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    Tener fe en tu Dominante conlleva no tener miedo

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    Mi primer sometido es mi control, siempre está a mi servicio

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    Manejar el silencio es más difícil que manejar el látigo

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    Mi alma necesita tanto mimo como mi cuerpo castigo

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    Después de una sesión, la mano que te domina te debe acariciar

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    El precio de Dominar es la responsabilidad

Blog de Steady

Lo que voy a explicar ahora tiene un carácter meramente informativo y no pretendo ser científicamente exquisito. Ni es el lugar para ello ni sería práctico:

Las mujeres tienen unas glándulas en la vagina (como bien decía delicias), llamadas glándulas de Skene. Se pueden considerar los 'restos evolutivos' de lo que, en el caso de los hombres, es la próstata (esto no quiere decir que las mujeres tengan próstata, del mismo modo que nuestro cóccix es un resto evolutivo de la cola, y no por ello consideramos que los humanos tengamos cola).

Estas glándulas pueden estimularse, y al hacerlo, producen un líquido similar al que segrega la próstata masculina.

La cantidad de líquido segregado depende de cada mujer, su genética, la estimulación que reciba, etc. Hay casos de mujeres que nunca han experimentado la eyaculación y nunca lo harán, mujeres que tienen dicha capacidad pero solo lo experimentan en determinadas circunstancias, y mujeres que tienen mayor facilidad para hacerlo y les ocurre de forma natural y mas o menos recurrente.

Hasta ahí era un poco más teórico y, si bien es cierto que no se ha estudiado mucho este tema, parte de esa información está contrastada, aunque en ciencia siempre existe la posibilidad de error.

Como aportación personal, diré que existen ciertas formas para estimular estas glándulas más específicamente que con el sexo vaginal/oral más convencional.
También es cierto que, hasta cierto punto, se puede 'entrenar' a una mujer para que aprenda a reconocer estas sensaciones y, al dejarse ir, libere una cantidad de líquido que es  diferente en composición y más abundante que la lubricación natural de las mujeres.
A lo que me refiero con 'entrenar' es que, como bien decía Sentidos, hay mujeres que bloquean ciertas sensaciones por desconocimiento o porque las confunden con ganas de orinar. En casos de mujeres que no tienen una gran facilidad para eyacular de manera natural, las primeras veces bloquean esas sensaciones por ser extrañas, y una vez se acostumbran a ellas, es mucho mas fácil que 'derramen' o 'eyaculen'.

En mi caso debo admitir que si bien he visto salir una cantidad de liquido bastante 'espectacular', lo que no he visto nunca es que salga 'a chorro' (no niego que sea posible, simplemente no lo he visto). Sería algo similar a derramar un vaso lleno de líquido.

 

Steady
En uno de esos maravillosos momentos que te brinda esta web, en los que coincides con otro usuario que está a muchos kilómetros de distancia pero con quien hablar es siempre interesante, hemos estado filosofando Valkiria y yo sobre ciertos temas, y me he animado a compartir aquí las conclusiones para que los 4 gatos que leéis mi blog podáis opinar.

Poniéndonos en el punto de vista de uno de los dos miembros en una relación/sesión, y olvidando por un momento el otro, se podría decir que hay 3 opciones para las acciones que ejercerá o dejará que se ejerzan sobre el, dependiendo de su rol.
- En el primer caso están las cosas que hace / se deja hacer, porque le produce placer. El objetivo de estas acciones es el placer que se deriva de ellas, y son las acciones que más importancia adquieren para la persona, por razones evidentes.
- El segundo caso, en el otro extremo, son los límites absolutos. Acciones que no reportan placer y/o crean miedo, rechazo, etc. Estas acciones no se permiten de ninguna forma, y con todo el derecho del mundo (no se es menos dominante por no hacerlas, ni menos sumis@ por no recibirlas).
- En el tercer caso entrarían esas acciones que no reportan ningún placer, que crean indiferencia, o incluso 'cierto' rechazo, pero que se podrían permitir. Y aquí es donde entra la entrega (ojo, ahora hablo de entrega en el sentido más amplio, tanto de un rol como el otro).

Pondremos como ejemplo de este tercer tipo de acciones, primero al dominante y luego al sumis@.

1. Pongamos que a un dominante que no es sádico, la acción de hacer sangrar no le reporta absolutamente ningún placer. Por tanto, como dominante de la situación, de entrada no buscaría eso. Pero quizá su sumis@ desea que se lo hagan, y por tanto el dominante, responsable de los deseos y fantasías de su sumis@, ejerce una acción que de por si no le reporta nada positivo, con el único fin de que su sumis@ pueda ver cumplidos sus anhelos.

2. En el segundo caso, pongamos que al dominante le gusta hacer sangrar, y a su sumis@ no, pero tampoco es un límite absoluto (cosa que habría que respetar). En ese caso, voluntariamente y para satisfacer a su Am@, el sumis@ "permite" esa acción, a pesar de que no le reporta placer a priori.

De estos dos ejemplos se pueden sacar dos conclusiones:

Primero, cualquier persona sana y con un mínimo de empatía puede disfrutar hasta cierto punto de estas acciones que de por sí no reportan ningún placer, por el mero hecho de hacer disfrutar a la otra persona. Es decir, la acción X no te reporta placer, pero si al hacer X, tu pareja disfruta, eso puede hacerte disfrutar.

Y segundo, a mi modo de ver, esto es entrega. Todos buscamos aquello que nos reporte placer o bienestar. Pero realizar acciones que nos desagradan hasta cierto punto para satisfacer a la otra persona supone una entrega. Un cierto sacrificio por el único placer de hacer disfrutar a la persona que es importante para nosotros.

En contraposición a esto, y reitero que es una simple opinión y no pretendo desvirtuar a nadie, que un am@ o sumis@ sólo permita actos que le reportan un placer directo no es entrega, es egoísmo del de toda la vida. Independientemente de la acción.

Una persona que no disfruta del dolor en lo más mínimo, pero se deja azotar 'suavemente' porque sabe que a su am@ le gusta, está entregando algo.

Una persona que se deja azotar con fuerza, incluso con látigos, puede ser igual o menos entregada, porque quizá esa persona sí disfruta al recibir dosis mas altas de dolor.

La entrega no se mide por quien hace/se deja hacer las burradas más grandes, sino por hasta que punto alguien piensa tanto o más en el placer del otro que en el de uno mismo.

¿Qué opináis?


Valkiria y Steady
Cuando me decidí a escribir esta entrada, tenia intención de hacerla mas breve. Así que la he dividido en dos partes claramente diferenciadas.
Hay que ver lo rápido que le coge el gusto uno a esto de escribir...

Volviendo al tema que nos ocupa, cuando preguntas a varias personas si saben lo que es el sexo tántrico, hay opiniones muy dispares. Desde el que no ha oído nunca hablar de ello, hasta el que cree que es una leyenda urbana.
Lo que muchos coinciden en decir son algunas de las características más típicamente reconocibles, como lo de alargar el encuentro durante horas o los orgasmos cósmicos, mágicos, y otros adjetivos que hacen que suene apetitoso.
Sin ánimo de querer sobre-simplificar el asunto, el sexo tántrico no deja de ser sexo mientras se hace un ejercicio mental de toma de consciencia de los sentidos.
Te pueden guiar, te pueden aconsejar, pero si uno mismo no toma esa consciencia, nunca va a experimentar mejores orgasmos que los que haya experimentado hasta ese momento. Y de la misma forma y como dije en la primera parte, tomar consciencia no es el fin, sino el inicio de un camino.

Toda esta entrada ha venido inspirada por las conversaciones que he tenido con personas ajenas a todo esto, que cuestionan como se pueden utilizar algo doloroso con fines eróticos o sexuales. Y la verdad es que hay que diferenciar entre dos casos.

- Existe el masoquismo. Gente que, simple y llanamente, disfruta del dolor, y para quienes se consigue placer A TRAVÉS del dolor.

- También hay una categoría que no disfruta del dolor, pero puede conseguir placer A PESAR del dolor. Y ahí entra lo que he intentado expresar hasta este momento.
El azote, las pinzas, el latigazo... Despiertan una serie de sensaciones. Una de ellas es el dolor, y por adaptaciones evolutivas, es la sensación que ocupa nuestra atención casi al 100%. El dolor es una alarma y nos mantiene con vida.
En un ambiente seguro y controlado como debería ser una sesión BDSM, es más que posible que la persona (perdonad por la reiteración) TOME CONSCIENCIA de esas sensaciones.
Una vez la persona presta atención a esas sensaciones (el dolor puede quedar en un segundo plano. Y más si se aplica con cuidado, con el único fin de despertar reacciones en el cuerpo), se puede empezar a gozar de unas sensaciones que, por ser nuevas o por el motivo que sea, despiertan un tipo de placer diferente.

Esta es mi visión sobre los dos tipos de personas que pueden disfrutar de algunas de las prácticas del BDSM. Por tanto, personas a las que no les gusta sentir dolor y no creen ser capaces de disfrutar algo así, en realidad pueden experimentar muchísimo placer -> SI la parte dominante es capaz de hacerlo correctamente, y SI ellos son capaces de tomar consciencia.
Por tanto y resumiendo, existe el "placer a través del dolor" y el "placer a pesar del dolor".



Steady


¿Respiras?
Parece una pregunta obvia. Eres consciente de que respiras. ¿O no?

Durante mis estudios en la universidad, pude hacer una asignatura que se dividía en dos, ambas muy relacionadas. Eran dos tipos de meditación; una de ellas en el sentido más tradicional de la palabra, y la otra, una especie de meditación consciente que se usa con fines terapéuticos.

No puedo ni soñar con llegar a un nivel de consciencia como el que consiguen los monjes de ciertas religiones, que dedican gran parte de su vida a la meditación, pero sí me pude dar cuenta, en sólo 6 meses que duraba la asignatura, de como 'tomar consciencia' no es algo tan sencillo como parece. Y que, todavía más importante, no es algo que o se hace o no se hace.

La mayor parte del tiempo respiramos sin darnos cuenta. Si nos preguntan si respiramos, no tenemos ninguna duda, y si nos dicen que lo hagamos a consciencia, somos capaces de concentrarnos en la respiración durante un rato.

De lo que me dí cuenta es que, una vez 'tomas consciencia', entras en una cueva.
De estar dentro a estar fuera hay solo un paso, pero el camino no termina en ese paso.
Una vez dentro, hay una profundidad que puedes ir explorando. Y cada vez que tomas consciencia sobre algo muy concreto (para el ejemplo, la respiración), te das cuenta de que puedes llegar a una nueva profundidad. Y cada vez, puede parecer el fondo, pero no lo es.

¿Cuantas veces en una discusión, nos piden que escuchemos, y solo esperamos a que la otra persona termine su argumento para decir nosotros el nuestro? No tomamos consciencia de lo que la otra persona nos quiere hacer llegar.
(Y muy seguramente la otra persona hace lo mismo)

Por eso, cuando una pareja está hablando, deberíamos esforzarnos por tomar la máxima consciencia posible de lo que se está tratando. Es muy difícil porque la mente tiende a utilizar estrategias mentalmente menos exigentes, y por la falta de práctica. Pero creo que el esfuerzo se vería recompensado por la mejora de la relación.
Creo que, cuando se dice que la comunicación es tan importante, y aun así muchas parejas fracasan (a pesar de hablar. Hablar es comunicación), lo que falla no es la cantidad de comunicación, si no la profundidad de consciencia que se consiga de esa comunicación.

Esto son solo reflexiones que me pasan por la cabeza, aunque como humano que soy, soy el primero en no aplicar estas estrategias que con la edad, experiencias, etc voy adquiriendo.
Todos aprendemos valiosas lecciones de la vida, pero lo difícil es aplicarlas siempre, puesto que los malos hábitos son difíciles de cambiar. Por ello, no pretendo dar lecciones a nadie, y me daré por satisfecho si una sola persona encuentra esta entrada útil o interesante.



Steady

Estoy en la cama. Intento dormir. Inquieto.
Hace días que no descanso, ¿Estaré nervioso? Repaso mentalmente mi vida. Tengo trabajo, salud, algunas aficiones con las que ocupar el tiempo libre... Parece que todo va bien, y, aún así, no me siento bien. El mismo mundo que a épocas parece increíble, otras épocas resulta agotador. Parece que nadie quiere conectar realmente, no hay esa voluntad para conocer que solemos tener de niños. ¿O seré yo que estoy apático? Pero, ¿Porque?. Intentando ser objetivo, algo tan difícil y rara vez visto, practico la auto critica. Si te pasas, caes en el error de juzgarte demasiado duramente, y si te quedas corto, cometes el error tan común de dar por hecho que los problemas siempre los crean los demás. En cualquier caso, parece que hay épocas que el ánimo no es el que desearía, que no logro conectar con nadie, y, pasados unos días o semanas, con la misma vida, los mismos conflictos y la misma fortuna, todo parece perfecto.
Dicen que la paciencia es una virtud, pero yo no gozo de ella, y esperando algo que se desea mucho, uno a veces acaba por perder la paciencia. Luego pienso que soy un hombre, y como tal debería dejarme de tonterías y aguantarlo todo, bueno y malo, sin quejarme, con fuerza y coraje. Y lo consigo, por un tiempo.

A veces simplemente te encuentras decaído. Esperas a que pase, ocurre algo que lo cambia, o escribes sobre ello. De cualquier modo, siempre acaba pasando, solo que esta vez está durando demasiado...

¿Donde estás?
Entre trabajo y otros compromisos, no logro participar en la web tanto como desearía. Pero ahora que tengo un rato, me gustaría escribir un poco sobre algo que me crea cierta confusión, y me gustaría que gente con más experiencia comparta su opinión sobre el tema.

Se trata de las diferencias que, hasta ahora, he podido observar entre la dominación ejercida por un hombre y por una mujer.
Sin pretender discriminar ningún tipo de prácticas, pondré como ejemplos D/s Hombre-sumisa y Mujer-sumiso.

He leído en múltiples ocasiones que hay tantos tipos de Amos como personas. Unos son más crueles, otros más suaves.
Incluso los que, por mis gustos, se exceden un poco, siempre suelen tener bastante cuidado de su sumisa.

La duda me surge al documentarme sobre la dominación femenina, en la que, no se si por simple casualidad, la Ama siempre tiene una actitud cruel y despótica respecto a su sumiso.
Es mucho más habitual la humillación e incluso la tortura. No solo como forma de castigo, sino como herramienta para el disfrute de la Ama.

Mientras exista consenso, no tengo nada que objetar sobre este tema, pero si que me crea cierta confusión porque no entiendo el motivo de estas diferencias.

Espero vuestras opiniones.


Steady

Voy a escribir sobre mí.

 

Primero, por vanidad. A nadie le sorprenderá que alguien dominante sea un poco egocéntrico.

También porque a veces, escribir algo que tienes en la mente, ayuda a verlo más claro. Quizá al escribirlo, aprenda algo nuevo sobre mí.

Pero sobretodo lo escribo como una declaración de intenciones.




Soy una persona impulsiva, con una tendencia ligeramente obsesiva.

Tengo carácter. Me enfado con facilidad cuando no sale todo como yo espero, y si no consigo algo, siento frustración.


La seguridad que tengo en mi mismo, y mi autoestima, son 'habilidades' adquiridas. Las he aprendido con esfuerzo, no nací con la autoconfianza que tengo ahora. Y todavía a veces, cuando algo va mal, mi ánimo decae y me siento más cerca de mis inseguridades que de todo aquello bueno que hay en mí. No es frecuente, ni dura mucho tiempo, pero ocurre.


No soy el hombre más valiente del mundo, pero soy valiente. Lo sé porque, cuando hago algo que me da miedo, siento fuego recorriendo mi cuerpo, y me siento realmente vivo.


Cumplo con mis obligaciones y me esfuerzo por hacer las cosas bien, aunque soy fundamentalmente vago. O al menos soy vago cuando no hay algo que me motive y encienda mi alma, porque en esos casos, lo doy todo. Puede que mi personalidad ligeramente obsesiva ayude a ello, y puede que lo que acabo de decir parezca algo obvio. Cualquier persona se esfuerza más con algo que le gusta. A lo que me refiero, sin embargo, es a entrega absoluta.

 

Soy sincero. Digo la verdad y, las pocas veces que miento, no lo hago por egoísmo. Y creo que esto que acabo de escribir cambia el significado a todo lo anterior.

En un mundo donde la mentira, la hipocresía, y la falta de auto crítica abundan, creo que todos los defectos o características que he mencionado antes no me hacen ser menos. Al contrario. No soy perfecto, pero soy real. No confundo lo que desearía ser con lo que soy. Y teniendo muy clara la diferencia entre lo que soy y lo que aspiro a ser, el cambio no es sólo posible, sino que es un proceso constante en mi vida.

 


Mi visión sobre cómo debería ser una relación se ha ido formando con la edad y con mis experiencias. Los rasgos más fundamentales nunca han cambiado, pero los detalles se han ido esculpiendo.


Creo que una relación solo puede ser perfecta cuando ambos se entregan por completo. Cuando la confianza, el compromiso y el respeto son absolutos. Cuando realmente, desde lo mas profundo de tu ser, sientes a esa persona como tuya y sientes que tu le perteneces.


No es algo meramente hormonal, ni químico. No es el mismo mecanismo por el que nuestra especie sigue hoy aquí. Paradójicamente, a estas reacciones se les llama amor, y se les da un valor casi mágico, cuando no responde a nada más que a una necesidad biológica para preservar la vida.

En cambio, el escoger, tanto racional como irracionalmente, a una persona a la que proteger, a la que cuidar, amar… esto sí, lo considero amor. A un nuevo nivel, más alto, más espiritual y profundo.

La especie humana desarrolló una mente racional hace mucho, pero se sigue amando, en conjunto, con ése mecanismo tan primitivo.

Creo que evolucionar a un amor más trascendental y profundo es posible. Estoy convencido de que son pocos, pero algunos ya lo han experimentado. Y creo que una relación de dominación y sumisión puede ser uno de los caminos para lograrlo.


Como escribo en mi perfil, aspiro a alcanzar una relación de confianza y respeto absolutos. Sé que es difícil, pero soy un soñador.

La fuerza de una Sumisa …

Cualquiera que todavía albergue la noción de que una mujer sumisa es debil, debería pensar en esto… :

En un mundo de hombres, existe el hombre dominante.
… Es el más poderoso, abrumador, intimidante. Irradia autoconfianza, seguridad. Un líder nato.

Una mujer sumisa no sólo tiene el coraje de acercarse a un hombre así, sino que también tiene la fuerza de bajar su guardia completamente, sabiendo que la béstia que vive en cada humano, vive incluso con más fuerza en éste, y aún así se niega a esconderse.
Sabiendo que el la hará vivir tormentos, miedo, emociones salvajes, pasión incontrolada… Sabiendo también que no podrá esconderse de el, y que el espera honestidad inquebrantable de ella.

Al someterse a un hombre así, una sumisa demuestra su determinación. Dice: Tengo el coraje de enfrentarme a cualquier cosa. Quiero viajar a los rincones mas oscuros, y enfrentar mis mas profundos miedos. Y no solo haré esto, sino que dejaré que sea el quien lleve las riendas.

La sumisa tiene el coraje para confiar.

Una mujer débil nunca podría hacer algo así.

La sumisión es, por lo tanto, una paradoja, y un tipo de sabiduría.
Una forma de aprender que, al entregar todo poder, en realidad lo encuentras.
Para obtener auténtico poder, lo único que debes hacer es entregarlo.

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