ensartarle el culo hasta la raíz.
Moví mi lengua con rapidez por la punta de su clítoris y ella gritaba quedito, acostumbrada a controlar sus ruidos, pero tan caliente como la mas puta de las sumisas.
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Dios… me iba a correr, me iba a correr si no paraba, Yo alce mi pierna derecha por puro instinto, y la pase sobre su hombro, dejando al alcance mi entrepierna, y el no perdió el tiempo. Metió dentro de mi su lengua, y la movió como si fuera su pene. Yo gemía y gemía al sentir ese trozo de músculo dentro de mi cuerpo, mis fluidos se confundían con su saliva y mis gemidos hacían eco en la recamara cerrada. Me aferraba a su cabeza intentando mantener el equilibrio y disfrutar a la vez su invasión. Intentaba no correrme, sintiendo la picazón de su barba entre mis muslos, aferrada a su pelo blanco.
-”Por favor, Carlos por favor”
-”Pídemelo, pídemelo maleni, ruégame como te rogué, pídeme como te pedí, que quieres?”
-”Quiero tu verga, quiero tu verga dentro. Quiero, necesito que me cojas, necesito que te corras dentro de mi, donde solo Alejandro se ha corrido. Te necesito dentro de mi”
-”Y si me niego?, y si te dejo así, emputecida y ardiendo?, y si te niego mi verga?”
-”Por favor, por favor Carlos, por favor no puedo soportarlo, necesito tu pene ensartandome el culo, lo necesito de verdad”
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Escucharla rogando, pidiendo verga, una verga que no era la de su Dueño, me enloquecía. Esta vez no fingía, esta vez no se reprimía, esta vez estaba sintiendo sus fluidos en mi boca y sus manos crispadas en mi pelo mientras vasculaba su cadera hacia mi lengua.
Me levanté del piso, me quite la ropa y los zapatos, y arrastrandola hacia la cama, la eché hacia la cabecera, me subí sobre su cuerpo, rodeando su cabeza con mis piernas y acerqué mi palo lleno. Ella me miraba y automáticamente, como sumisa obediente, abrió la boca y le ensarte mi verga hasta el fondo.
Tomándome de la cabecera, le di y le di y le di, cogiendo su boca con ansia, sintiendo como su boca húmeda y su lengua me rodeaban y me chupaban,. Un territorio semi virgen donde solo él había entrado. Una boca que me prometí un día vencer.
Sentía como su lengua me lamia, me succionaban sus mejillas y la saliva escurría de su boca llena de carne. Por momentos se ahogaba con mis embistes, pero no me detuve. Sabía que le gustaba tenerme dentro, que le deliraba tener la verga de su amo en la boca, como la vi cuando llegué a la casa.
Intentaba aguantar, no quería correrme en su boca, quería hacerlo entre sus nalgas, en ese orificio por donde se somete a una sumisa.
Nada me dentendria ahora.
Saliendo de su boca, me levanté de la cama, la tome por las piernas y la arrastre hacia la orilla.Ella me miraba atenta, enfebrecida de deseo.
-”Ahora te voy a dejar así, para que sepas lo que se siente. Te vas a quedar con las ganas de tenerme dentro, y vas a tener que correrte en tus dedos porque yo no te voy a coger”
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Sentí que se me hundía el piso, no podía hacerme eso, no podía¡¡
Actuando automáticamente, me levanté de la cama y lo seguía de rodillas por el piso, el me miraba atentamente, pero sin dejarme acercarme demasiado.
-”Por favor, por favor, no me dejes así. Cógeme, cógeme como aquella vez en Kingdom, al pie de esa cama, cójeme hasta que no puedas más. No se lo digas al Amo pero, aquella vez, en ese sitio, me corrí como loca,delirante por completo.
El me miraba gatear siguiéndolo, haciendo lo que fuera por que calmara su ardor. Estaba tan erecto que me relamía los labios de ansia.
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Yo me detuve, y levantándola del piso, la voltee boca abajo en la orilla de la cama, le alce el culo con una almohada y me prepare para metersela. Dios, su misma lubricacion me sirvió para no ser tan duro con su cuerpo. Sin dilatarla , ella palpitaba por ese orificio, por los dos y yo sentía que me perdía de verlo.
Con mi verga mojada, enfile entre sus nalgas y empecé a entrar.
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Yo sentí su verga entre mis nalgas y el dolor que sentía me hacía perder la visión. Dios, que dolor mas único, que ganas de ensartarme de un golpe su palo lleno de semen,. Pero no, quería que me cabalgara, que me cogiera como solo el Amo lo hacía.
Una eternidad se me hizo, el tiempo que tardó en entrar en mi cuerpo, y su ir metiéndose fue haciendo que yo fuera gimiendo en voz alta, a veces con queja a veces no. Me senti llena, sentí deseos de pujar, pero por instinto, me vasculé suavecito hacia su cuerpo.
_” quiero tu semen dentro, quiero que brames tus ganas. sientes como mojo tu verga? Como resbalas dentro de tan caliente que estoy? sientes como te envuelvo con todo el vicio del puto mundo?”
_”ffffffffff” -gimió el enloquecido-
-”Me voy a correr en tu ano, el que poseía en kingdom, y luego me negaste. Me lo negaste y acá estas, bien puta, arrepentida, y empinandolo, para que te lo coja. Tanto prurito, que mierdas. Mojigata.
-”Dios si, siiii, Te lo ofrecí, ahora te lo ofrecí. Mira como te lo paro, como te lo ofrezco, Me venciste. “
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Yo la veía enloquecida, bramando su deseo, basculando el culo sobre mi verga completamente dura. Yo entraba y salía sin poderme contener, cogiendomela como siempre quise, disfrutando mi triunfo que llegó después de años de espera. Al fin era mía. Mi verga horadaba entre sus nalgas, sentía como su culo apretado me aprisionaba dentro, y gemía con mis embistes en su cuerpo caliente.
Tomada de ese largo y negro pelo, le echaba la cabeza hacia atrás y la ensartaba más hondo, lo más posible. Ella se dejaba hacer, con los ojos entrecerrados, enloquecida de deseo, totalmente metida en la escena que se desarrollaba en esa casta cama.Gemía con cada entrada y salida, gemía con todas sus ansias, sin recatos de silencio, sin lágrimas de arrepentimiento, sin pena por su Dueño.
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Sentado en el sillón, yo miraba atento la tv, escuchando como mi mujer se le ofrecía a Carlos, como le ofrecía el culo, y gemía como animal en celo ante sus embistes. Satisfecho de mi orgasmo, me dedicaba a mirar atento la derrota de Elena, ante Carlos y ante mi.
Pero, realmente acabó siendo un castigo?
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No soportaba más, me iba a correr dentro suyo, rodeado por las paredes de su ano, sentía que me exprimían sus ganas y que no iba a soportar más.
Aceleré mis embistes, la cabalgue con más ganas, Nuestros gemidos se confundían, la cama crujía con cada empujón dentro de su culo. Yo incline su torso sobre la cama, con la cabeza ladeada pegada al colchón, y me eche sobre ella sin miedo. Mi cuerpo podía cubrirla sin problema y su complexión me evitaba temor de lastimarla. Apoyando una mano cerca de su cabeza, acerque mi boca a su oreja, susurrandole palabras fuertes en el oído.
-”La sientes maleni? Sientes mi verga sometiéndote? entrando donde me negaste tantas veces? sientes cómo tu cuerpo me recibe goloso? sientes como he entrado por fin en tu sacrosanto culo?”
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Yo sentía enloquecer por la postura, por su aliento en mi cuello, por sus labios pegados a mi oído, por su verga partiéndome el culo. Gritaba sin vergüenza, sin pudor y sin miedo. La cama soportaba la cogida con singular aguante y yo estaba a punto de correrme de placer. Me deliraban las palabras fuertes, que solo mi Amo solía decirme, y de vez en cuando. Enloquecía con la violencia sexual, enloquecía con el sometimiento físico, pero sobre todo, enloquecía porque el me había torcido la voluntad férrea que siempre tuve.
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En el living, Alejandro disfrutaba el espectáculo, viéndola gritar como animal en celo, enloquecida por una verga que no era la suya, si no la de otro. Viciosa de la forma de coger de Carlos, tan caliente por la abstinencia que se entregó sin reservas una vez superado su miedo por la calentura que él despertó en ella.
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Yo sentía que la verga palpitaba dentro mio, que se iba a vaciar ya y le dije entre gemidos:
-”Por favor, por favor Carlos, necesito correrme ya, necesito que te corras dentro mio, no puedo aguantar más”
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Carlos y ella sudaban por todos lados, gemían al alto audio, se apareaban como animales en celo, sin reservas sin penas que valieran.
-”Eso, eso es hermosa, déjate llevar, bañame la verga de tus ganas, córrete en mi, como tanto soñé harías de nuevo”
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Ella sintió que él se enterraba lo más posible, y se dejó llevar, tuvo un orgasmo tan brutal que no acababa, gritaba en voz alta y se contraía con violencia alrededor del pene de Carlos que empezó a vaciarse a borbotones dentro de su cuerpo.
Era tan brutal el orgasmo pero a la vez tan incapaz de vaciarle tanta energía, que ella empezó a llorar en cuanto sintió los últimos coletazos de placer. Lloraba con todas las ganas que no podía sacar de otro modo de su cuerpo.
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Carlos se vació por completo dentro del cuerpo de esa pequeña mujer que le había hecho enfurecer tantas y tantas veces. Absolutamente exprimido, la escuchó llorar y solo atinó a salirse de su cuerpo y rodearla con sus brazos para que llorara sobre el. Se sentía el macho más poderoso del mundo, con esa pequeña mujer -que no era la suya- acurrucada en su hombro llorando como una niña después de un bestial orgasmo.
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En el living, el primer impulso de Alejandro fue ir a la habitación y levantarla de la cama para consolar sus lágrimas. Se enderezó pero en eso vio que Carlos lo hacía por él y se quedó a medio movimiento, y volvió a sentarse. Se acordó fugazmente de O, cedida a Sir Stephen, con quien acabó quedándose definitivamente. Sintió desazón, pero no se movió de su lugar.
El era Alejandro, y jamás daba paso atrás.
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Sin fuerzas, así me sentía después de recordar esta historia, abstraída de la charla que había estado teniendo. Solo el ruido de un mensaje me volvió al presente y lo que leí en la ventana me dejó perpleja:
-“Entonces maleni, tienes 47 años, eres soltera, no tienes pareja ni te has casado. Dime, eres virgen?”
Me quedé perpleja por la pregunta y no supe qué contestar: Antes habría dicho que mi Amo no permitía esas preguntas. Hoy no sabia que decir. Lo era??.
AUTORIA: maleni Elan
☙ Es el calor que produce las cadenas en mi piel , haciendo arder hasta el último rincón de mi ser ... Noto el frío metal calentarse contra mi carne , sintiendo arder las profundidades de toda mi alma haciendo caer a mi Esencia en esa piscina de lava que conforma el más dulce infierno que puedo palpar con todos mis sentidos , dejándome llevar me voy cayendo hacia algún lugar donde el infinito llega a convertirse en lo Eterno , donde lo Eterno se convierte en ese estado del cuál deseo no regresar ...
Escapo de la realidad de mi serenidad y busco perderme en la profunda locura que mi cordura destapa al sentir el Infierno más allá del cielo , al sentir como acuno cada sentimiento producido , volcado sobre mi mente como la erupción de un volcán encima de mi cerebro ...
Intento alcanzar la lucidez en ese estado permanente de locura , perdición y vesania , los ingrendientes necesarios para hacerme entender que me voy convirtiendo en pecado generado por mis propios deseos ... esos que arremeten contra el suelo y hacen doblegarse a mis rodillas hasta caer de bruces contra el frío suelo ... dejando caer hasta la última gota de sudor que mi cuerpo genera , sintiendo el recorrido de ellas sobre mi piel , sintiendo el final de su camino hasta llegar a perderse entre la lluvia que emana de las raíces de mi alma ... del fondo de todo aquello que entrego sin reservas ... porque ese es mi estado , el de la auténtica complacencia hacia esa Esencia de Supremacía que me hace llegar al siguiente nivel donde carezco automáticamente de control sobre mi mente , sobre mi alma , sobre mi cuerpo , sobre mi Esencia ...
Llego
a ese recorrido donde cerrar los ojos y dejarme llevar por una estela
de estrellas fugaces me hacen sentir desplegar mis alas y alzar el vuelo
hacia donde la lucha no tiene cabida , porque no hay lucha en la
esclavitud , no hay guerra en la servidumbre , sólo plena entrega y
servidumbre hacia aquello que más anhelas ... ❧
slave _essence©
Madre mía lo que he dicho... (y eso que aún no he empezado a teclear
demasiado)
- Pero queka qué dices?!!!... ¿cómo que el BDSM te destruirá? estás
chalada... ¿cuándo? ¿por qué? (esto será el pensamiento de muchos en este
punto)
No es la primera vez que leo o escucho que en el BDSM puede entrar
cualquiera... siempre que quiera... pero... ¿esto es realmente cierto? Vamos a
analizarlo en detalle...
Para poder entender esto como se debe, debemos cambiar un momentito el
chip, e irnos a las relaciones vainilla, a las amistades, al día a día de una
persona, a su trabajo... y en definitiva, a todas las cosas que rodean a esa
persona.
Por lo general, las personas, independientemente de nuestros problemas
personales por las deudas que tengamos, o con el compañero de trabajo que nos
toca las narices, o las responsabilidades familiares y demás... tenemos una
vida más o menos tranquila. Algo que no suele desequilibrarnos hasta el punto
de acabar con algún tipo de desorden mental. Y este es justamente el tema que
quiero tratar. El desorden mental. Que en palabras muy muy resumidas... no es
más, que algo que altera nuestra percepción de la realidad o nos limita, afecta
de algún modo a nuestro día a día y suele alterar nuestro estado del ánimo.
Dicho esto... desórdenes mentales hay muchos, que pasan desde una
simple depresión hasta una psicopatía, bipolaridad, anorexia, obsesión... y
todo aquello que como digo, afecte a nuestro día a día, nuestra percepción de
la realidad y haga de nuestro estado del ánimo algo exagerado.
Por otra parte, voy a explicar el BDSM desde un punto de vista diferente,
sin entrar tanto en entender los sentimientos y todo eso: el BDSM es agresivo -
¿agresivo??? pero quekaaaaa - sí sí, es agresivo. Golpeas a la otra persona
(aquí lo llamamos spank), humillas a la otra persona, insultas a la otra
persona, eres posesivo con la otra persona (aquí lo llamamos control)... y
varias cositas más que van por el mismo camino.
¿Es realmente bueno que una persona con un desorden mental participe
del BDSM?
Pongamos de ejemplo, algo sencillito que todo el mundo conoce. La
anorexia. La anorexia no permite ser objetivos con nosotros mismos, y por
extensión con los demás respecto al aspecto físico. En principio esto no
debería influir en una relación... pero sin embargo lo hace. La persona está
deprimida mostrando una falsa sensación de bienestar, que acaba cuando se
vuelve a mirar en el espejo y se sigue viendo mal porque no consigue alcanzar
su objetivo. Esto, afecta a su día a día... no rinde igual en el trabajo, se aísla,
miente, su humor se altera con facilidad... y además necesita de un
internamiento en muchos casos para poder sacar a esta persona de esa
enfermedad. ¿De verdad nosotros... practicantes del BDSM... estaríamos haciendo
algún bien a esta persona con nuestras prácticas cuando el día a día normal, ya
la ha supuesto un problema? ¿De verdad pensáis que no va a ver el BDSM como
agresivo? ¿Tanta fe tenéis... en que vaya a entender el sentimiento BDSM que
hace que no se vea como tal?
Vamos con los bipolares: es un trastorno del estado del ánimo. O lo
que es lo mismo... que sin medicación, esta persona lo mismo te está abrazando,
como que se pone a llorar porque sí y se quiere morir, como que te quiere
denunciar porque igual que la apetecía el spank, ahora ya no la apetece y tú,
insensato, tenías que haberte dado cuenta.
La depresión: la depresión es eso que a todos en mayor o menor medida,
nos ha ocurrido en algún momento. Realmente no es malo sentirse mal... pero sí
es malo, no ser objetivos con la realidad, y que nuestro malestar pueda más que
nosotros mismos. Existen personas, que aún depresivas, quieren iniciar una
relación BDSM sin sentirse bien... y como se sienten mal, quieren que las
llames puta, y como se sienten mal, quieren que las golpees, y como se sienten
mal, quieren otra serie de cosas. Cosas que desean no para sentirse mejor, no
porque las guste, no porque las apetezca, no porque lo sientan... sino para
seguir sintiendo ese sentimiento de malestar, con un malestar peor, que alivie
esa pena que sienten.
El BDSM destruye.
Destruye cuando no se emplea bien, destruye cuando no se entiende,
destruye cuando no es el momento, destruye cuando la persona no está ni al 70%...
y destruye. Destruye cuando se emplea mal, incluso a persona que estaban
bien... ¿cómo no va a destruir si ya de por sí no te encuentras bien o los
sentimientos negativos te controlan a ti mismo?
También he escuchado por ahí que las personas con Síndrome de Down y
demás, pueden entrar en el BDSM...
Vamos a ver... si es que acaso nos estamos volviendo todos locos... o
es que ese buenismo se nos está yendo de las manos en alto grado. ¿Cómo una
persona con una con este problema va a entrar en el BDSM? Recordemos... el BDSM
es agresivo cuando no se entiende. BDSM es agresivo cuando no se siente. BDSM
destruye cuando no se está en plena facultades. ¿Queremos destruirlos? porque
desde luego, es lo único que vamos a conseguir con ello a mucho que digan que
lo quieren.
Por otro lado, hay problemas menos serios, pero que tampoco debemos
olvidar. Personas que no están preparadas para iniciar una relación, personas
con complejos, personas incapaces de ver lo que esto es, personas con una baja personalidad,
personas que no son autosuficientes en su día a día.
El BDSM os va a destruir. Pero os va a destruir porque no estáis
preparados. Os va a destruir porque vais a aceptar o hacer cosas en base a
vuestras carencias, a cómo os sentir, a lo que NECESITAIS y no a lo que
DESEAIS. Y eso va a ser culpa vuestra. No del que se aprovecha porque se da
cuenta, que también. Pero va a ser vuestra porque esto es VOLUNTARIO. Porque no
nos cansamos de repetir que hay que estar en plenas facultades para que esto no
nos dañe y en caso de hacerlo, sepamos retirarnos a tiempo.
Así que sí, me molesta sobremanera que se defienda algo que no tiene
ni pies ni cabeza. Me molesta ese buenismo en el que hay que incluir a todo el
mundo en todas partes, porque es que si no, somos malos malísimos.
Pues yo lo siento, pero me atrevo a decir abiertamente e importándome
bien poco ese buenismo, que nunca veré bien que a determinado tipo de personas,
o a personas con unas características temporales o permanentes concretas, se
las incluya dentro del BDSM. Para mí, mal que le pese a muchos, hay personas
que NO PUEDEN ser practicantes de BDSM no siendo que su situación cambie a
mejor ANTES de llamarse practicante, Dominante, sumiso...
Y antes de finalizar esta queja, quería comentar una conversación que
tuve en mis inicios con alguien, sobre algo como esto.
Andaba en irc, allá por 2013, y un Dominante/pseudo/aprovechado me
abrió un privado (por aquel entonces, hasta aguantaba este tipo de
conversaciones preguntando y no dando mi opinión al respecto, así que fijaos si
ha pasado tiempo). Bueno, me abre esta persona un privado, empezamos a
charlar... y se le da por comentarme que tuvo una perra. Su bien más preciado
decía... Le pregunté que como era eso... y tuvo a bien explicarme, que su
perra, hacía sus necesidades fuera de casa como buena perra que era, que en
compañía de amigos (vainillas o no), estaba desnuda y comportándose como una
perra, a su lado, a cuatro patas, sentada en el suelo... y temas varios propios
de una perra como comer y beber de un bol, pasear con correa, y ese tipo de
cosas. Hasta aquí... psss se puede llegar a entender hasta cierto punto, porque
yo sigo sin compartir determinadas cosas, pero bueno, vamos a darlo por válido
porque hay quien lo vive 24/7. Por otro lado, y esto fue lo que encendió mi
señal de alarma y por poco me hace irme del BDSM sin haber empezado... me
cuenta... que ella tenía una hermana pequeña menor de edad a la que cuidaba en
su propia casa, porque su padre creo recordar que era un borracho, y su madre
una drogadicta. Que además de esto, madre e hijas sufrían maltratos por parte
del padre... y que claro, él, cual salvador, sacó a su perra de esa situación,
y la dio la vida que quería vivir... su vida de perra. Y yo me pregunto...
¿¿estamos locos o qué nos pasa?? Nadie ve, de verdad... que esa chica
necesitaba un psicólogo y no una vida de perra en caso de quererla? Nadie ve,
que lo primero es que la miren a ver cómo se encuentra mentalmente y luego,
quizás, si sigue deseando eso... cuando la den el alta... podrá tenerlo? Nadie
ve que eso es una necesidad por cómo se siente, y no el deseo de vivir así una
relación? Nadie se da cuenta de que el BDSM no hace ningún bien en ese caso y
que solo destruye? Que mantiene esa sensación de malestar o lo cambia por un
malestar distinto?
Puedo entender que en ese caso, por la falta de información que casi
al 100% tendría esa muchacha, sea totalmente culpa de esa otra persona que la
dio una vida de perra. Pero, y esto es para que quede bien claro... si alguien
ha leído este texto, a alguien se le ha informado, a alguien se le ha avisado,
y ese alguien (aunque no quiera asumir sus propias limitaciones o problemas),
conoce la información referente a que algo NO debe hacerlo en ese momento, a
que para algo NO está preparado, o que NO debería estar aquí... y decide
continuar... TODO aquello que le pase, por creerse capacitado, TODO aquello que
le haga sentirse mal porque hace VOLUNTARIAMENTE, NO PUEDE delegarlo en la
responsabilidad de la otra persona. Es su propia responsabilidad, es su propia
culpa, es su propia aceptación voluntaria de aquello que haga y permita hacer.
Cansadita estoy, de leer a gente decir "es que estaba
manipulada... es que el Dominante se aprovechó... es que es un víctima... el
culpable es él, que tenía que haber mirado por ella". Si bien es cierto
que el otro es un aprovechado, también es cierto que ella no es ninguna víctima
de lo que quiere aceptar y hacer por encima de cualquier otra cosa. Que te
puedan mandar a la mierda por decir NO, no justifica que digas SI. Si dices sí,
por miedo a que te dejen... es tu propia responsabilidad. Si haces algo por
impresionar, es tu propia responsabilidad. Si haces algo porque crees estar
capacitado, es tu propia responsabilidad. Si tienes la información en tu mano,
es tu propia responsabilidad. Si el mayor temor que sientes, es que la otra
persona te deje, es tu propia responsabilidad. Ahora bien... si temes por tu
vida, pues no... pero no suele ser la razón que lleva a que aquí se hagan
muchas cosas, la razón suele ser no querer decir NO por si la otra persona nos
deja.
Así que esos son los motivos por los que sin ser culpa del otro y
sabiendo esto...
El BDSM te destruye cuando no estás capacitado y aun así, decides
probarlo.
El BDSM te destruye cuando no tienes la información suficiente sobre
este mundillo, o no la entiendes.
El BDSM te destruye cuando no eres lo suficientemente fuerte para
decir NO.
El BDSM te destruye cuando lo que haces, no te hace sentir mejor.
El BDSM te destruye cuando es por necesidad y no por deseo.
El BDSM te destruye cuando no estás preparado.
El BDSM te destruye cuando intentas aprovecharte de una situación.
El BDSM te destruye cuando te mientes a ti mismo o a quien tienes
delante.
El BDSM te destruye cuando te sientes superior o inferior que la
persona con otro rol.
¡Feliz cumpleaños, mi Amo!
Un año más tengo la suerte de celebrar junto a Usted Su cumpleaños, la celebración de un año más de vida, de experiencia. La oportunidad de un año entero por delante para vivir, soñar, crecer, aprender, descubrir y ser feliz. Para que yo pueda seguir aprendiendo de Usted, para que pueda seguir admirando Su actitud, Sus ganas, Su fuerza.
Es para mí un placer estar a Su lado en un día tan especial, poder servirle como se merece, alegrar Su día y que lo recuerde por todo el amor que tengo para darle, por el regalo que tanto le gusta, mi entrega.
Es un honor postrarme a Sus pies, Su felicidad es la mía y verle sonreír no tiene precio. Ver Sus ojos llenos de adoración, aceptación y amor cuando le entrego mi sorpresa, me hace sentir la mujer más dichosa del mundo.
Deseo poder vivir a Su lado, toda la vida, cada día de Su cumpleaños, cada día en general. Gracias por compartir conmigo un año más, mi Amo.
Su sumisa que le adora y ama.
roxanne.
Cinco años son los que llevo al lado de tan gran mujer, cuidándola y amándola, compartiendo momentos maravillosos. Ella.se encarga de dármelos cada día, de hacer que cada segundo sea especial. Ella, primero como mujer, después como sumisa, es la que me llena el alma cada día. Basta una mirada de sus ojos oscuros para saber que siente, jamás hubiera creido tener una conexión tan profunda, pero así es, es real. Es mujer, es amiga, hija, hermana, una tía maravillosa y, por supuesto, es mía. Mía para contemplar cada faceta, para cuidarla, guiarla, sostenerla, amarla, aprender con ella y de ella, porque sí, en este tiempo he aprendido a leerla tanto como ella ha aprendido a leerme a mí, aunque en eso me saca ventaja,lo hacía ya desde el primer día.
Deseo vivir todos los días de mi vida a su lado, crecer juntos, seguir aprendiendo y seguir mostrando lo orgulloso que me siento de la dama y la perra, de mi mujer, tan dulce y a la vez tan pasional, tan reivindicativa y a la vez tan sumisa, es así única. Deseo que tras la correa que lleve mi mano, al otro lado, siempre esté ella, la mujer de mi vida. Gracias por entregarte, mi pequeña sumisa.
Si, cinco años han pasado muy rápido, es el principio de una eternidad, porque es lo que deseo, que sea eterno. Junto a Él he podido expresar mi sentir, sentirme muy orgullosa de postrarme a Sus pies y de llevar Su marca en mi cuello. Hemos crecido y aprendido juntos, seguimos haciéndolo, respetándonos y admirándonos mutuamente.
Él es EL HOMBRE, no un hombre, porque es el que complementa cada parte de mi, el que me comprende, me cuida, me ama, como al mayor de los tesoros. Así me siento a Su lado, una joya.
Siempre ha estado a mi lado, me ha apoyado y comprendido, me ha abrazado y ha hecho de Sus brazos mi hogar, ha secado mis lágrimas y se ha preocupado.
Deseo que cada día Él esté en mi vida para poder seguir entregándome por entero seguir satisfaciendo Sus deseos y hacer que se sienta orgulloso de mí.
Gracias por estos años y que se conviertan en toda una vida, mi Amo.
Ades y roxanne.
Llevo una mano a mi cuello y me toco el collar, cierro los ojos para intentar controlar las lágrimas que pugnan por salir, pero enseguida siento la humedad recorriendo mis mejillas. Sé que Él a veces no lo comprende, pero ¿cómo explicar que se puede llorar de felicidad, de dolor, de rabia o de impotencia, y no solo de pena? Aunque ahora es de pena, ahora mismo parece que el collar me queme en el cuello y vaya a dejar su marca a fuego sobre mi piel. No me gusta discutir con Él, creo que hay algo de lo que no nos estamos dando cuenta, algo importante. No puedo insistir, sé que está enfadado. Somos diferentes pero compatibles, yo nerviosa e inquieta, el tranquilo y pausado, yo soñadora, él con los pies en la tierra, yo sensible, él impasible…Donde otros ven diferencias irreconciliables yo veo mi mitad, tal vez porque soy una auténtica romántica o simplemente tal vez porque es cierto y así lo siento, pero me completa, si necesito calma, Él me la aporta, si Él necesita inquietud se nutre de la mía. Puede parecer imposible, lo sé, sin embargo, no hay nada más auténtico que lo que siento, y lo que siento es que lo quiero, tanto que hasta me duele. Está dentro de mí de un modo sobrehumano, Mi Dueño y Señor, Él, se ha metido en mi ser, se ha hecho Amo de todo, de mi dolor, de mi placer, de mi calma, de mi tempestad, de mi vida, de mi cuerpo , y lo más importante, de mi alma.
Abro los ojos de nuevo, y esta vez dejo fluir libremente las lágrimas como ríos salados que nacen de ellos. Me abrazo a mí misma, es lo que necesito, pero no estoy preparada para pedírselo. La discusión ha sido bastante intensa e inmediatamente me he venido al balcón, para mirar a lo lejos y perderme en el horizonte, además de ver esa forma mágica en que el cielo se cubre de colores anaranjados y rosas en la puesta de sol. Coloco detrás de la oreja unos cuantos mechones rebeldes que ondean libres mientras divago mirando el cielo.
Él es serio y le cuesta mostrar lo que siente, también sé que detrás de esa expresión férrea se esconde esa parte sensible y frágil, esa parte que tan pocas veces me deja ver. Es mi hombre de acero y cristal.
El hilo de mis pensamientos se rompe cuando una mano firme se posa en mi hombro con dulzura, sé que es Él, no me hace falta darme la vuelta, no es solo porque estemos solos, sino porque aunque hubiera mil personas ahora mismo sabría quien es por el modo en que su presencia me atrae. Es como un imán, como una luz para una polilla, salvo por una diferencia, la polilla sabe que si se acerca a la luz morirá, sin embargo, si yo me acerco a su luz, renaceré. Me vuelto lentamente sin ocultar que he estado llorando, de nada serviría, tiene el don de ver mi alma a través de mis ojos, y no me equivoco, sus dos esferas azules me analizan y se cuelan en los recovecos más ocultos. No dice nada, no es necesario, simplemente me atrae hacia sí y me abraza de esa forma que me derrite. Acaricia mi pelo largo con calma y me besa la frente como si besara a un niño pequeño, es su forma de pedir perdón. Mis brazos cobran vida propia y le rodean la cintura con fuerza, para apretarme más contra la firmeza de sus músculos, como si pretendiera fundirnos en uno solo, al menos en cuerpo, porque en alma ya lo estamos.
- No me gusta verte triste.
Su voz llega a mis oídos como un susurro cariñoso y tranquilizador. Pero yo no digo nada, sigo abrazada como si fuese mi tabla de salvación en un naufragio, en verdad, así es. Poco a poco me separa de su cuerpo y vuelve a fijar sus preciosos ojos azules en los míos.
- A mí no me gusta discutir con Usted. – Es lo único que sale de mi labios. Entre otras cosas, porque es verdad.
- Lo sé, ven.
Nos coloca a ambos sentados en una de las tumbonas blancas que hay en el balcón, se sienta detrás de mí ,de tal forma que quedo sentada entre sus rodillas y me custodia entre sus brazos mientras miramos la puesta de sol.
- ¿Ves eso? - Dice señalando el cielo – Precioso, ¿no?
Asiento deleitándome en la sensación que me produce el calor de su pecho contra mi espalda cubierta tan solo por la fina tela de seda.
- Nada, escúchame bien, nada, me fascina tanto como tú. ¿Comprendes? Eres mi musa, mi joya más preciada, lo mejor que tengo. Me has hecho el mejor regalo que me hayan hecho jamás. – Acaricia el collar con los dedos, indicándome silenciosamente a que se refiere.
No puedo evitarlo, esta vez las lágrimas fluyen pero de alegría, por ser suya, por ser para Él todo lo que me describe, porque me ame de ese modo. Estrecha su abrazo en torno a mi cuerpo y me besa el cuello. Tras unos segundos de estar así se levanta con cuidado poniéndose delante de mí, tendiéndome una mano para que me levante de la tumbona. La acepto, sin previo aviso me hace chocar contra su pecho y funde sus labios con los míos de forma exigente pero dulce a la vez, hambrienta y seductora pero cariñosa. Cuando separa nuestras bocas nos vuelve a ambos hacia las preciosas vistas sin soltarme del todo, con un brazo rodeando mi cintura. Apoyo la cabeza en su hombro procurando calmar mi errática respiración.
- Gracias. – Es todo lo que me dice cuando logra hacer que su respiración vuelva a la normalidad.
- ¿Por qué?
- Por ser mía.
roxanne.
Ahí va otro regalito para disfrutar, pensar y, sobre todo, sentir. Se trata de un fragmento del libro de Antonio Gala "Carta a los herederos" "Hoy quiero hablar contigo a solas. Lo que tengo que decir debe ser dicho de uno en uno y en voz bastante baja. He de repetirte lo que a mí me advirtieron; lo que me advirtió un escritor en el que confiaba. Y quiero que me atiendas lo mejor posible. Aunque sólo sea porque este momento de esta hora precisa en que me lees, ni tú ni yo lo volveremos a vivir jamás; como yo no volveré a escribir para tí lo que ahora escribo, en este minuto de una primavera casi agotada, en medio de una luz que se deja caer… Carpe Diem, ordenaba el delicado Horacio. Aprovecha el día. Disfruta de la hora. Luego, más pronto siempre de lo deseable, anochecerá. El aire mueve -lo veo a través de unos cristales- el dardo de un ciprés. Es como quien niega algo: la perduración de cualquier cosa, de cualquier ser, de cualquier sentimiento. La tarde va vencida hacia su derrota habitual. Carpe Diem… Puede que el tiempo no exista de veras, y sea una especie de red, por nosotros inventada, en la que nos dejamos atrapar y nos morimos. Sea como sea, nos desangra y sorbe el corazón a la toronja que nos dan al nacer. "Aprovechar el tiempo", para los mayores tiene sentido de urgencia y amenaza: hay que estar siempre haciendo algo productivo. No es eso de lo que hablo. Yo te hablo de lo que se va y no vuelve; de los pecados de omisión, que son sin duda los peores, porque ni siquiera les dimos existencia. Aquello que no hicimos será lo que más nos atormente; aquello que no vivimos, nuestro mayor reproche. Tú eres todavía joven; unos años más lo continuarás siendo. El ser humano posee su juventud -o viceversa- durante un plazo que, ido, fue demasiado corto. El resto de su vida le quedará para añorarlo… Pero la juventud -oyéme bien- no depende de la edad, sino de la disposición: de la intrepidez, de la fruición, del gusto por el riesgo, de encarar con majeza el permanente reto de la vida… Por eso yo te digo: no esperes, toma. Por esperar el momento oportuno y dejar escaparse vacíos tantos otros, se pierde la frescura del primer impulso. No te detengas: bebe en los arroyos; come frutas sin aguardar que te las sirvan. Alza la mano al árbol y tómalas; ninguna sabe mejor que la devorada por una boca ansiosa: el hambre le da el gusto a la comida. Y comparte con quienes te acompañen. Antes de comer tú, comparte: ver saciar al otro su apetito es la mejor sazón de un alimento… Pero levántate nada más terminar. No te refugies donde te invadan la inacción o el desánimo. La serenidad vendrá a su hora. No te sientes; sentado, no pretendas ni conocerte a tí mismo. No pierdas tiempo en buscarte; ya te reconocerás en la acción y en la batalla. Y cuando te encuentres, sé lo que eres. Ten el valor de serlo. Sal voluntariamente al encuentro de tu destino; abrázalo y fúndete con él. De momento -Carpe Diem- lo tuyo es la tensión. Agarra cada instante y elige cuanto te ofrezca, porque después te arrepentirás de lo que dejes, y has de sentir como si hubieses rechazado lo que ahora no elijas. Vive el presente con la mayor intensidad de la que seas capaz. El pasado es un camino, no siempre recto, para alcanzar el hoy; el mañana, si es que te llega, será una consecuencia que ha de traer entre las manos su propio afán. El presente es tembloroso y casi nada: este instante en que me estás leyendo. (Léeme con pasión.) Se prolonga y estira hora tras hora, y todas hieren, menos la última , que mata. Resárcete de esa dura ley. No sientas remordimientos del pasado. No sientas temor por el futuro. Siente no más el gozo del presente -carnal y lúcido, inevitable e inmediato-, o el dolor del presente, enriquecedor y válido también… Y antes de cualquier otra norma, ten ésta en cuenta: no te separes de la vida. No dejes de abrazarte a ella con fuerza: ni por cobardía, ni por pereza, ni por sensatez. (Tienes derecho a ser insensato todavía.) Abandónate a la vida, sin que la manche ninguna pasajera tristeza, ningún pesimismo, ninguna sombra tuya. Y pregúntate de vez en cuando para qué estás aquí: quizás estés sólo para averiguarlo. Si puedes, cuando puedas sé feliz. Pero, aunque no lo seas, no lo olvides: el tesoro del niño está aún próximo a tí; lo tocarás si alargas bien la mano; no lo disminuyas a tu costa… Te lo repito: no te separes nunca de la vida; por nada de este mundo te separes. Cuando alguien te lo aconseje por prudencia, desóyelo y aléjate de él. La vehemencia es enemiga de la circunspección. Y recuérdalo a cada instante: la obligación más exigible de un ser vivo -la primera- es vivir: vivir por encima de todo lo demás."
Dominante, no hay camino, se hace camino al andar.Pero anda bien, por favor, que con la ingente cantidad de nuevas “sumisas” es posible que tropieces con algún decepcionante espejismo.
Así es, piensas bien al recordar que existió un época en que la dominación era cosa nuestra, un mundo sólo para aquellos que lo vivían o estaban dispuestos a ello. Pero las modas cambian y los mundos ocultos suelen salir a la luz masificándose.No se me malinterprete, pues no niego que el hecho de “popularizar” el BDSM pueda abrirnos un hueco entre aquellos que antes nos molerían a palos o encarcelarían por psicópatas y descarriados. Sin embargo, esto también implica la aparición de los llamados “probadores”.
Hoy día, se encuentran tomos entorno a la dominación en cualquier librería y comprarlos no supone una vergüenza, pues son “Best Sellers” en su mayoría. Nacen como consecuencia las falsas esperanzas de encontrar un millonetis sadomasoquista que haga sentir lo inimaginable a esa nueva lectora obsesionada con este mundo tan pasional e idílico. Esa nueva lectora que descubrió una vida literaria de morbo 24/7 al lado de un adinerado que trabaja menos de lo que juguetea con ella. ¿No será que le falta algo de atención? ¿Realmente quiere vivir en nuestro mundo?
Daño hacen las falsas ilusiones creadas en el boom de la dominación, pero no olvidemos que gracias a éste se disipan las dudas de muchos. Personas que sentían que les faltaba algo, un toque de sumisión o alguien a quien revelar sus verdaderos deseos pueden ahora buscar bajo los rayos del sol en vez de evitar incluso el reflejo sobre la luna. Aquellos que se ven en esa relación no importa qué, lujo o pobreza, luz o sombra, crítica o alabanza, si realmente lo entienden, si realmente los llama, esos serán los que perduren.
Caminante No Hay Camino
- Joan Manuel Serrat -
Todo pasa y todo queda
Pero lo nuestro es pasar
Pasar haciendo caminos
Caminos sobre la mar
Nunca perseguí la gloria
Ni dejar en la memoria
De los hombres mi canción
Yo amo los mundos sutiles
Ingrávidos y gentiles
Como pompas de jabón
Me gusta verlos pintarse de sol y grana
Volar bajo el cielo azul
Temblar súbitamente y quebrarse
Nunca perseguí la gloria
Caminante son tus huellas el camino y nada más
Caminante, no hay camino se hace camino al andar
Al andar se hace camino
Y al volver la vista atrás
Se ve la senda que nunca
Se ha de volver a pisar
Caminante no hay camino sino estelas en la mar
Hace algún tiempo en ese lugar
Donde hoy los bosques se visten de espinos
Se oyó la voz de un poeta gritar
Caminante no hay camino, se hace camino al andar
Golpe a golpe, verso a verso
Murió el poeta lejos del hogar
Le cubre el polvo de un país vecino
Al alejarse, le vieron llorar
"Caminante, no hay camino, se hace camino al andar"
Golpe a golpe, verso a verso
Cuando el jilguero no puede cantar
Cuando el poeta es un peregrino
Cuando de nada nos sirve rezar
Caminante no hay camino, se hace camino al andar
Golpe a golpe, verso a verso
¿Por qué negarte a ti mismo?
¿Por qué dejar de ser feliz?
Sabes que no te bastará, no te conformarás con lo que tenías antes. No puedes negar una parte tan poderosa de tu ser.
¿Por qué dejar de amar de esta manera?
¿Por qué dejarte llevar por algo que no es lo que realmente te llena el alma?
Necesitas dominar sus reacciones, necesitas que tus reacciones le pertenezcan. Si sabes que no hay nada que te proporcione más placer que sentir como tiembla su cuerpo bajo tus manos, como se le acelera el corazón con solo una de tus miradas...Si sabes que no hay nada que te proporcione más placer que sentir tu corazón latiendo desbocado cuando sus manos te recorren, cuando tu respiración se agita bajo la orden silenciosa de su mirada...¿Por qué intentas alejarlo de ti?
No lo dudes,este mundo es tu dulce veneno, se te ha metido en la sangre, formando parte de ti.
Abre los ojos. No lo dudes, este es tu dulce veneno y yo soy tu antídoto...tómame.
roxanne.