Llegó a mi lado con una tira estrecha de seda negra entre las manos. No hizo falta más, no necesitó verbalizar su orden, tan solo extender las manos en mi dirección para que cogiese la suave tela y me cubriese los ojos con ella.
En el momento en que todo quedó a oscuras, suspiré, relajada, confiada, tranquila, entregada. Tuve constancia de que estaba en su poder y me encantó.
Siguiendo las órdenes que me dictaban sus manos me fui reclinando en el colchón, me puso en cruz y tras unos instantes empecé a sentir la aspereza de una cuerda rodeándome la muñeca. Instintivamente tragué saliva. Sus manos siguieron vistiendo de yute, además de mis muñecas, mis tobillos, quedándome totalmente expuestas a sus deseos.
Respiré varias veces para colmar mis pulmones del oxígeno que tanto necesitaban. Me sentía dulcemente nerviosa y expectante, además de excitada.
El silencio era atronador, en mis oídos no escuchaba nada más que el sonido de mi corazón golpeándome el pecho de forma desbocada.
Llevaba ya unos segundos concentrada en intentar calmarme cuando sentí en mi cuerpo un frío álgido que solo duró unos segundos antes de ser aplacado por su lengua lasciva.
A esa gota le siguieron más, sucedidas por el correspondiente grito ahogado convertido en gemido cuando su boca, su fuego abrasador, sustituía el frío del hielo.
Mis labios pronunciaban su nombre desesperados, intentaba, en vano, moverme, pues sabía que estaba firmemente anclada a la cama; al igual que un barco en el puerto en días de tormenta.
Cuando soltó mis pies y mis manos no lo dudé, ni siquiera me quité la venda, tan solo quería agradecerle todo el placer que Él me había proporcionado. Me puse de rodillas sobre el colchón, consciente en todo momento de sus ojos sobre mi cuerpo, me senté sobre los talones, coloqué las manos sobre los muslos con las palmas hacia arriba, en señal de entrega, y agaché la cabeza. Así, agradecida y entregada dije lo que llevaba tiempo deseando expresar.
- Tómeme, Mi Señor, como quiera, soy toda suya.
roxanne.
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Abro la ducha para que salga el agua mientras me desnudo lentamente, es justo lo que necesito. Dejo la ropa tirada por el suelo,un reflejo claro de mis sentimientos, esparcidos y sin conexión. Por fin me aventuro a meterme bajo la fina lluvia de agua caliente, dejándome caer contra la pared de azulejos que tengo justo a mi espalda. Están helados, pero no me importa, esa sensación contrasta con el calor abrasador y hace que me sienta un poco mejor.
Siento como el agua besa mis párpados cerrados para seguir hacia abajo, dibujando mis labios firmemente cerrados y recorriendo cada curva de mi cuerpo hasta terminar perdiéndose bajo mis pies en un entramado subterráneo de tuberías. Hasta ahí es donde espero que arrastre este sentimiento.
Me giro, apoyo los codos en la pared que antes soportaba todo mi peso y lloro. El sonido del agua al caer sobre mi cuerpo extenuado ahoga mis sollozos, pero para mí siguen siendo audibles. Las lágrimas se confunden con las gotitas a modo de perla que han quedado en mi cara y una neblina fina de vapor d agua me envuelve, me abraza. Pero sigo sin sentirme bien. No logro entender por qué me traiciona de ese modo, le he entregado todo y, sin embargo, Él me ha decepcionado. Haría cualquier cosa por Él, lo sabe.
De repente siento un escalofrío que me sacude de pies a cabeza igual que un terremoto.."haría cualquier cosa por ti" esas fueron también sus palabras. Pero ahora...¿Que siento ahora? Algo se ha roto, y para ese algo no sirven las tiritas. Sonrío ante el pensamiento que cruza mi mente, la canción de Alejandro Sanz, tiritas pa' este corazón partió'. No, definitivamente para esto no hay tiritas. Jamás le he pedido nada, tan sol esta vez, y ni siquiera lo ha pensado, su "no" ha sido rotundo. Yo lo habría hecho por Él, no tendría ni que habérmelo pedido, siempre lo elegiria .Pero ahora no esta aquí, conmigo, ha preferido estar en otra parte. No me estoy preparando para Él, para arrodillarme a sus pies, para servirlo... Me estoy preparando para ponerme un pijama y meterme en la cama.
Hoy no habrá espera, no habrá nervios ni cosquilleo en el estómago, hoy simplemente seremos mi soledad y yo. Pero,¿Qué pasará mañana? ¿Seré capaz de entregarme como siempre? ¿Sin sentir esta decepción que hoy me atormenta? ¿Será diferente? ¿Me sentiré lejos de Él? Demasiadas preguntas.
Empiezo a tener calambres en los brazos, no sé el tiempo que llevo así. Abro los ojos, veo mi piel enrojecida, el pelo mojado y pesado pegado a mi espalda, su contacto me asfixia, me incomoda, apago el agua y me envuelvo en una toalla.
No quiero más preguntas por hoy, mañana será otro dia , sí, mañana todo será diferente.
roxanne.