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    Tener fe en tu Dominante conlleva no tener miedo

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    Mi primer sometido es mi control, siempre está a mi servicio

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    Manejar el silencio es más difícil que manejar el látigo

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    Mi alma necesita tanto mimo como mi cuerpo castigo

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    Después de una sesión, la mano que te domina te debe acariciar

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    El precio de Dominar es la responsabilidad

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fetslve

 

De rodillas, sentado sobre mis tobillos, La espero, mirando al suelo, las palmas de las manos abiertas, mi cuerpo mínimamente ornamentado, el frio metal rodea mi cuello, mis tobillos, mis muñecas,  preparado para sujetarlos firmemente, impasible; un slip de cuero completa mi vestimenta mínima.

La emoción del momento es la tensión de mi tronco, la tensión de mi abdomen, mi piel erizada y fría, la extraña sensación de sudor seco y frío, casi helado, irreal; los nervios hormiguean por mi piel y en lo más íntimo de mi abdomen.  Soy Su ofrenda.

En efecto, ya llega, oigo Sus tacones avanzando inexorables como el paso del tiempo en el reloj de manecillas, pero son interminables; invaden el silencio de la estancia, exiguamente roto por el flamear de las llamas de las velas que nos rodean, entre penumbras y sombras quietas en el calor de la mazmorra.

Deseo admirarla, pero no puedo alzar la vista, solo puedo imaginarla. Sus recias botas se detienen frente a mí, fijo la vista en los pequeños destellos negros que de ellas arrancan las velas flameantes de nuestro alrededor.
Las pierdo de vista, vuelven a moverse, Ella esta vez en torno a mí, imagino como mira Su juguete, caprichosa, se recrea, sabe que soy suyo.

Se inclina frente a mí y puedo intuir Sus medias de rejilla, esas que tanto me gusta recorrer tímidamente con la punta de mi lengua, y  un vestido ceñido de cuero negro. Desearía descubrir más pero no puedo, debo conformarme con lo que aparece en el campo de visión de mi mirada baja, fija, embelesada.

Sus dedos sinuosos recorren mi cara, enguantados en fino látex, para deslizar sobre mis ojos un antifaz áspero de cuero negro. Ya no veo nada, sólo podré sentir e imaginar. Un poco más abajo, esos dedos fijan una bola entre mis dientes cuyas cinchas se ajustan a la nunca. Poco a poco desciendo a Sus dominios, ni puedo ni quiero evitarlo, soy feliz en esas tierras.
Ahora Sus manos toman mis muñecas, ruidos de pequeños eslabones metálicos que unen las anillas y las juntan, otros eslabones mayores parecen descender de arriba, un clic confirma mis temores. Las muñecas comienzan a ascender, siguiendo a los eslabones que deshacen su camino.  Mis brazos siguen a las muñecas, mi tronco a mis brazos, las plantas de los pies se elevan un poco y solo las puntas rozan el suelo, mi cuerpo tensionado como cuerda de guitarra perfectamente afinada, a punto de ser tañida.
Silencio, un breve silencio. Las articulaciones comienzan a hacerse sentir, obligadas a la suspensión, estoy incomodo. Sus tacones vuelven a rondar, aquí, allá, y se detienen, y otra vez el silencio.

¡Zas! Un latigazo muerde una de mis nalgas. ¡Zas! La otra. Son castigadas alternativamente y de forma muy seguida, quizás dos látigos, uno en cada mano, la bola enmudece mis gemidos, las puntas de mis pies se retraen a cada descarga, pero deben volver al suelo para intentar seguir ayudando a las muñecas a sostener mi peso. Una y otra vez mis nalgas reciben su tortura, mientras mi piel cambia la temperatura, la adrenalina comienza a drogarme y mi mente se abandona, desconecta, mi cuerpo sólo reacciona rítmicamente entregado a cada latigazo. Descansa un rato, pero vuelve a la carga, siguiendo siempre el mismo rito, el rondar de Sus tacones, Sus dedos acariciando mis nalgas mientras me estremezco, otra vez los tacones, quizás cambie de látigo, puede que ahora sean fustas, mi mente confundida y mi respirar jadeante, la saliva descendiendo de mi boca amordazada, la tensión de mis articulaciones doloridas.  El tiempo se hace largo, interminable, dulce estancia en Sus dominios.

Cambia la rutina. Mis muñecas descienden, mis brazos se relajan, y mi cuerpo extenuado desciende, haciéndose un ovillo en el suelo, sin ser desatado, la cadena que lo sostenía dibuja un recorrido sobre mi piel sudorosa, mis nalgas arden. Ahí me quedo mientras Sus tacones se alejan y se pierden en el nuevo silencio, turbado por las velas flameantes y mi jadeo. Descanso en la obscuridad del antifaz. Quizás vuelva más tarde y pueda agradecérselo.

***

Medio adormilado, sumido en la obscuridad del antifaz y entre dos mundos, el del placer de saberme Suyo, y el del dolor que ha dejado impreso en mis nalgas ardientes, disfruto de mi condición.  No sé cuánto tiempo llevo abandonado en el suelo de Su mazmorra. De pronto, una nueva punzada en el estómago, vuelvo a oír Sus tacones acercándose.

Oigo que se detiene junto a mí, se agacha,  y me libera las muñecas y me quita la mordaza de la boca. Me ajusta una cadena en la anilla del collar y tira de mí. Me pongo a cuatro patas tambaleándome, ciego, solo guiado por la cadena estirada, la sigo, dudando si voy por el buen camino. Me da un puntapié con Su bota para que me detenga.  Oigo un ruido, parece que se sienta, y dice sólo una dulce frase “ya sabes qué tienes que hacer”, mientras acerca una de Sus botas a mi boca.

Por fin, me deja agradecerle el tiempo que ha pasado enrojeciendo mis nalgas. Mis dedos buscan a tientas la bota, para coger con ambas manos el talón y el tacón, mi lengua y mis labios se acercan y comienzan a lamer profusamente. Ella sabe que me fastidia hacerlo a ciegas, porque me deleito con la visión de Sus botas, por eso no me ha quitado el antifaz. Mi mente se revela, y comienza a imaginar cómo le cuidaría Su pie desnudo, se lo lamería con función, lo besaría, le pondría crema mientras se lo masajeo, y luego le daría laca sobre Sus uñas, roja, brillante, y pequeños y amorosos soplidos para que se secara. Si después del juego me pregunta sobre los sentimientos y pensamientos que he tenido, en virtud de nuestro contrato, deberé contarle con toda sinceridad como he dejado volar mi imaginación, y dudo que le guste que me permita estas libertades con Sus pies, pero no puedo evitarlo. Cuando se lo diga, no dirá nada, quizás sonría maliciosamente, y lo guardará en Su mente, inventará algo con ese pensamiento para otro de nuestros juegos. Ella es así, sorprendente e imaginativa, creativa.

Me hace cambiar de bota y ahora beso y lamo la otra. Y sigo pensando en Sus bellos pies. Mientras me ocupo de Sus botas, doy respingos, porque aprovecha para pasarme Sus manos enguantadas por mis doloridas nalgas, sabe que están muy sensibles, se le escapa alguna que otra bofetada sobre ellas. Aunque intento concentrarme en Sus botas, las bofetadas que no veo venir me arrancan gemidos de la garganta y la sensación de dolor y escozor parece que se extiende como una onda expansiva sobre la piel de mi trasero. Voy a estar una buena temporada pensando en Ella cada vez que me siente.

Se incorpora y vuelve a tirarme de la cadena. La sigo a tientas, a cuatro patas. Nos detenemos y me da varios estirones para indicarme que me incorpore. Me levanto, me hace girar, y noto la pared y la madera de la cruz de San Andrés. Me inmoviliza atando las muñequeras y las tobilleras a cada uno de los extremos, y quedo en cruz. Sigo sin ver nada. Se acerca a mí, pega Su cuerpo contra el mío, noto el cuero en el que está enfundada, mientras baja Su mano a mi entrepierna para jugar con ella por encima del slip, acerca Sus labios a los míos y me da un profundo beso, nuestras lenguas se unen en un abrazo casi eterno. Cuando reacciona así me hace sentir Su posesión, y me entrego, me abandono encantado. Aparta Su boca y con la mano enguantada sustituye Su lengua por la mordaza de bola, de de nuevo vuelve a ajustar a mi nunca. Esta maniobra no me la esperaba y me ha excitado mucho. Se va, oigo como los tacones se alejan, pero vuelven enseguida. Noto Su mano que vuelve a jugar con mi entrepierna, me excita Su tacto. Separa el slip de mi pubis y tira algo dentro. Un frío cubito de hielo comienza a congelar mi excitación, un intenso dolor de involución en mi miembro, gimo y me estremezco. Tira otro, y otro, los suficientes para conseguir que mi excitación involucione, desaparezca, mientras sigue masajeando la entrepierna por encima del slip para que los cubitos se deshagan sobre mi piel. Noto las gotas de agua descender por mis ingles y mis piernas, y pronto la excitación desaparece. Sigo perdido en la obscuridad del antifaz.

Al regresar, noto de nuevo que ronda cerca de mí, y justo en el momento que intuyo una fuente de calor,  la cera cae sobre mis pezones mordiéndolos con su ardor. Gimo y me estremezco. Una y otra vez noto las gotas deslizarse sobre mis pezones, sobre mi tronco, intento moverme, liberarme, pero la cruz me tiene preso. Cuando los goterones se enfrían, los arranca con Sus dedos de un estirón, no le impresionan demasiado mis gemidos, mis súplicas silenciadas por la mordaza. El tiempo ha pasado despacio y noto la piel dolorida, cuando toma una fusta y termina de arrancar los trozos de cera colgantes que quedan con pequeños golpes, haciendo saltar la cera medio suelta. Cuando considera que ha terminado, me engarza el mosquetón de la correa en la anilla del collar, me libera de la cruz. Debido al cansancio me deslizo hasta el suelo, tira de la correa y me conduce hasta una jaula, donde me invita a acomodarme. La cierra y vuelve a salir de la mazmorra. 

- Descansa. -  me dice.

En efecto, sabe que estoy cansado, siento mi piel ardiente, la máscara de cuero rodea mi cara y el antifaz sigue cegándome… poco a poco me abandono en un sopor que me invade. Sus cariños han sido duros, voy perdiendo la noción del tiempo, sólo Ella en mi pensamiento… sé que seguiré entregándome a Ella para complacerla, La adoro, porque sé que soy Suyo, que me tiene y me posee y me utiliza. Y me abandono a un sueño inevitable.

fetslve.

fetslve Sep 17 '22 · Etiquetas: bdsm, femdom, fetslve
ISHIGURO PREMIUM 2

 

 

VIERNES 8 DE MAYO 2019

 

Cuando la oyó, al cabo de las horas, entrar en la sala, no se atrevió a levantar la vista porque, desde luego, jamás la miraría a los ojos sin su consentimiento. Lo consideraba un atrevimiento (desde luego que le había quedado claro, desde el principio, que ella no se lo excusaría). No dudó que viviría como una infracción intolerable que se pusiese frente a frente, así, sin más, a su mismo nivel, y que se permitiese la necesidad de contemplar sus pupilas verdosas y sus labios encarnadísimos mientras se pronunciaban las palabras que él deseaba y a ella le obligaban..

 

Llovía a mares. El torrente de agua que se abalanzaba sobre la acera le salpicaba las perneras de los pantalones, pero él no parecía darse cuenta de lo empapada que llevaba la ropa. Mucho antes de llegar al portal había cerrado el paraguas de repente. No sabía muy bien por qué, pero intuyó que le facilitaría leer los números de las casas y le ayudaría a llegar unos minutos antes. Le dolía el estómago y notaba cómo se le aceleraba la respiración según avanzaba.

 

Un portal con dos o tres plantas liofilizadas, el mármol y el cristal de las paredes, un ascensor y justo a la vuelta el montacargas. Dudó. El ascensor… pero inmediatamente lo adivinó. A cada instante habría que asumir una incierta determinación que le diseccionase cada uno de los pensamientos y recuerdos antiguos e imposibles que, sin saber muy bien por qué, le empujaban a abandonar… Con lo que le pareció un colosal esfuerzo, aunque sólo le supuso un brusco movimiento, uno de los muchos tics que se descubría últimamente, con los labios entreabiertos para devorar las pequeñas gotas de agua que le resbalan desde la punta de la nariz, presionó el número del piso y se dejó ir.

 

Sólo la escuché y no tenía ninguna certeza de haberlo hecho: “las manos sobre la mesita, y las rodillas sobre la tarima… no te muevas hasta que te lo ordene”. Se atusó el cabello, se maquilló, se enfundó un vestido azul francia y unos zapatos crema, tomó el maletín y Salió sin siquiera mirarme. Yo permanecí en un silencio irreal, inerme y fascinado.

 

Permanecí en silencio durante una hora hasta que comenzaron a hormigueárseme las rodillas y los muslos. Intenté concentrarme en un punto del cristal en el que se podría apreciar un poco de polvo, en la portada de una revista al fondo, en la bandeja que casi toca el suelo, un fósil, una pipa de madera y hojas y pétalos secos. No deseaba pensar, no creí haberle oído nada sobre eso. Escuché el estómago y no deseé hacerlo, noté la dureza de los gemelos, el agarrotamiento de los dedos de los pies y lo deseché también. Recordé el sol del verano en ‘el florido’, el fuego que brotaba de la tierra mientras paleábamos el trigo. En ocasiones mi padre nos permitía mojarnos la cabeza con el agua del tonel… o, al menos, nunca se quejó por ello. Nos despertaba a mi hermano y a mí a las tres de la mañana, antes de nada, y nos montaba en el remolque. A las cuatro ya estábamos cargando lo que no hubo más remedio de dejar sobre una lona en el parao el día anterior. A veces le prestaban algún remolque y yo me los traía en reata hasta el pueblo para descargar en el almacén. 

 

Creo que tenía catorce años cuando me masturbé por primera vez. Lo recuerdo perfectamente, como si hubiese sido hoy, por diversos motivos. El corredor; las cámaras durante el verano mantenían una temperatura agradable, sobre todo a la hora de mayor calor, durante la siesta. Lo recuerdo como si fuese hoy mismo. El atadero alrededor de mis huevos y presionando con fuerza el pene, las vigas por las que pasé la soga y el tirón que casi me hace perder el equilibrio. El dolor que al principio resultaba incómodo pero que, al poco, casi inmediatamente, se volvió suave y dulce. El nudo corredizo alrededor del cuello y el nuevo tirón, ahora con más cuidado, con más miedo. La tensión y la necesidad de subirme al zoquete de madera y sujetar la cuerda con fuerza a la viga, de puntillas, sin apenas tocar el madero, casi con asfixia… me parece que deseé que el esperma fuese una fuente que pudiese regarme los labios.

 

Me obligué a no parpadear. Pensaba que no se había referido a los párpados, ni a los labios, tampoco a que los dedos de la mano se moviesen a derecha e izquierda abriéndose y cerrándose, pero fue una frase tan corta que apenas cabía el pensamiento en ella. La orden no se ajustaba, tal vez, a lo dicho… sin duda iba más allá, estaba injertada en su mismísima voluntad y, claro, no podía ser de otra forma, respondía sin duda a un propósito, doblegar los restos de mi cordura y arrojarme, después, sin duda, a la calle.

 

Don Mariano, como siempre, ni me miró. Era un ser lejano que, por supuesto, ya ha muerto hace infinidad de años. Nos habíamos escapado a la alberca del tío Sotero. Me recuerdo desnudo, y a Carmelo, y al Agustinillo… y, cómo no, a Juan de Dios. Juan de Dios nos sacaba más de la cabeza en todo lo que se proponía. Fumaba ideales. Y yo, como siempre, ruborizado y tartamudeando, entré en el estanco de la tía Elisa y le pedí una cajetilla. No pude contenerme y giré con ella en la mano, eché a correr sin volver la vista atrás y pasé junto al tío Doramar. La alberca apenas se podía ver por la calima. Yo también me desnudé y me zambullí. 

  • ¿La traes? -Juan de Dios ya tenía una cierta pelusilla en la cara.
  • Sí.
  • Vale… salgo.

Era tanto como decir, ‘salid’. Nos sentamos…

  • Si coges una hormiga y te la colocas en el pijo, aquí, en el capullo, por dentro de la piel… te mordisquea y se te entra hasta los cojones – y así lo hizo el jodido.

El Agustinillo y Carmelo lo intentaron, pero creo que no fueron capaces de hacerlo. Tampoco puedo recordarlo con precisión. Fue por los días en que apareció aquella pareja en el pozo, junto al paseo, ahogados y se incendió el circo de los gitanos. Unos meses más tarde Mariano que estaba talando el álamo del huerto del tío Ciriaco se calló desde lo más alto y no volvió a caminar. Yo creo que lo vi todo desde el pretil, en el recreo de la escuela, aunque pensé inmediatamente en la alberca del tío Sotero y en Juan de Dios frotándose con lentitud mientras fumaba.

  • A ver, coge por aquí y haz así… arriba y abajo.

Juan de Dios lo decía siempre, incluso aquella tarde en el campanario de san Antón durante la fiesta, en enero. Durante el cuarto de hora de campana al que teníamos derecho por traer leña para la hoguera, me sujetó con fuerza la mano. Estábamos solos y me dijo que él la tenía más grande. Que me la sacara. Me hizo agarrársela y noté cómo temblaba.

Don Mariano hizo que me sentase en la silla y me tomó la temperatura. Seguía mareado. Mamá esperaba a mi lado con la mano preparada para seguir azotándome.

  • Es como si se hubiese emborrachado y tiene un olor a tabaco que apesta.
  • Es lo que suele pasar. 
  • Me vuelve loca, don Mariano. Siempre trae alguna. Lo mismo con alguna inyección de vitaminas se le asienta esa cabeza que tiene.
  • Ya veremos.

 

Necesitaba cerrar los ojos un momento, pero tampoco recordaba que ella se hubiese referido a eso. Tampoco tendría que haber sido más explícita… yo creo que sólo se deben tomar decisiones porque uno lo quiere así.

 

No sé por qué ahora se me viene a la cabeza Juan de Dios y su hermano Pepito. Vivían una puerta antes de la mía. Sí, donde ahora vive Joselete. Cuando me enseñaba su verga sentía el deseo de cogérsela y tirar de ella y verla temblar. A veces también me la imaginaba agarrada a la cuerda que sujetaba la mía a las vigas y, mientras me balanceaba hasta que parecía que se me iba a partir y me ahogaba, notaba la humedad de su lefa, y la veía cubriéndome con un sabor a suero, pastosa y salada. Juan de Dios era mucho mayor que todos nosotros. También lo era Pepito, su hermano. Su madre la Gumer tenía mala fama. Era una mujer que usaba blusas ahuecadas y que cuando se agachaba se le bamboleaban los pechos como enormes badajos. Era muy delgada, y, al ceñirse el vestido que se le había abierto casi de par en par, se le remarcaban todas las curvas del mundo. 

 

Aún no sé su nombre. He llegado aquí, a su casa, me ha abierto la puerta y no sé con qué nombre pensarla. Me empieza a matar el cuello y esta necesidad de orinar. Tal vez, claro, al baño sí podría acercarme. Al fin y al cabo, es una cosa natural.

 

Creo que la Gúmer me infundía algo de miedo. Todo en ella era excesivo. Había puesto una goma en el corral con la que nos mojaba cuando Juan de Dios había salido a algún recado. Pepito subía a ponerse el bañador y ella se inclinaba antes de ajustarse el cinturón del vestido y todo se volvía espléndido. Se sentaba, en algunas ocasiones, y se subía la falda mientras se secaba los muslos por dentro. Y, durante las siestas, una y otra vez, en los corredores, cuando me tumbaba sobre las piedras del trillo, o me recorría con el cactus de mamá los testículos y la poya o me arrastraba boca abajo y me clavaba los pernos del rastrillo no tardaba en eyacular. Ahora que lo pienso siempre deseé superar ese modo de actuar. Al fin y al cabo, meneármela y pensar en la madre de mi amigo debía ser, creo yo, algo despreciable. Pero tampoco me atreví a confesarlo. Nadie sabe cómo piensan los curas. 

 

Es posible que desde el corredor haya un pasaje hasta aquí, inmóvil y con la esperanza de ser aceptado en su reino. Me ordenaré sacerdote y oficiaré en el altar de la sumisión y, tal vez, si lo desea, combatamos el magnífico combate que desencadene mi kenosis… y, por último, me pasee como un simple trofeo sujeto con la maroma de la esclavitud ante los ojos de su pueblo.

 

Tres horas, cuatro, cinco, seis… ya no queda nada, sólo permanece el aturdimiento. No hay ni pensamiento ni voluntad, sólo lo que uno puede o no puede dominar, como quien actúa desde muy lejos. El hambre, la sed, el temblor el rebrote de la orina desde el huesos… En el vaquero aparece un cerco oscuro que empieza a gotear sobre la alfombra.

 

Pensé, por un instante, en levantarme un momento e ir al baño y abandonar. Al fin y al cabo, nadie se enteraría, tampoco ella. No me había casi ni saludado. La conocía de lejos, aunque siempre a través de terceros… desde la lejanía de las redes sociales me había vuelto a la infancia. A mis primeros deseos. Y ella parecía leerme. Aunque, sin embargo, desconocía su nombre. Sí. Lo mejor era mear y volver a la posición original. Claro que, si eso es así, por qué no sentarme en el sofá y cuando la oiga, bueno, cuando la oiga ya veré. Al fin y al cabo, tampoco es una verdadera orden… y yo estaba al fin aquí para algo. Sigue chorreando y noto cómo se humedece la alfombra junto a mis rodillas.

 

A la Gúmer se le aplastan algunos pelos del coño, entre la pernera de las bragas, y el muslo y hoy no lleva sostén. Es posible que una cucaracha en el pene muerda con más fuerza que una hormiga. Es más grande y el tamaño en estos casos pienso que tiene que importar. O un gato… o el perro con esos lametones que da cuando come. Tampoco es descartable un ratón. Me voy a colocar ‘alquiribiti’ en los huevos y los voy a prender fuego para ver si los pelillos se retuestan. Es azufre, desde luego, el combustible del infierno…  

 

Mi madre siempre me consideró un buen chico, aunque a mí siempre me pareció una exageración. Entraba por una puerta a todo correr, cogía la cata y salía por la portá. Y allí, en el cerquillo, Carmelo y Juan de Dios con el trompo y las chapas. Hoy me empieza a doler como entonces el vientre. Necesitaría ir al servicio, pero no tengo claro que esa sea la voluntad de la señora. 

 

Cuando oscurece ya se nota el charco sobre la alfombra… Me hubiese gustado untarme los huevos con azufre, desde luego, pero me conformé con colocarlos un día de calima, en la huerta, mientras regaba con el motorcillo campeón, sobre un hormiguero y observar cómo multitud de seres con sus patitas y sus dientecitos se desparramaban por la piel hasta llegar al glande… creo que también sentí que exploraban otras vías más oscuras. Lamentablemente, me parece que el extraordinario estado a que hago referencia no puede ser comprendido sin olvidar los principios más sagrados de la moral.  Tal vez si fuese capaz de doblegar el cuerpo y, dios mío, llegar con los labios a acariciar los pequeños seres que me transitan… quizás entonces hubiese dibujado con las yemas de los dedos las esferas celestes y me hubiese bastado… aunque no creo que haya algo más allá del presente. 

 

 

Cuando entró, varias horas después, permanecía en silencio. Se detuvo un instante y se fijó en la alfombra y continuó hasta el baño. Se cambió, se sentó en el sofá y prendió un cigarrillo mientras se sirve una copa. Yo permanezco en silencio. Cena, se acuesta y yo aún estaba allí. 

 

SÁBADO 9 DE MAYO 2019

 

Esta noche aún estoy vivo, y durante el amanecer, y a las nueve y a las diez, también a las once cuando se levanta. Se despereza.

 

  • Ven a la cocina.

 

Me avergüenzo de la suciedad y el olor que desprendo. Yo no huelo nada. Eso es lo normal, pero he convertido el salón en una cuadra por la que me arrastro. Me contuve durante la noche y cerré los esfínteres, pero no pude evitar el río de orina que empapaba la alfombra antes blanca y ahora teñida por una gran mancha oscura. A las tres de la mañana, creo, porque no uso reloj, comencé a babear con incontinencia sobre el cristal de la mesa. Observar cómo la saliva modificaba su textura, cómo se volvía espuma, se desparramaba y configuraba surcos como de torrentes de hormigas me distrajo y dejé de pensar. 

 

No le pregunté la temperatura del café, tampoco si lo tomaba con cereales o con leche o con galletas, o con un pedazo de bizcocho que tenía en uno de los armarios. Tampoco la interrogué sobre el mantelillo, ni siquiera sobre una servilleta junto a la taza a la derecha o a la izquierda, sencillamente, la serví como sabía que ella deseaba. Me coloqué en el suelo en la misma posición en que ella me había dejado el día anterior y esperé. 

 

Sí, aunque sea absurdo, lo conozco: sus gustos, sus necesidades. No es necesario hablar.

 

Me aceptó un día del mes de enero y desde ese momento sólo me dirigí a ella. No se piense que soy monógamo mojigato, ni mucho menos. Nada de eso. Sólo que es como si me saciase esperándola.  

 

El suelo de la cocina son baldosas a rombos marrones y blancos y se me clavan en los huesos de las rodillas. El frío consuela, pero no es suficiente. 

 

  • Por qué no te levantas y te vas… no te quiero por aquí.

 

No me atrevo a mirarla. No me suena a orden, sólo a ruego. 

 

“Estimada señora…” creo que comencé así aquel día de enero… “sería un honor… ” y a partir de aquí una equivocación tras otra… “que me permitieras ser su amigo… “ y otros tuteos más… y otras inconveniencias propias de un gañán… y su respuesta lacónica: “es una falta de humildad tutear a una dama”… e inmediatamente se me vino el mundo encima…. Aunque lo sentí inmediatamente.  Una bendita equivocación, cientos de equivocaciones… miles de equivocaciones… una cucaracha sobre la almohada, el reconocible olor a pis sobre la alfombra… y, claro, un justo castigo con la fusta o con la vara o con lo que ella tuviese a bien… Dios mío, bendito pecado…  un vergajo de cien puntas que doblega el cuerpo, una corona de espinas que mantiene serena la mente y una traviesa ensartada hasta el fondo del ano.

 

  • No puedo soportar la suciedad… 

 

No sentí que me preguntara y, claro, no me atreví a responder.

 

DOMINGO 10 DE MAYO

 

El suelo de la cocina es un charco asquerosamente amarillo. Entra descalza y chapotea sobre el pis. Se arrodilla a mi lado y me coloca un collar de cuero alrededor del cuello. Me frota la espalda con la mano humedecida y siento su aspereza. Los labios me saben a herrumbre. Me ayuda a levantarme, me sujeta para que no me fallen las piernas y entra conmigo en el baño. La bañera es una manta de espuma. Me ayuda a entrar en ella, me acaricia el pecho con una esponja. El agua huele a ella, y sabe a ella y tiene su misma textura. Araño su superficie y me dejo caer hacia atrás. Cuando me seca me coloca una cadenita en el tobillo… yo sigo imaginando trasgresiones y ella las espera, creo, y traza los límites de sus dominios en toda la geografía de mi cuerpo.

 

 

 

ISHIGURO Ago 2 '20 · Calificar: 4
MAYTICA PREMIUM 3

Buenas!!


SOy nueva en esta red y no la tengo todavia al dia, pero si me hablais y no os contesto es que todavia estoy haciendome a ella, asique , prometo contestar a todo el mundo, tened paciencia!!


Un Saludo

MAYTICA

MAYTICA Abr 23 '20 · Comentarios: 1
MAYTICA PREMIUM 3

Saludos buenos dias!


Me llamo MAYTICA, Dominante de Madrid con experiencia, adentrandome ahora por estos lares para conocer gente y divertirnos en buena compañia. Un saludo a  todos.

MAYTICA Abr 19 '20 · Calificar: 5 · Comentarios: 2
maleniElan

Si deseamos conocer los inicios del BDSM quizás lo primero que vayamos a encontrar es lo que nos dice la wikipedia al respecto:El término BDSM apareció por primera vez en abril de 1991, en torno a un foro de noticias por Internet, como la yuxtaposición de dos abreviaturas contrapuestas, BD (bondage y dominación) y SM (sadomasoquismo), que en realidad se habían creado, precisamente, para distinguir el sadomasoquismo (que gozaba de una conocida mala imagen) de las “otras” aficiones. Paradójicamente, desde el momento en que se trata de unificar ambas corrientes es cuando la subcultura que las engloba empieza un desarrollo vertiginoso. Dado que BDSM es una palabra que abarca términos muy dispares, no es fácil dotarla de una historia más allá del comienzo de su uso como acrónimo, al margen del que corresponda a cada uno de sus componentes.

Centrar el comienzo del BDSM en los años noventa o en el siglo XX, seria dar solamente la visión moderna y no centrarnos en sus verdaderos orígenes. Como veremos a continuación la tendencias sadomasoquistas y las relaciones de dominación-sumisión han estado presente desde las primeras civilizaciones.

En este articulo recogeremos la evolución del BDSM desde la antigüedad hasta el siglo XXI.

EDAD ANTIGUA

Inanna, diosa de la guerra y del amor, reina de la primavera/verano, resucitada de entre los muertos tras bajar al Inframundo a enfrentarse con su némesis y casada con Dumuzi, rey del otoño/invierno.

Las prácticas BDSM sobreviven en algunas de las grabaciones de textos más antiguos del mundo, asociadas a los rituales de la diosa Inanna (Ishtar en acadio). El historiador académico y arqueólogo Anne O Nomis ha emprendido una investigación revelando textos cuneiformes dedicados a Inanna que incorporan rituales de dominación. En particular, se señala los escritos antiguos como Inanna y Ebih (en la que la diosa domina a Ebih), y el Himno a Inanna que menciona los rituales de dominación, intercambio de ropa, estados alterados de conciencia, el castigo, gemidos, y el éxtasis.

En la mitología sumeria Inanna que significa “Reina del Cielo”, era la diosa del amor, de la guerra y protectora de la ciudad de Uruk. Con la llegada de los acadios Inanna se sincretiza con la diosa Ishtar. Innana tuvo 7 templos, a los que se pueden añadir otros ocho, aunque el mayor estaba en Uruk Eanna, dedicado a ella y Anu).

Uruk, tenía entre sus celebraciones varias de carácter sexual y violento. Se conservan fragmentos del poema babilonio a Erra, en el cual se critica duramente la actitud de un rey de Uruk, que no trata con suficiente amabilidad a las prostitutas, cortesanas y busconas […] a los chicos alegres que cambiaron su masculinidad por feminidad así como a los portadores de dagas, navajas, cuchillas y pedernal, ya que estos, con sus actos, agradan al corazón de Ishtar. 

Durante el siglo IX aC, las flagelaciones rituales se realizaron en Artemis Orthia, una de las zonas religiosas más importantes de la antigua Esparta, donde se practica el culto de Orthia, una religión preolímpica. Aquí en el ritual de flagelación, llamado diamastigosis, los hombres jóvenes adolescentes eran azotados en una ceremonia supervisada por la sacerdotisa. Se cree que al principio consistía únicamente en una prueba de resistencia a los latigazos para los aspirantes a espartiatas, que debían resistir sobre el altar de Artemisa el duro castigo como rito iniciático a la edad adulta sin caer en la condición de tresante literalmente tembloroso, cobarde, pasando a ser despreciado por todos). Algunos autores así lo deducen del hallazgo de máscaras en el santuario, cuya explicación más probable sería que las usaban los participantes para no resultar favorecidos ni perjudicados en los azotes.


Una de las pruebas gráficas más antiguas de actividades sadomasoquistas se encuentra en la tumba etrusca de la flagelación cerca de Tarquinia, que data del siglo V antes de Cristo. La tumba tiene una habitación donde en el muro opuesto a la entrada hay dos figuras que están separadas por una puerta falsa pintada en la pared. En el muro a la derecha son visibles dos escenas eróticas. La de la izquierda muestra a dos hombres que probablemente están manteniendo relaciones sexuales con la mujer que se encuentra entre ellos. La escena de la derecha muestra a una mujer inclinándose sobre las caderas de un hombre barbudo que la está azotando con la mano plana. Probablemente la mujer realiza una felación, aunque los daños en el dibujo dificultan confirmarlo. Otro hombre, este sin barba, se mantiene un poco alejado a la izquierda, con una mano apoyada en las nalgas de la mujer y una vara en la otra.



Un fresco en la tumba etrusca de la flagelación, siglo V antes de Cristo.

Otra referencia relacionada con la flagelación se encuentra en el sexto libro de las Sátiras de la antigua Roma del poeta Juvenal (1ro-2do siglo AD), la referencia adicional se puede encontrar en el Satiricón de Petronio, donde un delincuente es azotado para su excitación sexual.

En Pompeya, una figura Whipstress con alas se representa en la pared de la Villa de los Misterios, como parte de una iniciación de una mujer joven en los Misterios. Nomis señala que el papel Whipstress impulsó la iniciación sagrada de la muerte ceremonial y el renacimiento.  

Durante toda la edad antigua las relaciones de Dominación-Sumisión ha sido representadas en la esclavitud. En Roma por ejemplo, existían varios tipos de esclavos. Los esclavos de las familias acaudaladas ayudaban al amo a ponerse la toga, pues era una labor de gran complicación. Eran los encargados de recibir a los invitados, recogerles la toga y los zapatos y ofrecerles un baño caliente o un lavado de pies. Los más guapos y de mejores modales servían la comida vestidos de colores vivos, que contrastaban con sus cabelleras, con las que a veces sus amos se secaban. Los más agraciados servían el vino y cortaban los manjares mientras que los que limpiaban los platos y recogían las mesas iban peor vestidos. A cada invitado se le adjudicaba un esclavo servus ad pedes que permanecía a sus pies. Los que nacían como esclavos y eran educados, formaban una clase privilegiada entre la servidumbre. No se les permitía entrar a representaciones teatrales. A los esclavos se les adjudicaban las tareas de acuerdo a su nivel cultural.

A los esclavos se les podía poner un collar con una placa en la que se leería, por ejemplo: Tene me ne fugia et revoca me dominum meum Viventium in Ara Callisti, que se traduciría como “Retenme para que no escape, y devuélveme a mi dueño, Vivencio, en la zona del Altar de Calixto”.

Los esclavos de ciudad solían tener familia y una gran autonomía. Podían lograr la libertad o manumisión de diferentes formas:

    Por declaración ante un magistrado. Amo y esclavo defendían su libertad ante un magistrado. Si era aceptada, se le ponía un bastón en la cabeza como señal de su libertad.

Muchos emancipados permanecían en sus casas haciendo las mismas labores, aunque con mayor dignidad.

El modelo de la sexualidad romana era la relación del amo con sus subordinados (esposa, pajes, esclavos), es decir, el sometimiento. El placer femenino era totalmente ignorado o presupuesto. En la moral sexual la oposición era someter/ser sometido. Someter era loable, ser sometido era vergonzoso solamente si se era un varón adulto libre. Si se era mujer o esclavo era lo natural.

En el Kama Sutra de la India se describe cuatro formas diferentes de golpear durante el acto sexual las regiones permitidas del cuerpo humano para proporcionar placer. Desde esta perspectiva, el Kama Sutra se puede considerar como uno de los primeros recursos escritos que se ocupan de actividades sadomasoquistas y normas de seguridad.

EDAD MEDIA Y MODERNA

El fenómeno medieval del amor cortés en toda su devoción servil y la ambivalencia ha sido sugerido por algunos autores a ser un precursor del BDSM.


1500-1700 dC Durante este tiempo, la profesión de la Dominatriz comenzó a emerger. De acuerdo con Nomis, hay un montón de grabaciones de actos sexuales eróticos, la flagelación específicamente que aparecen en muchas obras publicadas. 
La novela de John Cleland Fanny Hill, publicadas en 1749, incorpora una escena de la flagelación entre el protagonista del personaje de Fanny Hill y el Sr. Barville. 

 HISTORIA DEL MARQUÉS DE SADE (1740-1814)

Donatien Alphonse François de Sade (París, 2 de junio de 1740 – Val-de-Marne, 2 de diciembre de 1814), conocido por su título Marqués de Sade, nace de una familia de la antigua nobleza provenzal, vinculada a la rama menor de la casa de Borbón. Con diez años es observador de las continuas orgías que su tío celebra en su castillo de Saumane. Cuando cuenta 23 años, abandona el ejército y contrae matrimonio “por conveniencia” con Renée Pélagie Cordier de Launay de Montreuil, la hija de un nuevo rico, de París. Apenas había transcurrido el primer mes de su matrimonio, cuando inició un asunto amoroso con la actriz, La Beauvoisin, que ya había tenido varios protectores. El matrimonio tendría dos hijos, Louis-Marie y Donatien-Claude-Armand, y una hija, Madeleine-Laure.

Sade invitaba a las prostitutas a su “nidito de amor” que poseía en Arcueil y las sometía diversos abusos sexuales. Su primera detención por el delito de actos de perversión sexual en una mujer, blasfemias y profanación de la imagen de Jesucristo, se produce tan sólo cuatro meses después de su boda. Por estas acciones fue enviado a prisión en la fortaleza de Vincennes, por orden del rey.

Es desterrado, por su condición de noble, a las tierras que tiene su familia en la Provenza. Posteriormente se convierte en cliente asiduo de los prostíbulos de Madame Brissault y de Mme. Hecquet, y de los teatros del gran París, en los cuales se provee de sucesivas amantes. En 1772, varias prostitutas lo acusan de haberlas fustigado, y sodomizado. En el juicio se le condena a muerte, y a que su cuerpo sea quemado y sus cenizas esparcidas al viento. Escapó entonces a Italia acompañado de su cuñada, Mademoiselle Anne-Prospère de Launay, abadesa de un convento.

Volvió a la Coste en 1776. Pero, un escándalo seguía a otro y esta atmósfera, una vez más, se volvió en su contra. Esta vez fue arrestado y enviado al calabozo de Vincennes el 13 de Febrero de 1777, donde las condiciones de vida eran pésimas. En 12 de Febrero de 1784, fue trasladado a la Bastille en París. Sade escapó de la guillotina, por casualidad, el día antes que el líder revolucionario Robespierre fuera derrocado.

En 1787 produce su más famosa novela de su carrera “Los Infortunios de la Virtud” (1791), “Las Prosperidades del Vicio” (1796), “Los 120 Días de Sodoma” (publicada póstumamente), y “La Filosofía en el Tocador” (1795), donde describe con detalle sus diversas prácticas sexuales. Así, el término sadismo se emplea en psiquiatría para designar el tipo de neurosis, que consiste en obtener placer sexual infligiendo dolor a otros. Su filosofía considera naturales tanto los actos criminales como las desviaciones sexuales.

Sus obras fueron calificadas de obscenas y hasta bien entrado el siglo XX estuvo prohibida su publicación. Encarcelado en Vincennes, pasó seis años en esta prisión, después se le trasladó a la Bastilla y en 1789 al hospital psiquiátrico de Charenton. Abandonó el hospital en 1790 pero fue detenido otra vez en 1801. Rodó de prisión en prisión y en 1803 ingresó otra vez en Charenton, donde murió el 2 de diciembre de 1814. 

Después de su muerte, su hijo mayor hizo quemar todos sus manuscritos, cumpliendo la voluntad de su testamento, escrito en 1806. Pidió ser enterrado anónimamente en el bosque para que “todos los vestigios de mi tumba desaparecieran de la faz de la tierra, así como también espero que todo vestigio de mi memoria sea borrado de la memoria del hombre”

Durante casi dos siglos, eruditos, críticos y artistas congéneres han hurgado en la tumba de Sade, en un esfuerzo por consolidar un retrato definitivo del hombre. Hoy sus escritos marcan un momento importante en la historia de literatura. en la que figura como el primero de los modernos escritores malditos.

HISTORIA DE LEOPOLD VON SACHER MASOCH(1836-1895)

Leopoldo Von Sacher Masoch era un profesor de historia y escritor premiado y famoso, Caballero de la Legión de Honor e hijo del Jefe de Policía de Lemberg, su ciudad natal. Con 10 años de edad, escondido en el ropero envuelto en un tapado de pieles de su tía la condesa Zenobia, asistió sin desearlo a un acto sexual de la misma, con su amante. El conde sorprende el acto, pero lejos de amedrentarse, la tía castiga con un látigo al marido. 

La excitación de Leopoldo es tan intensa que cae entre las pieles y la tía también lo castiga a él, por fisgón. Huye, pero no muy lejos, pues descubre que le fascinan los gritos del conde que sigue siendo golpeado. Por eso el látigo y las pieles eran sus símbolos favoritos.

Una gran parte de la obra de Sacher-Masoch está constituida por cuentos nacionales y novelas históricas agrupadas en ciclos. Sus historias tienen generalmente por heroína una mujer dominante o sádica, como en “Agua de juventud” que retrata la sangrienta historia de la condesa Báthory.

Dos de sus novelas, “Pescadores de alma” y “La madre de Dios”, tratan de sectas místicas, mientras que la mujer separada, que en su momento fue un gran éxito, se inspira en la infeliz relación que mantuvo con madame Kottowittz.
Richard von Krafft-Ebing (1840-1902), psiquiatra alemán en 1886 toma el nombre de Masoch (de masoquismo), para designar la erotización del dolor recibido, pues ese año éste publica su libro “Venus con Abrigo de Pieles”.

La historia de Sacher Masoch agrega otros datos de interés para comprender esta parafilia. Se casó, y como su esposa se negó a flagelarlo, la obligó a presenciar el castigo que le infligía su doncella. Convencida, la esposa pasa a flagelarlo para darle placer, pero no era suficiente: también debía serle infiel. 

Para ello puso un aviso solicitando un hombre vigoroso dispuesto a mantener relaciones con su esposa, todo un adelantado en la correspondencia de intercambio. Pero su mujer no acepta y lo abandona. La historia finaliza con que Sacher Masoch se casó por segunda vez, esta vez con su secretaria que lo ….. complacía en todo.

Murió en 1885 de un ataque al corazón en la ciudad de Lindheim, en Hessen, y sus últimas palabras fueron “aimez moi” (ámame).

SIGLO XX

Expertos trazan las claves del BDSM del siglo XX en unas pocas fuentes. Primero, la progresividad sexual de pre-Segunda Guerra Mundial de Alemania de Weimar. Una extensión de una cultura europea fetichista que había estado en juego las primeras décadas de la década de 1900. Mientras tanto en Estados Unidos se formaba una cultura heterosexual kink distintiva durante la era de la depresión. Pero fue después de la Segunda Guerra Mundial que las cosas empezaron a tomar forma, con el nacimiento de la comunidad del cuero y los comienzos de una subcultura homosexual (Old Guard). 

También fue en este momento que la subcultura comenzó a entrar en la corriente generalista a través de la obra del fotógrafo Irving Klaw, cuya fotografías de una damisela pin-up en apuros que ofrece la modelo Bettie Page se hacen muy populares.

OLD GUARD

En primer lugar ‘Old Guard’ es en realidad un término equivocado, para el primer conjunto de hábitos que cuajó a finales de 1950 en la comunidad del cuero de los hombres en Estados Unidos. Es muy importante recordar que la escena de cuero moderna tal como la conocemos ahora, se ha formalizado primero en un grupo de hombres que eran soldados que vuelven a casa después de la Segunda Guerra Mundial.(1939-1945).

Para muchos hombres homosexuales de la época, la Segunda Guerra Mundial, el servicio militar era su primera experiencia homosocial. La guerra era (y es) un asunto serio; personas murieron, amigos que dependían unos de otros para salvar sus vidas. La disciplina era el orden del día, y la nación creia que sólo la disciplina y la dedicación ganarían la guerra.

Estos veteranos de guerra  homosexuales aprendieron sobre el valor y el placer de la disciplina y el trabajo duro en el logro de un propósito noble. También aprendieron a jugar duro cuando tuvieron la oportunidad en su tiempo libre. De hecho, la vida militar en tiempos de guerra era (y es) una mezcla de emociones extremas nacidas del no saber si mañana continuarían vivos.

Aunque no todos los hombres homosexuales de la época sirvieron en el ejército, fueron expuestos a las actitudes militares a través de su contacto con el gran número de militares que estaban en todas partes tanto durante e inmediatamente después de los años de guerra . En cualquier caso, todo esto  influencio en las relaciones sexuales masculinas homosexuales.

A su regreso a los Estados Unidos cerca del 1946, muchos de los veteranos gay quería retener los elementos más satisfactorios de su experiencia militar y, al mismo tiempo, pasar su tiempo social y sexual con otros hombres homosexuales masculinos. Ellos encontraron en la cultura de la motocicleta tales oportunidades y así nacieron los clubes moteros homosexuales. Fue aquí donde se encontraron con la combinación de camaradería, la tensión y la emoción de la toma de riesgos real (el montar en moto), y la sexualidad masculina que habían conocido durante sus días militares.

Estos hombres inconscientemente (en la mayoría de los casos) transfirieron su lealtad de sus uniformes militares a su nueva indumentaria del  cuero motero. Los miembros de estos clubes intercambiarían sus insignias con miembros de otros clubes con los que tenían amistad; los rituales de bautizo se transfirieron desde los tanques, barcos y aviones a las motocicletas y el champán fue sustituido por orina

En cualquier caso, estar en el ejército también significaba seguir muchas reglas. En el ejército había muchas reglas (no escritas) reglas sobre sus comportamientos y el  manejo de sus asuntos personales. Todo este formalismo ritual militar también paso a la vida civil. Esos hombres que estaban realmente en la dominación y la sumisión, SM,  tendían a tomar estas reglas bastante más enserio que otros activistas que veían el SM como solo un juego, a los cuales rechazaban frontalmente.

Como nota aparte, antes y durante la guerra, para descubrir cuál de ellos era el masoquista o sádico sin ser descubiertos utilizaban preguntas como: ‘¿Usted toca la mandolina o el saxofón?’ para identificar estos roles por la primera letra de estos instrumentos. Todo esto mientras llevaba ropa de calle. La creación de esta subcultura por los veteranos gay comenzó a permitir que la gente se especializan sus intereses sexuales de una manera que había sido imposible antes.

Los clubes de motocicletas y  bares donde se juntaban se convirtieron en los imanes de su época que atrajeron a los hombres homosexuales que estaban interesados en el SM.  Hoy en día existe muchas formas de explorar la sexualidad de cada uno, pero en aquella época esto significaba que los que tenían una inclinación en el contexto de la escena SM se sentían obligados a visitar estos lugares tanto como fuera posible para encontrar el círculo interior de los que parecían que sabían algo acerca de las sexualidades SM. Esto significaba descubrir cuáles eran las reglas de inclusión (¿cómo puedo ser incluido?) Con el fin de obtener acceso. Cosa que hasta cierto punto, sigue siendo cierto.

Yo sé que esta combinación de hombres SM mezclados con los motociclistas puede sonar un poco extraño, pero así es como la escena trabajó y, en alguna pequeña medida, todavía lo hace. A lo largo de los años 80, con la aparición de organizaciones SM, la comunidad motera y de la comunidad SM han crecido separadas de tal manera que ahora los de un grupo son más o menos ignorantes o indiferentes a los acontecimientos que suceden en el otro.

Protocolo OLD GUARD

    La experiencia en la escena SM determina el rango dentro de las relaciones, no la edad, ni el tamaño ni los cargos que ocupan en las organizaciones, premios recibidos o títulos conseguidos.
Los verdaderos Leathermen cumplen su palabra, no piden prestado y llevan a cabo sus asuntos con honor e integridad, no mienten.Al caminar juntos, el sumiso debe ir un paso detrás ya  la izquierda del dominante.Corresponde a la parte superior o la parte inferior con experiencia extender una mano para invitar a un apretón de manos. Todo tacto es muy restringido durante el contacto inicial entre extraños.)

Muy pocos hombres mantienen el pleno cumplimiento de todas estas reglas todo el tiempo, y algunos, se negaron rotundamente a seguirlas. Pero, para ser incluido se esperaba que uno siga al menos la mayor parte de estas reglas la mayoría de las veces. Además, confusamente, hubo alguna variación en algunas de las reglas en función de la ciudad. La lista anterior no está completa a pesar de que expresa el sentido del estilo.

A medida que pasó el tiempo, hubo más y más chicos en sus veinte años cuyo desarrollo sexual precoz no había sido influenciado fuertemente por el contacto con los militares. Por lo tanto, carecían de la materia prima con la que contaban los pioneros militares de la escena del cuero SM del Old Guard’. Aún así, necesitaban información y experiencias para ayudar a dar forma a los impulsos de anhelos sexuales insistentes.

En consecuencia, hay mucho más apoyo para las nuevas personas que entran en la escena de SM que tienen otras ideas (no militares). Pelo largo, rockeros con diseños salvajes en sus chaquetas, cabezas rapadas, las mujeres y otros que ahora se encuentran por un sistema dominado por el ‘Old Guard’. Así nace la ‘Primera Guardia’.

La vieja guardia hizo algunas contribuciones importantes a la escena BDSM y también cometió algunos errores reales. Pero es más útil entender que criticar. Y, quizás lo más importante, lo que hizo la vieja guardia para el desarrollo y la expansión de la vida SM masculina homosexual puede ser mejor apreciada en el contexto de lo que había existido antes.

Con las cambiantes costumbres sociales de los años 1960 y los años 70 llegaron formas más extremas de comportamiento sexual sadomasoquista dentro de la comunidad del cuero, tal como se describe en el de Larry Townsend Manual de Leatherman y se muestra en las fotos de Robert Mapplethorpe. La cultura fue desarrollado una reputación para inspirar la novela negra 1970 de Cruising, sobre un asesino en serie que acecha hombres homosexuales en la escena de cuero. El libro fue adaptado en la película de 1980, protagonizada por Al Pacino.

La década de 1980 y 90 vieron un cambio en la cultura BDSM aún más integrada en la corriente principal, con artistas musicales como Eurythmics y Madonna que emplean las imágenes fetiche y temas en sus obras y películas de la época como 9½ semanas , El cuerpo del delito y la salida al Edén retratar BDSM prácticas eróticas.

El BDSM también ha hecho muchas apariciones en el cine y la televisión convencional, en episodios de CSI , películas como 9½ semanas y la Secretaria , y ha sido explorado por Show de Oprah.

Internet también introdujo la cultura BDSM a un público mucho más amplio, haciendo que la comunidad pueda evolucionar más allá de sus raíces.

La comunidad fetichista ha comenzado a abrirse y extenderse, y por este motivo muchas cosas ahora se identifican como parte de la comunidad BDSM. Las cosas que no son la servidumbre o la disciplina o el sadomasoquismo caen bajo el paraguas de las siglas BDSM. Pero ¿quién puede decir lo que debe o no debe caer bajo el paraguas?.

Hoy en día se utiliza como una especie de cajón de sastre para una comunidad que incluye fetichistas, kinks y otros muchos de comportamientos sexuales, a parte de sadomasoquistas y relaciones SM.

https://dominacionworld.com/m/articulos/view/Historia-del-BDSM-2017-08-10

maleniElan Abr 1 '20 · Calificar: 5 · Comentarios: 8 · Etiquetas: bds, hisoria
Stargazer
He seguido siempre a lo que mi corazón me dicta.

Comencé completamente solo a practicar con el dolor, no como autolesión, sino dar rienda suelta a las fantasías de tortura.

Siendo ya más mayor, me acerqué a la sumisión, pero finalmente he terminado en ser un masoquista solitario, es decir, he vuelto al principio.

He descubierto que es más divertido ser un kinkster que da juego a que conmigo cualquiera puede hacer realidad sus más profundas y bizarras fantasías.

Qué lo importante es vivir momentos intensos e inolvidables.

Ahora mismo no sé dónde me llevará el destino.

Misfit


Stargazer Dic 22 '19
Stargazer
Como masoquista, llegar al subspace es como el nirvana, estás completamente entregado y la persona que te somete dispone ya de tu cuerpo completamente.

Es cuando el o la dominante tiene la máxima responsabilidad, autoridad y dominio de la situación.

Debe seguir, debe parar, dónde se encuentra el/ la sumisa/sumiso? Puede seguir o comenzar a terminar y hacer volver a su juguete a este mundo.

El subidón del subspace crea adicción como una droga.

Es como ganar al póker.

Misfit

Stargazer Dic 19 '19
m0rrison
Cuando me asomo a la página , miro si tengo alguna notificación, si alguien escribe, siempre mirando siempre esperando, siempre deseando que aparezca..... Llegara pronto???? Eso espero. Aquí estoy buscame
m0rrison Nov 10 '19
m0rrison
Gracias por aceptarme. Espero poder compartir experiencias y aprender de todo@s
m0rrison Nov 9 '19
ryolc_de_Ra
Cinco años! y un sueño hecho realidad. El tiempo puso todo en su lugar para regalarnos una vida juntos. Nací para Adorarte y no podía ser de otra manera.

Gracias Amo. 

Siempre a tus pies. 

ryolc_de_Ra

ryolc_de_Ra Jul 19 '19 · Comentarios: 6
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