“Amor, tranquilo no te voy a molestar
mi suerte estaba echada, ya lo sé
y sé que hay un torrente dando vueltas por tu mente
amor lo nuestro solo fue casualidad
la misma hora, el mismo bulevar
No temas no hay cuidado
no te culpo del pasado
ya lo ves, la vida es así
tú te vas y yo me quedo aquí
Lloverá y ya no seré tuya
seré la gata bajo la lluvia…”
Salió de la ducha inmediatamente, escupiendo lágrimas de agua en el suelo. Apagó la radio, hacía años que no soportaba escuchar aquella canción de Rocío Dúrcal. Descolgó la toalla rosa a topos blancos, y se secó las otras lágrimas.
Habían pasado años. Dulce tortura. ¿Qué tiene de dulce esta eterna espera? Él no volverá nunca, lo dejó bien claro: “No te quiero suficiente. Lo siento. ¿Amigos? O nada.”
Amigos respondió ella, dijo amigos, pero sólo fueron conocidos. Ahora parecía increíble pensar que ella, una auténtica “pantera negra” dejara de morder para “Ser” durante aquellos meses que había estado con él, la lengua de la gata que lamía la mano de su Amo.
Qué lejanas sonaban todas aquellas palabras, ahora ya sin sentido: “Cómo me impone mi Amo… es increíble, cómo me impresiona. Me mide, con cada palabra, con cada mirada, con cada gesto… mi Amo me mide. Y me reduce, como el fuego reduce al caldo… Sumisa de tu coco, así es como me siento… Sumisa del poder de tu mente. La pantera negra cuando está con su Amo es como una gatita…”
Había sido una mujer que siempre había tenido… “una tendencia a sentirme poca cosa, muchas veces... De eso tiene la culpa la etapa vivida con mi ex, sin lugar a dudas. Pero desde hace un año, aunque a menudo me sienta poca cosa, lo hago con la diferencia de saber que no lo soy.”
Además de su ex marido y de ella misma, habían otras personas que la habían ayudado a perderse en remolinos de desequilibrio, por ejemplo los numerosos amantes y follamigos que, la mayoría de veces, la habían hecho sentir basura. Pocos meses antes de conocer a su Amo, esos tristes pensamientos empezaron a partir rumbo al “nunca jamás”, aunque algunas veces se seguía sintiendo miserable, cerrar la llave de la experimentación la ayudó a valorarse primero, y a salir del contenedor de desechos humanos después. Se dio cuenta que era más mujer que “chuleta de cordero”, y miró también en su interior, en lugar de sólo a su entrepierna. Cambió el “en oferta” por el “avance de temporada”, sin por ello renunciar a ser ella misma.
Canceló casi todos los perfiles, en todas las páginas, y casi abandonó por completo el mal vicio de los perfiles duplicados, o triplicados, con identidades distintas. Bueno, no lo olvidó del todo… ya que los vicios y las adicciones no se superan fácilmente. Unos días después apareció él, mejor dicho, reapareció. Lo reconoció muy rápido, por su forma de hablar y de escribir. Ya habían conversado años atrás, entonces había sentido miedo, no le había caído demasiado simpático, quizás contribuyó el que no mostrara ningún interés en follársela como los otros, o quizás la causa fue una especie de prepotente seguridad que desentonaba por completo en un lugar donde todos decían “lo que tú quieras, guapa”. A pesar de eso, no había podido olvidar aquella sensación de miedo y aquel extraño mariposeo en forma de nudo en su estómago. Recordaba perfectamente las características de quien una vez le había escrito: “¿me detengo o paso de largo?”. Ella entonces le respondió que no le gustaban las prisas y obtuvo como respuesta una repetición del “¿me detengo o paso de largo?”. En aquella ocasión prefirió que pasara de largo y él, tras despedirse muy educadamente, desapareció.
En esta segunda ocasión su actitud fue muy distinta, y la de él también. Resultó muy fácil saber de quién se trataba y, esta vez, ella le permitió detenerse…
Cuando empezó con su Amo, los pocos pensamientos negativos sobre ella misma que le quedaban, desaparecieron por completo de su mente. Él la ayudó a sentirse más segura y, poco a poco, se fue abriendo como una flor, mostrándole toda la luz y oscuridad de su interior. Sus palabras empezaron a expulsar infinidad de contradicciones, desparramadas como un puzle de miles de piezas, cuya temática no era otra que la escenificación del gran conflicto que se debatía en su interior…
Aunque al principio no lo creía, en poco tiempo empezó a tener la certeza de que su Amo sabría leer en ella...: “Ese día comprenderás muchas de mis contradicciones, mi lucha interior, mi gran conflicto. Y ese día sé que mi Amo me escuchará, atento, y al margen de la valoración que le produzca mi confesión, mi Amo no pensará que soy tonta… Nooo… Mi Amo comprenderá un montón de cosas.”
Su Amo siempre escuchó atentamente lo que a lo largo de los meses le explicaba con palabras, miradas y gestos; y la ayudó a entenderse mejor, sin condescendencia ni paternalismo, haciéndole entender que una sumisa siempre es una mujer fuerte y capaz, siempre más fuerte que cualquier Amo que pueda tener. Por eso puede entregarse y superar sus miedos, algo que un Amo nunca será capaz de hacer. A pesar de sus lágrimas, él siguió apretando muy lentamente las tuercas de su psique, casi de forma imperceptible, hasta que su llanto cesó, permitiendo que todo su dolor fuese expulsado de su cuerpo y se transformaron en placer y equilibrio. Había aprendido a ser fuerte y, a partir de entonces, nunca más volvió a azotarla. Ya no lo necesitaba. Fue entonces cuando empezó a sentir, con naturalidad, un intenso poder que serenaba sus emociones y que la sometía hasta traspasar, con flujo, todas las prendas. Y así empezó a quererlo…
Fue un Amo severo con ella pero no injusto, cariñoso y muy exigente, pero no la quiso, le tuvo cariño, pero no la quiso como había querido a otras sumisas. Ella siempre lo supo, él se lo dijo, y aunque no le gustaba, lo aceptaba esperando que algún día eso cambiara. Maldecía en soledad, pero se callaba, nunca había podido reprocharle nada. Así lo sentía, pero no estaba en sus manos poder cambiar sentimientos. Él nunca le prometió demasiado y muchos menos algo que no hubiese cumplido. Además, a pesar de no quererla como ella deseaba, seguía siendo el hombre que más la había querido. ¡Qué ironía! Obtuvo placer, el que le dio como hombre dominante, y se sintió arropada en muchos momentos. Lo había sentido siempre así, dominante, incluso antes de ser su Amo, y también después de serlo. No podía evitarlo.
Así había sido su Amo, su único Amo, no había conseguido tener otro, aunque lo intentó en varias ocasiones, y estuvo registrada en un par de páginas especializadas, donde consiguió quedar para tomar diversos y aburridos cafés y conoció frías y tenebrosas habitaciones de hotel, pero en un año se cansó de solo sentir poder sobre su cuerpo y decidió dejar de ser gatita, para volver a ser pantera.
Dos años después de su despedida, apenas había vuelto a hablar con él, aunque para su mente seguía “Siendo...” ¿Acaso solo se podía ser de un Amo si se tenía sexo o juego erótico con él? ¿No era suficiente con pensarlo o reconocerlo como Amo? Aunque no mantenía apenas trato, obviamente tampoco ningún tipo de contacto físico, ni tenía un vínculo hablado o establecido, ni juego de ninguna clase, su alma y su mente sentían que él sería siempre su Amo, aunque no se vieran nunca más. Sabía que podría tener amantes, novios, parejas o incluso un nuevo marido, siendo optimistas quizás algún Dominante, pero probablemente nunca más un Amo.
Era de las que pensaba que los Amos no eran como las setas y que a lo largo de la vida solo podía haber un Amo, como mucho dos, el resto serían intentos que terminarían sin ninguna presencia en su mente y mucho menos en su alma. Pensaba que no podría ni quería sentir por otro Amo, aunque sí deseaba sentir por otro hombre. Estaba completamente segura que su aventura en el BDSM había terminado, sin tristeza ni dolor, todo lo contrario, contenta y satisfecha de saber que su interior nunca sería profanado inmerecidamente por quienes no demostraran capacidad para equilibrar la huella de su Amo, con una marca igual o superior.
Él era conocedor del afecto que ella le profesaba y por eso había evitado facilitarle conversar con asiduidad. Aún y hablando en muy pocas ocasiones, sentía su daño y notaba como ella lo mordía ligeramente, la pantera mordía al que fue su Amo pero lo hacía con dientes de gatita. Cuantas veces seguramente habría deseado pegarle un zarpazo y herirlo de muerte, pero cuando estaba a punto, hablaba y sentía sin querer sentir, sentía simplemente hablando de cualquier tema y su inconsciente la detenía, por qué había sentido más hablando con él que follando con algunos. Recordaba como la había enseñado a contenerse y ahora no sabía si morderlo, o lamerlo… No sabía cómo manejar esa mezcla de amor no correspondido, aunque no ignorado, con algo que no era odio pero se le parecía. Se contenía y lamía arrastrando sus dóciles colmillos y en esa contención del resentimiento, su coño se humedecía con tan solo diez minutos de coloquial conversación whatsappera o telefónica. Su mente volaba a otra dimensión tan solo leyendo lo que él escribía y se daba cuenta de que mejor dejar pasar unos meses más, hasta la próxima charla…
No era capaz de hincarle los dientes, aún queriendo y a pesar de sentirse dolida, también se sentía contenta y satisfecha por lo que le hizo sentir. Sin embargo, lo que no conseguía evitar era esa pizca de sutil ironía que le salía impulsivamente del alma y que estaba segura que él entendía perfectamente. No podía acusarlo de haberla tratado mal, pero necesitaba decirle que también él podía haberle entregado más sentimiento. Luego la razón le devolvía la consciencia para comprender que la entrega del alma no puede ser exigida cuando no se ofrece de forma natural y sentida.
A pesar de estar tan solo separados por ocho kilómetros de distancia, ella no había querido volverlo a ver. Cuando conversaban, lo hacían con cordialidad, pero ella seguía contenida… No era capaz ni tenía motivos para argumentar reproches, pero algunos de los puntos suspensivos que colocaba, delataban el deseo de que hubiese sido “mejor persona” con ella, en lugar de haberlo sido con otras.
“- Y te felicito por tener ese buen corazón.
- Bueno me he preocupado de los demás más de lo que crees, también como Amo. Pero me lo quedo yo. Tú sabes que he respondido cuando me has llamado.
- Bueno, yo me quedo con el saber que nunca me equivoqué al pensar y decir de ti que eres buena persona, porque lo eres…”
Nunca fue su propósito, durante aquellos años, recordar a su Amo, al que siempre trató de tú y con el que no tuvo ningún límite, pero tampoco se esforzó en olvidar a quien le había dedicado no únicamente deseo erótico, sino también entrega amorosa: “Cierra los ojitos un momento y… siente como mi lengua dibuja, lentamente, tus labios…”
El día que ella perdió a su hermano, tras una grave enfermedad, no fue en busca del apoyo de su ex marido, a pesar de seguir siendo compañeros de trabajo, ni buscó consuelo en ninguno de sus amigos o amigas, tampoco contactó con el más dotado de los follamigos, o con alguno de los amantes con los que había compartido lecho durante aquellos años locos. Ese día, llamó al que había sido su Amo, y él acudió... No se habían visto desde la ruptura, varios años atrás.
- Lo siento mucho. Lamento que nos veamos por este motivo. ¿Cómo estás?
- Bien, dentro de lo que cabe. Llevaba años luchando y, ahora al final, ya deseaba que descansara. Tenía tus años, por eso me he acordado de ti. Ha dejado de sufrir, pero no había hecho nada para merecerlo.
- Entiendo. No sé qué decirte, nunca sé que decir en estas situaciones. Lo siento mucho.
- Alguna vez deseé que tú fueses él, para que supieras lo que es sufrir. Lo deseé con el alma, para que conocieras el sufrimiento. Luego apartaba ese deseo, al recordar que tú también has sufrido, aunque no conmigo, ni por mí. Siempre llevaré esta foto en el bolso, para recordarlo. Mira, es de hace dos años. También llevo el vibrador que me diste, aunque ya no funciona.
- No te di ningún vibrador, te lo quedaste, pero eso no importa. Pienso que no deberías cargar ni con su foto ni con mi vibrador. Mejor compra un marco para la foto y ponla en el comedor; el vibrador mételo en una caja. Debes vaciar el bolso de recuerdos.
- He deseado verte muerto las mismas veces que he deseado volver contigo. También me he arrepentido de tener ese tipo de pensamientos. Ya sabes cómo soy. ¿Sigues con ella?
- Sigo con ella, me ha dado recuerdos y ánimos para ti.
- No quiero nada de ella, ni siquiera su compasión. Siempre con esos aires de grandeza, de señorita culta y presuntuosa. Me perdonarás, pero siempre la vi así. El día que la trajiste supe que te había perdido para siempre.
- Nunca te engañé. Siempre te dije que iba a intentar tener tres sumisas durante unos meses y que iba a quedarme con una. Tú aceptaste el reto y las demás también.
- Lo sé y fue culpa mía creer que sería yo, pero fue muy cruel por tu parte introducirlas cuando tú y yo ya llevábamos muchos meses juntos y solos. Pensé que ya no buscarías a nadie más. Me hiciste daño y te he odiado muchas veces por eso, pero no te reprocho nada, siempre fuiste claro. Fue culpa mía creer demasiado en mis posibilidades, en mi fortaleza mental y en lo que sentías tú por mí. Yo soy la que más te quiso, de eso no te quepa ninguna duda. También sé que me quisiste, pero no como habías querido en otras ocasiones. Eso siempre me dolió mucho. Hubiese preferido no saberlo, ni sentirlo. Aún así, tengo mucho que agradecerte, y tú a mí. No te di ningún problema, ni durante, ni después.
- No siempre quien más nos quiere es a quien más queremos. Nunca te engañé. Tardé en introducirlas porque me costó encontrarlas, pero siempre te dije que lo haría. Quise vivir eso, y lo viví. ¿Por qué me has llamado a mí?
- Te he llamado, por qué aunque me dueles, te aprecio por cómo eres. Hoy necesitaba a alguien que no viniese por compromiso y sólo conozco a una persona capaz de poder decirme: “no quiero venir” en lugar de usar la excusa de “no puedo venir”. Me hiciste mucho daño como Amo, pero también has sido el hombre que menos me ha defraudado como tal. Los hombres siempre me habéis hecho daño, todos, algunos incluso casi me han maltratado, mi ex marido, por ejemplo, no es nada nuevo para mí, pero sólo tú has sido siempre sincero conmigo. Por eso te he llamado a ti.
- Gracias. Lo siento. Lo siento de veras. Me hubiese gustado venir por otro motivo y lamento el daño que pude haberte hecho. Ya te lo dije entonces. Han pasado muchos años y tú sabías los riesgos. Pudiste haberte retirado y también sabes que gracias a esa situación de competitividad, sentiste cosas que no hubieses sentido nunca.
- No te justifiques, no te reprocho nada, simplemente te digo mi verdad y como me sentí. Sentir no lo es todo, querer sí. Puedo darme placer a mí misma, pero no puedo besarme a mí misma. Me salí del BDSM por eso, recibía más placer que besos. Sólo me besaste de verdad tú y otro, aunque podíais haberme besado mucho más, por lo menos como a otras; el resto solo sexo y deseo. Pienso que algunas veces también podrías haberte ahorrado tanta sinceridad conmigo, aunque solo fuese para evitarme más llanto. Creo que no es necesario usar la verdad con crueldad. Lo que sí te agradezco, aunque nunca te lo dije, es que nunca me hiciste comerles el coño a ellas, particularmente a quien tú ya sabes. Lo hubiese hecho, pero la humillación que hubiese sentido habría rozado el límite de lo soportable. ¿No me lo hiciste comer por eso, verdad?
- No es necesario que hables así de ella. Nunca te hizo nada, fui yo, no ella. Si quieres que me vaya, me voy, no he venido para hablar de lo que pasó hace años, ni para escuchar reproches de hace tanto tiempo. Ella no tiene mal concepto de ti y te aseguro que nunca me ha hecho ningún comentario negativo, ni nada. Es buena persona, como tú, simplemente sois diferentes. Si te resulta molesta mi presencia, me voy, no pasa nada. Lo entiendo.
- Yo nunca seré capaz de decirte que te vayas, pero ya no te quiero. Y me fui antes de que te quedaras con ella, porque ya sabía que había perdido, pero te dejé yo a ti, no tú a mí. Eso quiero que lo tengas muy claro, te dejé yo a ti. Hay cosas que se notan. ¿Sabes? Y esas cosas duelen. Te respeto y te agradezco todo lo que me hiciste sentir, pero no te perdono el daño que me hiciste. Gracias por haber venido. ¿Puedo abrazarte?
- Sí, claro.
- Gracias. Que raras me suenan estas “gracias”. Eres la persona a la que más veces le he dado las gracias, aunque muchas de ellas eran protocolarias. Esas no cuentan.
- ¿Sabes una cosa? Yo también he tenido la suerte de saber lo que se siente cuando te abraza una persona que te hizo daño en el pasado.
NOTA: La documentación que aparecerá en este blog, tanto gráfica como escrita, es posible gracias a la generosidad de las personas que me la regalaron o mostraron, mientras era su Amo (y pareja la mayoría de veces) o incluso una vez había dejado de serlo. Mi compromiso y la palabra que di a esas personas fue que nunca una de mis publicaciones las perjudicaría o comprometería en nada. Asumí la responsabilidad y el compromiso de anonimizar todo el material tratado, susceptible de ser mostrado o publicado, exclusivamente a título informativo, literario, pedagógico, con finalidades creativas o a modo de ejemplos ilustrativos.
Callada y silenciosa …guardiana de los secretos más profundos de la humanidad.
Llena de magia y sensualidad ..!
Tan bella y a la vez tan inalcanzable para los mortales que desde nuestro humilde hogar admiramos tu belleza!
Mi amiga….mi confidente …mi compañera de largos caminos!
Poseedora de mis momentos de lágrimas ,tristeza, dolor e impotencia….de mis secretos y de mis deseos más oscuros …..
Firme y altiva, me embriaga tu hermosura y en esos días de penumbras….llega la noche y en ella levanto la vista y…ahí estás ….arropándome con tu resplandor serena en la cual hallo tranquilidad y fotaleza!
Brillante Selene.... tan cálida y fría, cuando yo no pueda hablarte, los lobos cantarán para ti!!!
"Que veinte años no es nada" dice el tango de Gardel y reza e título de la novela de Marta Rivera de la Cruz. Pues bien, no estoy de acuerdo en absoluto. En este tiempo, gota a gota, paso a paso, ha ido moldeándome a Su voluntad, como un mágico paseo (a veces maravillosamente agreste), sin prisa pero sin pausa. Con Su absoluta determinación.
Usted, Amo, se metió bajo mi piel tan profundamente que, después de tanto tiempo, sigo esperando ansiosa (con miles, millones, de mariposas revoloteando en mi estómago) el reencuentro tras las obligaciones diarias.
Sueño despierta con EL MOMENTO, ese en el que caigo postrada ante Usted, temblorosa e impaciente (prometo mejorar mi paciencia), con las palmas de mis manos hacia arriba y mi mirada clavada en el suelo, esperando (¡Qué difícil reto!) sus órdenes y guardando mi voluntad en el fondo de un armario. Muriendo por Su permiso para mirarle, tocarle, hablarle... Es ahí, en EL MOMENTO, cuando mi alma conecta absolutamente con la Suya y mi corazón late al ritmo que Usted impone. Ahí, en EL MOMENTO, abandono mi cuerpo para volar con Usted, mi Señor. Mi mayor sueño es continuar ese "paseo aéreo" durante toda la vida.
Eternamente Suya,
anya
Hoy voy a hablar de algo que vengo observando de un tiempo a esta parte. Cierto que antes también se daban estos casos, pero creo yo, no se daban en el número que se dan ahora.
Swingers y liberales en el BDSM.
En este tema yo tengo una clara opinión, y aunque puede ser muy controvertida, es la mía.
¿Se pueden mezclar el mundo liberal y el mundo BDSM? Por poder por supuesto que se puede, dado que las siglas BDSM engloban un sinfín de prácticas… Pero, ¿Se deben mezclar el mundo liberal y el mundo BDSM? Pues bien, para mí no se deben mezclar, dado que son mundos diferentes, modos de sentir y de vivir que a mi entender no tienen nada que ver el uno con el otro.
Esta mezcla de mundos lo único que consigue es desvirtuar nuestro modo de vida, dejándolo todo reducido al morbo, cuando a mi entender, nuestro mundo es muchísimo más.
¿Qué suele pasar cuando una persona liberal se adentra en el BDSM? Pues lo primero que suele pasar es que el protocolo se pierde, perdiéndose el respeto a la jerarquía, a las costumbres y a los rituales, lo cual viene siendo como vaciar nuestro mundo y dejarle solo una fachada.
Soy una persona muy purista, me educaron y me educan según las enseñanzas de la vieja escuela y no puedo comprender, que muchas veces, nosotros mismos seamos quien mezclemos los mundos.
Últimamente, a la comunidad BDSM le da por celebrar sus fiestas en locales liberales… Para mí esto es una ofensa, dado que un local liberal NO es un local BDSM.
Respeto que se haga, pero yo, aunque he sido en más de una ocasión invitada a estos eventos no voy ni tampoco iré, y no lo hago y no lo haré principalmente por principios (la incomodidad que yo sentiría es un tema aparte). Y sí, no lo hago principalmente por principios, porque díganme ¿Si yo fuese o participase de algún modo en esas fiestas no sería participe de que ambos mundos se mezclaran? Sería muy participe, y eso atentaría contra todo mi modo de vida, por suerte mi AMO piensa lo mismo que yo.
En mi tierra hay un dicho, “los experimentos con gaseosa” y eso mismo es lo que yo opino.
Este es un tema controvertido, denostado por unos y adorado por otros. Hoy plasmaré aquí mi opinión, o por lo menos intentaré plasmarla.
¿Qué entiendo yo por exhibición pública? Para mí la exhibición pública es cuando un AMO exhibe, usa, etc. a su sumisa públicamente, es decir ante toda la sociedad y no sólo ante la comunidad BDSM.
Esta exhibición puede consistir desde un paseo con la cadena a un castigo público.
Para mí la exhibición pública es un orgullo, dado que significa no tener que ponerme ante la sociedad la máscara que disfraza de persona “normal”.
Muchos de sus detractores alegan que pueden estar presente menores, eso tiene solución, la exhibición se puede llevar a cabo a ciertas horas en las que los menores deberían estar en casa, como por ejemplo por la noche, o también en ciertos lugares que los menores no deberían frecuentar, como bien puede ser pubs y antros.
También cabría acordarse de la “semi exhibición” ¿A qué me refiero con esto? Pues me refiero a las sesiones al aire libre, por ejemplo, dónde siempre existe el riesgo de que te vean. A mí personalmente me tiene pasado.
Otra forma de exhibición pública, eso sí, muy light, es que la sumisa o esclava porte el collar, los grilletes o un simple anillo de O en la calle.
Hay un sinfín de posibilidades, unas más discretas que otras, pero para mí todas válidas.
Hay cosas que yo no recomendaría hacer públicamente, o por lo menos no sin un aviso previo a los presentes, por las consecuencias legales que podrían traer, sobre todo a la parte DOMINANTE. No recomendaría los azotes, latigazos etc. dado que muchas personas lo podrían confundir con malos tratos, en el caso de que se hagan yo recomiendo que sea en un pub o antro, avisando a los dueños y con el consentimiento de estos y avisando a las personas presentes, aún así, yo haría un vídeo dejando claro que la persona sumisa está de acuerdo y a poder ser con las razones que la llevan a estar de acuerdo.
Lo sé, es un fastidio que tengamos que realzar tantos trámites para mostrarnos tal y como somos ante la sociedad. Sobre todo cuando a esa sociedad se le llena la boca al hablar de libertad, pero luego si ven a una persona verdaderamente libre se espantan.
Según la RAE un castigo es:
castigo.
(De castigar).
1. m.Pena que se impone a quien ha cometido un delito o falta.
2.m.Enmienda, corrección deunaobra o de un escrito.
3.m.Chile.Accióny efecto de castigar(‖ aminorar gastos).
4.m.ant.Reprensión, aviso, consejo, amonestación o corrección.
5.m.ant.Ejemplo, advertencia, enseñanza.
Bien, teniendoesto en cuenta, hablaremos de los castigos en el BDSM.
Muchas veces he leído a personas, tanto sumisas como DOMINANTES, hablar del castigo como un tema sexual. Hoy hablaré de eso aquí, sobre lo que yo opino, sobre lo que yo vivo… Como siempre digo, yo no tengo la verdad absoluta y no pretendo sentar cátedra, solamente expresar mi opinión.
¿Qué es para mí un castigo?
Bien, para mí un castigo es un acto que mi SEÑOR me aplica cuando fallo en algo, sin importar que yo sea consciente del fallo o no a la hora de cometerlo.
¿Qué clases de castigo hay?
Pues para mí hay dos clases de castigo, los castigos físicos y los castigos psicológicos.
Los castigos físicos son aquellos aplicados sobre el cuerpo, mientras que los castigos psicológicos son aquellos que van dirigidos a la psique.
Un mismo acto, sobre todo hablando de castigos físicos, puede valer tanto para castigar como para premiar. Ahora me explico.
Los azotes por ejemplo, pueden ser castigo o premio, para mí la diferencia reside en la intencionalidad de los mismos, sin tener nada que ver la intensidad ni la frecuencia.
A mí por ejemplo, un azote como castigo, aunque dicho azote sea muy suave, me dolerá muchísimo más que un azote dado por premio, aunque el dado por premio sea de mayor intensidad.
Bien, llegados a este punto he de realizar otra pregunta.
¿Está bien hablar de castigo como un simple juego sexual?
Para mí desde luego que no, dado que un castigo tiene un fin mucho más allá que el mero placer sexual, un castigo corrige, enseña, enmienda…
Un castigo va acompañado de una explicación de lo que se ha hecho mal. Y sobre todo, un castigo no sólo lo recibe la persona sumisa, no sólo duele a la persona sumisa.
Cuando un AMO se ve en la necesidad y obligación de castigar a su propiedad significa que ambos erraron, la persona sumisa erró en su comportamiento, y el AMO erró en la educación de la persona sumisa, por lo tanto aplicar un castigo puede ser más doloroso que recibirlo.
¿Si usásemos el castigo como un juego sexual, cuando hiciésemos algo mal que pasaría?
No pasaría nada, dado que ninguna de las dos partes conocería lo que es un castigo.
A veces las palabras que utilizamos al expresarnos, son tan sumamente importantes, que si no sabemos diferenciar los términos y el uso de estos lo que decimos es un despropósito y un sin sentido.
Una vez se empieza en el BDSM es importante utilizar bien los términos, para que no se pierda el verdadero significado de las cosas, de los actos y de las palabras, para que no se caiga en la simplificación de un mundo tan sumamente complejo.
Hoy estaba pensando sobre qué escribir, y en mi cabeza resonaba… cesiones, cesiones… Lo cierto es que este tema no quería tocarlo hasta más adelante, pero mi interior me pedía que fuese hoy cuando volcase aquí lo que yo pienso.
He tratado este tema con unas cuantas sumisas, y la mayoría lo tienen como límite. En cierta ocasión yo le pregunté a una chica por qué ponía las cesiones como límite, qué es lo que la llevaba a limitarlo, ella me respondió que se sentiría fracasada si su AMO decidiera cederla. Yo le pregunté: “¿Porqué te haría sentir fracasada?” y ella me respondió: “Porque eso significaría que mi AMO no me quiere.”
¿Están de acuerdo con la afirmación de esa sumisa?
Ahora daré mi opinión y expondré mis argumentos, pero antes haré otra pregunta…
¿Es necesario que haya amor en las relaciones BDSM? Pues sí y no, ahora mismo me explico. Creo que la persona sumisa debe amar a su AM@ con toda su alma, dado que así, creo yo, lo servirá mejor, sin embargo creo que un AM@ no tiene porque amar a su sumis@, con que l@ respete, cuide y enseñe ya está, por supuesto que sería genial que hubiese amor, y en mi caso, afortunadamente, siempre lo hubo y lo hay, pero no es necesario.
Ahora procedamos con el tema que nos ocupa.
Para mí ser cedida nunca supuso ningún problema, es más, es un orgullo. ¿Alguien cedería algo de lo que no estuviese orgulloso? Yo creo que no, nadie quiere ceder algo que lo pueda avergonzar ¿no creen?
Es más, diré que yo amé a todas las personas a las cuales fui cedida, sí, las amé con todo mi corazón, con toda mi alma… Daba igual que yo las acabase de conocer o que las conociera desde hacía años, los amaba por igual, al igual que amo a mi AMO.
¿Quieren saber cómo es esto posible?
No se preocupen, yo se lo explicaré…
Los amaba con toda mi alma dado que ELLOS eran el instrumento que mi SEÑOR eligió para que yo le sirviese, ELLOS me estaban regalando el poder servir a mi SEÑOR como debía hacerlo.
A veces pensando… llegué a una conclusión, muchas veces los AMOS nos ceden para ponerse a ELLOS mismos una prueba. Puede que no sea así, es sólo algo que yo pienso…
No… no imaginéis, no supongáis, no creáis, no penséis…
porque no hay opción.
Porque hasta la molécula más insignificante de mi cuerpo le pertenece.
Porque es dueño absoluto de todo mi ser.
Porque vivo y respiro por él.
Porque llevo grabada Su marca en mi piel y en mi corazón.
Porque soy Su puta, Su perra, Su zorra,
y seré todo lo que él quiera que sea porque soy Suya.
Suya... y de nadie más.
Y no habrá nada en el mundo que pueda cambiar esto.
Porque así lo siento y así lo quiero.
Porque no nací para ser una esclava, nací para ser Su esclava…
La esclava de FGL
Sé que el tema de los límites es un tema muy manido, pero aún así no quiero perder la oportunidad de poder tratarlo.
Empecemos por una pregunta:
¿Qué son los límites? Para mí los límites son barreras reales o imaginarias que nos hacen creer que no somos y/o no seremos capaces de realizar algún acto.
Ahora toca hacerse otra pregunta.
¿Qué tipo de límites hay? Yo dividiría los límites en dos tipos: Los límites blandos y los límites duros.
Los límites blandos son aquellos límites que con el tiempo sabemos que vamos a superar y los límites duros son aquellos a los que nosotras mismas nos esclavizamos negándonos la oportunidad de superarlos.
Hay otra pregunta sobre la cual llevo reflexionando algún tiempo…
¿Por qué tenemos límites, cuál es la causa de eses límites? Partiendo de la base de que yo opino que la gran mayoría de límites son psicológicos, llegué a la siguiente conclusión, seguramente errada, pero es mi conclusión.
Veamos, creo que tenemos límites por miedo, por miedo a no ser capaces, lo cual es muy contradictorio, porque si no lo intentamos una y otra vez jamás seremos capaces. Es como cuando un niño pequeño aprende a caminar, ¿se imaginan qué pasaría si cogiese miedo a caer y él mismo se limitara negándose a andar? Jamás se movería.
Otra de las causas de los límites creo que es la falta de confianza, ya no hablo de que no se confíe en el AMO, sino que no confiamos en nosotras mismas, es como si nos dejásemos atrapar por las dudas que pueden surgir ante algo que nunca se hizo o ante algo que alguna vez alguien nos hizo y no nos gustó nada. Bien, es normal tener dudas antes de realizar una práctica nueva, pero si nos dejamos atrapar por esas dudas jamás descubriremos nada, seremos “ciegas” en un mundo de color. Respecto a miedos y falta de confianza hacia una práctica porque anteriormente nos la hicieron mal, es como por ejemplo, negarse a probar una comida porque una vez no nos gustó. Os pondré un ejemplo, yo de pequeña odiaba el queso, si se acercaban a mí con una loncha de queso corría como si la misma muerte me persiguiese, pero gracias a probarlo una y otra vez ahora me encanta.
¿Porqué dejamos que los miedos y la falta de confianza nos dominen?...
Pues bien, creo que esto es debido a la sociedad en la que vivimos y a la educación que recibimos, dado que desde pequeños nos “capan” la imaginación, nos “protegen” de los supuestos peligros que hay en el mundo, ese mundo dónde un día tendremos que caminar solas, ese mundo que tenemos que explorar y del que nos tenemos que nutrir para realizarnos como seres humanos.
Les decimos a los niños que no trepen a los árboles porque se pueden caer, les metemos miedos infundados sobre el hombre del saco o los asustamos con cuentos con moraleja, el resultado de eso serán adultos llenos de miedos e inseguridades. Eso es justo lo que nos pasa a nosotras, que tenemos miedo, que nos asusta “caernos” y que el hombre del saco nos “rapte” y que nadie vuelva a saber nada de nosotras…
Esto por supuesto se puede cambiar, pero sólo lo cambiaremos dándonos a nosotras mismas la oportunidad de vivir, de sentir, de explorar, ¿Y qué pasa si nos caemos? Pues si nos caemos nos levantamos, nos sacudimos el polvo y lo seguimos intentando, así por lo menos sabremos que hicimos todo lo posible por vencer a nuestros miedos y a nuestras inseguridades, así sabremos que luchamos para vencernos a nosotras mismas.