Tumbada sobre sus piernas me preparaba para uno de sus caprichos… no había castigo alguno pero, le apetecía.
Primera tanda… con la fuerza justa para provocar en mí el efecto deseado… que mi cuerpo reaccionase produciendo una cascada entre mis piernas.
Segunda tanda… aumenta la fuerza y comienza a susurrarme al oído… me dice lo que estoy sintiendo, lo que estoy deseando. Yo le escucho perpleja, pues parece que esté leyendo mis pensamientos…
Comienza a darme mucho más fuerte, me está doliendo mucho y cuando para, vuelve a susurrarme… “ya no te está gustando, verdad? puede más el dolor que el placer, verdad?”… de mi voz sale un ahogado “si Amo”.
Y comienza a hablarme, y de pronto su voz no está en frente de mí, está dentro de mí… y me dice que no voy a sentir el dolor, que solo sentiré placer… y como si de mis propios pensamientos se tratase, mi cuerpo obedece a mi mente y… dejo de sentir dolor.
Sigue azotándome… intercala azotes suaves con azotes fuertes haciéndome perder el poco control que me quedaba… Ya no pienso, él piensa por mí. Mi cuerpo se limita a seguir y hacer real cada palabra que dice, mientras que mi mente solo es capaz de sentir.
Con cada azote, una corriente eléctrica va directamente a mi clítoris, haciendo que me retuerza de placer y él me dirige con su voz, me induce a llegar al clímax.
Ya no siento los azotes, solo siento su voz… su voz dentro de mi cerebro dándome una orden “córrete”. Y mi cuerpo explota en un orgasmo que nace desde el interior… que no provoca nada externo, solo su voz… su voz me ha hecho correrme.
Hace unos meses mi Amo tuvo la oportunidad de cederme.
Cuando me hice su sumisa fue uno de mis límites… no permitiría que me cediera. Pensaba que si un Amo era capaz de cederte era porque no le importabas. Que para él eras un simple objeto sin valor.
Pero ahora era su esclava, y una esclava no tiene límites… y, eso suena muy bonito en el papel, pero los límites hay que superarlos y… cuesta, y algunos mucho.
El caso es que me lo comentó y yo estuve un par de días dándole vueltas a la cabeza. Por un lado mi entrega a él era mucho mayor y quería hacer todo lo que me pidiera pero, por otro lado, me agobiaba muchísimo, y no por el durante de la cesión, sino por el después.
Mi entrega pudo más que mi miedo y le dije que si él quería, lo haría.
Entonces él me dijo que no, que no estaba preparada para ello. Que sabía que lo haría por él pero que le importaba más las consecuencias que pudiera producirme. Que ya llegaría el momento en el que sí que estaría preparada para dar ese paso.
Y tenía razón…
Y hoy lo haría sin dudarlo, porque poco a poco he ido comprendiéndolo. Porque he aprendido a valorar sus decisiones, porque sé que jamás haría nada que pudiera hacerme daño, porque sé que solo sería un paso más en nuestra evolución como Amo y esclava.
Es curioso pero, estos últimos meses, no había caído en lo que había evolucionado. Estaba tan pendiente de él, tan centrada en el día a día, que no me había dado cuenta de lo que estaba ocurriendo por el camino. Y ahora que soy consciente de ello, empiezo a comprender muchas cosas porque, mi punto de vista ha cambiado.
Y ésa es la verdadera evolución de una esclava… llegar a pensar como una auténtica esclava. No vale con asumir y aceptar órdenes porque si… hay que sentir que, con cada paso que das, con cada orden que cumples, te estás haciendo mejor esclava.