Hace unos días, hablando con un amigo me di cuenta de algo… de lo enormemente orgullosa que estoy de ser esclava… de ser la esclava de FGL.
Recuerdo la primera vez que me marcó, hice lo imposible por esconder las marcas, me daba vergüenza, el simple hecho de tener que dar explicaciones me agobiaba… y ahora… casi me molesta que no se vean.
O cuando me regaló el collar… saber que todo el mundo podía leer que era propiedad de él, me asustaba (Dios… qué pensarían de mí). Hace poco, alguien me dijo… “Joder!!! Parece un collar de perro”, y muy altiva contesté: “Es que lo es”.
Y es que ahora es distinto. Ahora el sentimiento está por encima de todo, ahora mi entrega es lo único que me importa… porque al convertirme en esclava he conseguido ser libre.
Porque ya no siento vergüenza ni siento agobio, porque me da igual lo que la gente piense, porque soy lo que quiero ser y me siento muy orgullosa y plenamente feliz de serlo, porque así lo quiero y porque mi corazón necesita decir a gritos que… "SOY LA ESCLAVA DE FGL”
El Muro