¿Respiras?
Parece una pregunta obvia. Eres consciente de que respiras. ¿O no?
Durante mis estudios en la universidad, pude hacer una asignatura que se dividía en dos, ambas muy relacionadas. Eran dos tipos de meditación; una de ellas en el sentido más tradicional de la palabra, y la otra, una especie de meditación consciente que se usa con fines terapéuticos.
No puedo ni soñar con llegar a un nivel de consciencia como el que consiguen los monjes de ciertas religiones, que dedican gran parte de su vida a la meditación, pero sí me pude dar cuenta, en sólo 6 meses que duraba la asignatura, de como 'tomar consciencia' no es algo tan sencillo como parece. Y que, todavía más importante, no es algo que o se hace o no se hace.
La mayor parte del tiempo respiramos sin darnos cuenta. Si nos preguntan si respiramos, no tenemos ninguna duda, y si nos dicen que lo hagamos a consciencia, somos capaces de concentrarnos en la respiración durante un rato.
De lo que me dí cuenta es que, una vez 'tomas consciencia', entras en una cueva.
De estar dentro a estar fuera hay solo un paso, pero el camino no termina en ese paso.
Una vez dentro, hay una profundidad que puedes ir explorando. Y cada vez que tomas consciencia sobre algo muy concreto (para el ejemplo, la respiración), te das cuenta de que puedes llegar a una nueva profundidad. Y cada vez, puede parecer el fondo, pero no lo es.
¿Cuantas veces en una discusión, nos piden que escuchemos, y solo esperamos a que la otra persona termine su argumento para decir nosotros el nuestro? No tomamos consciencia de lo que la otra persona nos quiere hacer llegar.
(Y muy seguramente la otra persona hace lo mismo)
Por eso, cuando una pareja está hablando, deberíamos esforzarnos por tomar la máxima consciencia posible de lo que se está tratando. Es muy difícil porque la mente tiende a utilizar estrategias mentalmente menos exigentes, y por la falta de práctica. Pero creo que el esfuerzo se vería recompensado por la mejora de la relación.
Creo que, cuando se dice que la comunicación es tan importante, y aun así muchas parejas fracasan (a pesar de hablar. Hablar es comunicación), lo que falla no es la cantidad de comunicación, si no la profundidad de consciencia que se consiga de esa comunicación.
Esto son solo reflexiones que me pasan por la cabeza, aunque como humano que soy, soy el primero en no aplicar estas estrategias que con la edad, experiencias, etc voy adquiriendo.
Todos aprendemos valiosas lecciones de la vida, pero lo difícil es aplicarlas siempre, puesto que los malos hábitos son difíciles de cambiar. Por ello, no pretendo dar lecciones a nadie, y me daré por satisfecho si una sola persona encuentra esta entrada útil o interesante.
Steady