Comencé completamente solo a practicar con el dolor, no como autolesión, sino dar rienda suelta a las fantasías de tortura.
Siendo ya más mayor, me acerqué a la sumisión, pero finalmente he terminado en ser un masoquista solitario, es decir, he vuelto al principio.
He descubierto que es más divertido ser un kinkster que da juego a que conmigo cualquiera puede hacer realidad sus más profundas y bizarras fantasías.
Qué lo importante es vivir momentos intensos e inolvidables.
Ahora mismo no sé dónde me llevará el destino.
Misfit
El Muro