Él empezó a desnudarme, con mimo, besando cada milímetro de piel que descubría la ropa. Sus manos me acariciaron el cuello y la curva del hombro, haciéndome temblar de puro placer casi sin haberme tocado aun.
Se separó un poco y cogió algo que no pude distinguir, debido a la poca iluminación de la estancia, no lo supe hasta que deslizó el antifaz hasta mis ojos y quedé en la más absoluta oscuridad. Me levantó un brazo sujetándome la muñeca firmemente, sin emplear fuerza, Él sabía que no la movería. Sus labios procedieron a acariciar la delicada piel del interior del brazo, haciendo que lo sintiera como aleteos de mariposa, excitándome y preparándome para lo que fuese que tenía pensado y, que yo, desconocía.
Repitió la operación con el otro brazo. Mi respiración se aceleró y se volvió más superficial cuando Sus manos deslizaron con delicadeza las tirantas del sujetador y posteriormente las dirigió a mi espalda para desabrocharlo y al final, quitarlo. La calidez de Su boca sustituyó el roce del encaje, Su lengua excitó, Sus dientes torturaron deliciosamente y Su cálido aliento me impulsó para volar como una cometa, siempre sujeta a la mano de su Dueño.
Sus manos me desnudaron por completo, me adoraron, me veneraron, me azotaron y me acariciaron con una dulzura infinita, haciéndome sentir especial, la joya más preciada para Él. Éramos Amo y sumisa, hombre y mujer, pianista y piano. Sus dedos mágicos sabían a la perfección que tecla presionar para que emitiera la nota deseada. Él marcaba el compás perfecto, me afinó con mimo, para que al final los dos, músico e instrumento tocásemos una melodía sublime, una sinfonía tórrida.
Un concierto privado, en el que Él, mi Amo y Señor, acarició mi alma a través de mi cuerpo.
Gracias a mi Señor Ades por tan bella sesión.
roxanne.
Deseosa de poder darle tantos besos como años cumple y, seguramente, alguno que otro de regalo. ¿Otra vez aparece la palabra regalo? Sí, es justo eso lo que se merece, el mejor de ellos. Tengo que reconocer que me encanta cuando dice que ya lo tiene, yo. Pero tenga por seguro, que jamás dejaré de luchar por ser cada día mejor, para ser cada vez más merecedora de todo lo que me entrega, porque es Usted tan mío como yo soy Suya y por eso y por mil razones más le deseo feliz cumpleaños.
Un año más que celebra a mi lado, un año más que conozco de Usted y, que espero con toda mi alma, seguir conociéndolos, seguir este camino juntos y poder felicitarlo año tras año.
¡¡¡FELICIDADES MI SEÑOR!!!
Le ama con locura, su sierva.
roxanne.