| Que se debe saber sobre mí ..? |
Personalmente pienso que no debería ser necesario decirlo, pero hay mucha gente que carece de honestidad, sobre todo dentro del BDSM. Honestidad es la habilidad de hablar, de ser abierto y verdadero acerca de lo que se dice. No ocultar emociones, miedos, ideas y pensamientos. No debe decírsele a la sumisa lo que quiere escuchar sólo para "endulzar sus oídos" y así conseguir un propósito pasajero. Honestidad es la base de la verdad, si no la hay, no puede existir autenticidad.
Un Dominante debe saber que puede cometer errores, que no es perfecto. Es obvio que pueda estar orgulloso de sus habilidades pero también debe saber que cada día crece como Dominante y que no es necesario ser el centro de atención todo el tiempo. Nunca hay que usar una posición de dominación para gestionar comportamientos abusivos. El abuso es usar el estatus como Dominante para dañar a la sumisa. Abusar es una acción completamente egoísta.
Hay que tener la habilidad de aprender cual es el camino más adecuado para actuar en todo momento de forma apropiada, tomándose el tiempo necesario para aprender al margen de las naturalezas de Dominante y sumisa, para saber sobre gustos y aficiones de las personas, no únicamente mediante herramientas físicas, sino a través de los aspectos psicológicos básicos de las sumisas. A través de ese conocimiento, se puede hacer crecer a la sumisa y a la mujer de forma paulatina y constante.
La paciencia es una necesidad de obligatorio cumplimiento, pero no se debe caer en la ingenuidad, ya que también hay sumisas que esconden muchas mentiras y se visten con diversas y variadas caras. Hay que saber reconocerlas a tiempo y marcharse como un caballero, antes de que la falsedad o el engaño puedan erosionarlo. El tiempo y no el Dominante es quien debe encargarse de colocar a cada persona en el lugar que le corresponde. Perseguir a la gente o ser insistente es una característica nada digna en un Dominante. La sumisa lo elige, así que no es necesario buscar a quienes seguro son capaces, por sí mismas, de encontrar y reconocer a su guía apropiado.
Conocer capacidades y fortalezas propias debe convertir a un Dominante en una buena persona. Enorgullecerse de dominio es hermoso, pero la arrogancia o el ego desmedido son mortales y debilitantes.
Siempre se debe ser respetuoso, hasta en las ocasiones en que la sumisa no muestra respeto. Respetando a los demás, sin importar si son Dominantes o sumisas, se gana al mismo tiempo el respeto de todas esas personas.
Es necesario y obligatorio tener sentido de la responsabilidad, para actuar de una manera que permita cuidarse a sí mismo y a la sumisa, responsabilizándose de las acciones propias, incluso para admitir un error cuando se cometa y no echarle la culpa siempre a los demás. Hay que saber controlarse a uno mismo si se desea controlar a otra persona, sin ser propenso a perder el control, a tener arranques de pánico o de ira, o a desmadrarse. Un Dominante sirve a la sumisa a través de la dominación, aplicando coherentemente su naturaleza de Dominante y conociendo las necesidades físicas y emocionales de la sumisa. De esta manera el dominio tanto le sirve al Dominante como a la sumisa.
Un Dominante siempre debe recordar dos cosas, que sin sumisa no puede dominar a nadie; y que sin una buena sumisa no puede crecer y mejorar como Dominante. |
