Estoy nerviosa, intento concentrarme en digerir lo que ocurrirá en los próximos minutos.
Apoyo mi vientre en el borde de la cama, arqueo la espalda y me preparo para el momento… muchos sentimientos se mezclan en mi… temor, confianza, tensión, deseo…
Siento una caricia sutil, apenas perceptible… un simple anuncio de que ha llegado el momento… estoy preparada…
Un silbido en el aire, un sonido seco… mi cuerpo se tensa por completo, siento la adrenalina correr por las venas y aparece un dolor agudo, como miles de agujas clavándose a la vez en línea recta… aprieto los dientes y los puños. Me concentro en el dolor, que tras unos segundos, mágicamente desaparece cediendo el lugar al calor y la excitación… entonces, mi cuerpo se relaja totalmente y… lloro.
Pero mis lágrimas no ruedan por mis mejillas… ruedan por mi entrepierna…
El Muro