Y él me preguntó:
- ¿Cómo querrás que te llame?
- ¿Qué?
- Tendrás que buscar un nombre para dirigirme a tí.
Como un flash, un nick apareció en medio de mi mente sorprendida... Pero me parecía demasiado cursi para decírselo.
- Lo pienso esta noche.
Calculé varias posibilidades durante largo rato, pero ninguna era igual, a mí.
A la mañana siguiente escribí:
- Luz. Quiero que me llames Luz, porque así me siento, así soy yo, y no me puedo ver de otra manera.
Lo que yo desconocía era cuántas más luces Él, me prendería...
Espejito, espejito, muéstrame el camino que debo seguir.
¿Qué objetivos debo marcarme de ahora en adelante?, ¿qué cosas descubriré o debo descubrir? y ¿cómo sabré dónde estarán mis limites?.
Desde mi nacimiento hace poco más de dos meses, estoy inmersa en esta senda misteriosa, donde se me muestran a veces sombras y a veces luces.
Voy observándolo y sintiéndolo todo, como una niña cuando descubre por primera vez los colores, las luces, los objetos nuevos, todo alrededor..., ¡qué inmensa curiosidad!.
Dejo atrás mi antigua "yo" y me descubro como jamás hubiera imaginado que fuera posible, poco a poco me siento cada vez más a gusto, con más ganas de avanzar, de probar cosas nuevas, de abrir mi mirada al horizonte.
Por el momento me siento feliz y contenta, porque todo lo que se puso en medio de mi camino hasta ahora, fui capaz de vencerlo y descubro día a día, que todo o casi todo puede ser posible.
No creía en lo mítico, ahora puede que tenga que empezar a creer.
Sólo veía el sol, la luna y las estrellas como algo cotidiano, algo diario, algo que estaba ahí sin más.
Avanza la niña hacia la mujer, avanza la mujer hacia su verdadera identidad, la de ser sumisa.
Descubro cuánto bien me hace haber descubierto este nuevo mundo, creo que lo necesitaba de verdad.
Era como si hubiesen dejado a una niña vagar sola por este loco mundo, sin ninguna guía, sin esperanzas de encontrarse a sí misma, sólo fingiendo crecer.
Desde que se cruzó Él en mi camino, todo fluye, me siento guiada, protegida, cuidada, mimada.
Sólo Él, no tiene miedo de la fiera que llevo dentro, Él la sabe domar a su antojo.
Es como mi canto de sirena, hipnotiza a la mujer, a la sumisa y a la fiera.
Tengo miedo a la oscuridad completa, a la vacía y basta soledad, pero sé que nada me pasará si me entrego a Él.
Pongo toda mi persona a sus pies, no sólo físicamente, sino también toda mi alma.
Me quedo a su lado, porque sólo en su cuerpo y en sus brazos está mi hogar, no importa lo duros que sean el camino y la travesía, no importa el dolor de mis pies, no me rendiré.
Disciplineme, amóldeme a usted, guíeme en lo que usted crea y piense conveniente o necesario, yo no soy yo sin usted.
Intentaré dar todo de mí en todo lo que me pida u ordene, prometo trabajar duro para ser merecedora de su orgullo.
Si en algún momento por algún motivo, no prosigo el sendero como le gustaría, castígueme sin miedo, pues sólo así me daré cuenta del fallo y aprenderé a no repetirlo, mas tenga paciencia se lo pido.
Soy SUYA, su niña, su mujer, su sumisa, su perra.
Llevo grabado a fuego su nombre en mi piel y mi alma, ya todos lo saben.
Encadenada a usted, me siento libre.
Bajo su presencia, su dominio, su fuerza, su voz, su mirada, su tacto, su fuego abrasador y su olor, sé que puedo volar.
Mas sólo volaré y soñaré junto a usted.
Desde que habito Palacio, he estado leyendo profundos y bellos relatos de tod@s los que formáis parte de Él. Me encanta leer ciertas experiencias o textos compartidos. Experiencias o textos, surgen de lo más profundo de quien escribe, repletas de amor, de deseo, de respeto, de cariño y compenetración, y por tanto, repletas de alma.
Como con toda lectura, mi imaginación se activa y me viaja a todos esos mundos que compartís en tan distinguidas Estancias, haciendo de Ella, un lugar acogedor y cálido, rompiendo así el frío prejuicio de los palacios de mi mente.
Con ellas, unas veces me "enamoro", otras aprendo, otras me hacen reflexionar, otras preguntarme, y... Todas recordar al Ser que ha despertado los instintos más primitivos que me habitaban silenciosamente: a lo que soy en esencia: a mi yo irracional*: a mi yo deshumanizado: al puro animal que llevo dentro,... Así que, por naturaleza y naturalmente, soy suya, aunque ni uno sólo de Sus dedos, roce mi piel.
El amor que sentí (y que siento) hacia Él, es lo que me llevó a indagar acerca de la D/s, algo completamente desconocido para mí. Quería comprender mejor al Ser que amaba misteriosamente y con lo más profundo de mi alma. ¿Qué había dentro de Él? ¿Por qué se sentía atraído por cosas "raras"? Tenía que comprender, tenía que conocer, porque lo amaba... Esa es la razón que me trajo hasta aquí, donde curiosamente, encuentro ese "tiene que haber algo más" que susurraba mi moribundo animal... Mundo, donde el alma y la mente, importan tanto o más, que el cuerpo.
Por todo eso y más, considero que Él debe ser mencionado en el inicio de este blog y "conocido" por tod@s aquéll@s, que por casualidad o voluntad, lleguen a leer esto que escribo.
Quisiera plasmar realidades, reacciones y desconocidas sensaciones; olores, sabores y texturas...Quisiera escribir sobre viajes de la mente, sobre fuegos del alma y aguas de mis carnes; sobre cielos e infiernos alcanzados; sobre el goce de poder amarlo y el privilegio de ser amada por Él.
Pero aún siendo Él todos mis versos, toda mi inspiración, toda mi música y todos mis colores, también es... Todo lo que me falta.
* "Yo soy esto que gime, esto que arde, esto que sufre.
Yo soy esto que ataca, esto que aúlla, esto que canta. (...)
Quiero no tener límites y alzarme hacia aquel astro.
Mi corazón no debe callar hoy o mañana.
Debe participar de lo que toca,
debe ser de metales, de raíces, de alas.
(...)
no puedo ser la sombra que se deshace y pasa." (P.Neruda)
Para Tí... que has dado vida y seducido a todos mis instintos.
Cuando espero impaciente que llegues.
Cuando me dejo guiar en la oscuridad.
Cuando apoyo mi cabeza en tus rodillas.
Cuando observas mi ansiedad y te recreas.
Cuando mi cuerpo busca tu tacto.
Cuando la pasión se desborda.
Cuando, exhausta, me recoges y me aprisionas en tus brazos.
Cuando bajo la mirada y me escondo en tu pecho.
Cuando me coges de la barbilla y me besas.
Cuando te abrazo y me acaricias.
Cuando miramos el reloj.
Cuando cierras la puerta despacio al irte.
Cuando te miro, cuando me miras...
Esos silencios... Esos silencios que gritan...
Soy tuya... Eres mía.
Arrodillada en el suelo, con la mirada baja y la respiración
tranquila. Son estos momentos antes de que se abra la puerta en los que mi
corazón aumenta su latir, en los que mi mente no deja de pensar…y en los que
mis sentimientos empiezan a aflorar con mayor libertad. Sé que Él está detrás
de la puerta, esperando el momento oportuno para atravesarla. ¿Cómo sabe cuándo
ha llegado ese momento? Es un misterio para mí, pero siempre la atraviesa en el
momento justo, ni un minuto antes o después.
A partir de ese instante en el que la puerta se abre, mi
cuerpo reacciona a Él: se tensa, en espera de lo que le hará sentir, se relaja
porque sabe que está en buenas manos. La mente deja de trabajar, sabiendo que
lo Él haga es lo correcto, lo que ambos deseamos y necesitamos.
Toda yo se entrega a Su persona, en mente, cuerpo y alma,
sabiendo que estoy a salvo, sabiendo que sólo Él puede llenar ese vacío que
nadie más puede llenar.
...
...
...
Y una solitaria lágrima recorre mi mejilla cuando abro los ojos y me doy cuenta que todo es un sueño. Un sueño creado por los anhelos de mi alma. Un sueño que llegará a ser realidad en el momento en el que esté preparada...momento en el que Él abrirá la puerta, no antes.