Loading...
es
  • Image 01

    Tener fe en tu Dominante conlleva no tener miedo

  • Image 02

    Mi primer sometido es mi control, siempre está a mi servicio

  • Image 03

    Manejar el silencio es más difícil que manejar el látigo

  • Image 04

    Mi alma necesita tanto mimo como mi cuerpo castigo

  • Image 05

    Después de una sesión, la mano que te domina te debe acariciar

  • Image 06

    El precio de Dominar es la responsabilidad

Blogs de Usuario

Resutados para la etiqueta: "relatos"
Ades_y_roxanne
Llegó a mi lado con una tira estrecha de seda negra entre las manos. No hizo falta más, no necesitó verbalizar su orden, tan solo extender las manos en mi dirección para que cogiese la suave tela y me cubriese los ojos con ella. 


En el momento en que todo quedó a oscuras, suspiré, relajada, confiada, tranquila, entregada. Tuve constancia de que estaba en su poder y me encantó. 


Siguiendo las órdenes que me dictaban sus manos me fui reclinando en el colchón, me puso en cruz y tras unos instantes empecé a sentir la aspereza de una cuerda rodeándome la muñeca. Instintivamente tragué saliva. Sus manos siguieron vistiendo de yute, además de mis muñecas, mis tobillos, quedándome totalmente expuestas a sus deseos. 


Respiré varias veces para colmar mis pulmones del oxígeno que tanto necesitaban. Me sentía dulcemente nerviosa y expectante, además de excitada. 

El silencio era atronador, en mis oídos no escuchaba nada más que el sonido de mi corazón golpeándome el pecho de forma desbocada. 


Llevaba ya unos segundos concentrada en intentar calmarme cuando sentí en mi cuerpo un frío álgido que solo duró unos segundos antes de ser aplacado por su lengua lasciva. 


A esa gota le siguieron más, sucedidas por el correspondiente grito ahogado convertido en gemido cuando su boca, su fuego abrasador, sustituía el frío del hielo. 


Mis labios pronunciaban su nombre desesperados, intentaba, en vano, moverme, pues sabía que estaba firmemente anclada a la cama; al igual que un barco en el puerto en días de tormenta. 


Cuando soltó mis pies y mis manos no lo dudé, ni siquiera me quité la venda, tan solo quería agradecerle todo el placer que Él me había proporcionado. Me puse de rodillas sobre el colchón, consciente en todo momento de sus ojos sobre mi cuerpo, me senté sobre los talones, coloqué las manos sobre los muslos con las palmas hacia arriba, en señal de entrega, y agaché la cabeza. Así, agradecida y entregada dije lo que llevaba tiempo deseando expresar. 

- Tómeme, Mi Señor, como quiera, soy toda suya. 


roxanne. 


                    .  

Ades_y_roxanne May 23 '15 · Comentarios: 3 · Etiquetas: pasion, relatos, juegos, hielo, pasión

Nuestro Twitter


Encuesta

“encuesta”

“Respuestas encuesta”

Calendario

Publicidad




contador de visitas