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    Tener fe en tu Dominante conlleva no tener miedo

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    Mi primer sometido es mi control, siempre está a mi servicio

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    Manejar el silencio es más difícil que manejar el látigo

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    Mi alma necesita tanto mimo como mi cuerpo castigo

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    Después de una sesión, la mano que te domina te debe acariciar

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    El precio de Dominar es la responsabilidad

Blog de Yin_Yang

Hay tantas cosas que no puede decir una esclava… nuestra obligación es guardar silencio y obedecer. Pero… y los sentimientos?


Entregamos nuestro cuerpo, entregamos nuestra alma pero… la cajita de los sentimientos permanece dentro de nosotras…el corazón.


Las esclavas guardamos nuestros pensamientos y nuestros sentimientos en el corazón. Pero el corazón tiene ventanas y son traicioneras. A veces se abren, sin que podamos evitarlo, y muestran lo que permanece oculto en el interior. 


Una de las reglas básicas para una sumisa es que no debe mirar directamente a los ojos de su Amo.  Puede parecer un inconveniente pero, también es una ventaja para mantener salvaguardados nuestros secretos.


Pero Ud. quiere que lo haga, me exige que le mire y es entonces, cuando por la expresión de su mirada, veo que las ventanas de mi corazón se han abierto de par en par. Y lucho por cerrarlas, pero Ud. no me deja… 


Y me siento vulnerable porque sé que es capaz de ver en mis ojos hasta los secretos más escondidos en el fondo de mi corazón, secretos que, ni yo misma conozco… 


Y muchas veces me pregunta o me exige que le diga lo que estoy pensando… Pero Amo… si Ud. lo sabe mejor que yo. Si Ud. sabe más de mí que yo. 


Y es por eso que ahora le digo…


Amo,  por favor… cuéntemelo. Qué ve en mis ojos???

 


Estoy nerviosa, intento concentrarme en digerir lo que ocurrirá en los próximos minutos.


Apoyo mi vientre en el borde de la cama, arqueo la espalda y me preparo para el momento… muchos sentimientos se mezclan en mi… temor, confianza, tensión, deseo…


Siento una caricia sutil, apenas perceptible… un simple anuncio de que ha llegado el momento… estoy preparada…


Un silbido en el aire, un sonido seco… mi cuerpo se tensa por completo, siento la adrenalina correr por las venas y aparece un dolor agudo, como miles de agujas clavándose a la vez en línea recta… aprieto los dientes y los puños. Me concentro en el dolor, que tras unos segundos, mágicamente desaparece cediendo el lugar al calor y la excitación… entonces, mi cuerpo se relaja totalmente y… lloro.


Pero mis lágrimas no ruedan por mis mejillas… ruedan por mi entrepierna…


Hace unos días, hablando con un amigo me di cuenta de algo… de lo enormemente orgullosa que estoy de ser esclava… de ser la esclava de FGL.


Recuerdo la primera vez que me marcó, hice lo imposible por esconder las marcas, me daba vergüenza, el simple hecho de tener que dar explicaciones me agobiaba… y ahora… casi me molesta que no se vean.


O cuando me regaló el collar… saber que todo el mundo podía leer que era propiedad de él, me asustaba (Dios… qué pensarían de mí). Hace poco, alguien me dijo…  “Joder!!! Parece un collar de perro”, y muy altiva contesté: “Es que lo es”.


Y es que ahora es distinto. Ahora el sentimiento está por encima de todo, ahora mi entrega es lo único que me importa… porque al convertirme en esclava he conseguido ser libre.


Porque ya no siento vergüenza ni siento agobio, porque me da igual lo que la gente piense, porque soy lo que quiero ser y me siento muy orgullosa y plenamente feliz de serlo, porque así lo quiero y porque mi corazón necesita decir a gritos que…  "SOY LA ESCLAVA DE FGL”



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