Loading...
es
  • Image 01

    Tener fe en tu Dominante conlleva no tener miedo

  • Image 02

    Mi primer sometido es mi control, siempre está a mi servicio

  • Image 03

    Manejar el silencio es más difícil que manejar el látigo

  • Image 04

    Mi alma necesita tanto mimo como mi cuerpo castigo

  • Image 05

    Después de una sesión, la mano que te domina te debe acariciar

  • Image 06

    El precio de Dominar es la responsabilidad

Blog de Steady

Cuando me decidí a escribir esta entrada, tenia intención de hacerla mas breve. Así que la he dividido en dos partes claramente diferenciadas.
Hay que ver lo rápido que le coge el gusto uno a esto de escribir...

Volviendo al tema que nos ocupa, cuando preguntas a varias personas si saben lo que es el sexo tántrico, hay opiniones muy dispares. Desde el que no ha oído nunca hablar de ello, hasta el que cree que es una leyenda urbana.
Lo que muchos coinciden en decir son algunas de las características más típicamente reconocibles, como lo de alargar el encuentro durante horas o los orgasmos cósmicos, mágicos, y otros adjetivos que hacen que suene apetitoso.
Sin ánimo de querer sobre-simplificar el asunto, el sexo tántrico no deja de ser sexo mientras se hace un ejercicio mental de toma de consciencia de los sentidos.
Te pueden guiar, te pueden aconsejar, pero si uno mismo no toma esa consciencia, nunca va a experimentar mejores orgasmos que los que haya experimentado hasta ese momento. Y de la misma forma y como dije en la primera parte, tomar consciencia no es el fin, sino el inicio de un camino.

Toda esta entrada ha venido inspirada por las conversaciones que he tenido con personas ajenas a todo esto, que cuestionan como se pueden utilizar algo doloroso con fines eróticos o sexuales. Y la verdad es que hay que diferenciar entre dos casos.

- Existe el masoquismo. Gente que, simple y llanamente, disfruta del dolor, y para quienes se consigue placer A TRAVÉS del dolor.

- También hay una categoría que no disfruta del dolor, pero puede conseguir placer A PESAR del dolor. Y ahí entra lo que he intentado expresar hasta este momento.
El azote, las pinzas, el latigazo... Despiertan una serie de sensaciones. Una de ellas es el dolor, y por adaptaciones evolutivas, es la sensación que ocupa nuestra atención casi al 100%. El dolor es una alarma y nos mantiene con vida.
En un ambiente seguro y controlado como debería ser una sesión BDSM, es más que posible que la persona (perdonad por la reiteración) TOME CONSCIENCIA de esas sensaciones.
Una vez la persona presta atención a esas sensaciones (el dolor puede quedar en un segundo plano. Y más si se aplica con cuidado, con el único fin de despertar reacciones en el cuerpo), se puede empezar a gozar de unas sensaciones que, por ser nuevas o por el motivo que sea, despiertan un tipo de placer diferente.

Esta es mi visión sobre los dos tipos de personas que pueden disfrutar de algunas de las prácticas del BDSM. Por tanto, personas a las que no les gusta sentir dolor y no creen ser capaces de disfrutar algo así, en realidad pueden experimentar muchísimo placer -> SI la parte dominante es capaz de hacerlo correctamente, y SI ellos son capaces de tomar consciencia.
Por tanto y resumiendo, existe el "placer a través del dolor" y el "placer a pesar del dolor".



Steady


¿Respiras?
Parece una pregunta obvia. Eres consciente de que respiras. ¿O no?

Durante mis estudios en la universidad, pude hacer una asignatura que se dividía en dos, ambas muy relacionadas. Eran dos tipos de meditación; una de ellas en el sentido más tradicional de la palabra, y la otra, una especie de meditación consciente que se usa con fines terapéuticos.

No puedo ni soñar con llegar a un nivel de consciencia como el que consiguen los monjes de ciertas religiones, que dedican gran parte de su vida a la meditación, pero sí me pude dar cuenta, en sólo 6 meses que duraba la asignatura, de como 'tomar consciencia' no es algo tan sencillo como parece. Y que, todavía más importante, no es algo que o se hace o no se hace.

La mayor parte del tiempo respiramos sin darnos cuenta. Si nos preguntan si respiramos, no tenemos ninguna duda, y si nos dicen que lo hagamos a consciencia, somos capaces de concentrarnos en la respiración durante un rato.

De lo que me dí cuenta es que, una vez 'tomas consciencia', entras en una cueva.
De estar dentro a estar fuera hay solo un paso, pero el camino no termina en ese paso.
Una vez dentro, hay una profundidad que puedes ir explorando. Y cada vez que tomas consciencia sobre algo muy concreto (para el ejemplo, la respiración), te das cuenta de que puedes llegar a una nueva profundidad. Y cada vez, puede parecer el fondo, pero no lo es.

¿Cuantas veces en una discusión, nos piden que escuchemos, y solo esperamos a que la otra persona termine su argumento para decir nosotros el nuestro? No tomamos consciencia de lo que la otra persona nos quiere hacer llegar.
(Y muy seguramente la otra persona hace lo mismo)

Por eso, cuando una pareja está hablando, deberíamos esforzarnos por tomar la máxima consciencia posible de lo que se está tratando. Es muy difícil porque la mente tiende a utilizar estrategias mentalmente menos exigentes, y por la falta de práctica. Pero creo que el esfuerzo se vería recompensado por la mejora de la relación.
Creo que, cuando se dice que la comunicación es tan importante, y aun así muchas parejas fracasan (a pesar de hablar. Hablar es comunicación), lo que falla no es la cantidad de comunicación, si no la profundidad de consciencia que se consiga de esa comunicación.

Esto son solo reflexiones que me pasan por la cabeza, aunque como humano que soy, soy el primero en no aplicar estas estrategias que con la edad, experiencias, etc voy adquiriendo.
Todos aprendemos valiosas lecciones de la vida, pero lo difícil es aplicarlas siempre, puesto que los malos hábitos son difíciles de cambiar. Por ello, no pretendo dar lecciones a nadie, y me daré por satisfecho si una sola persona encuentra esta entrada útil o interesante.



Steady

Nuestro Twitter


Encuesta

“encuesta”

“Respuestas encuesta”

Calendario

Publicidad




contador de visitas