Y en ese momento lo sabes. Sabes que tenía que pasar, que todo tenía que ocurrir así. Porque las cosas importantes de la vida no son cosas, son momentos, recuerdos, sensaciones...
Miradas silenciosas, sonrisas fugaces, jadeos en la noche, suspiros al amanecer... Palabras susurradas nunca antes pronunciadas pero a la vez tan y tan familiares.
Son esas cosas que adoras recordar día a día porque en ellas, te encuentras a ti y sobre todo, le encuentras a él.
Y entiendes, que las cosas importantes en la vida, no son repetibles porque todo tiene su momento y aprendes, que las sensaciones son distintas esta vez... Más reales, más hermosas y más intensas.
Y entonces llega el instante en el que sientes un " click" en el que todo cambia, un momento en el que de repente, sientes que estás en casa, que todo cobra sentido a una velocidad frenética.
Y es en ese momento, en el que por fin comprendes que tenía que suceder así, que no podía ser antes y no podía ser después... Porque ahora te sientes bien, sientes que no hay prisa, que todo ha de llevar su ritmo porque estás relajada... Slow.
Y sabes y sientes que ahora ya, esa mochila no pesa como antes porque te has abierto a él, porque no solo le entregas lo fácil... El cuerpo. Porque a él, le has abierto tu mente, has dejado que acceda a ella, que te comprenda, que te conozca... Y lo importante es que ambos disfrutáis con ello.
Porque al llegar y acceder a ella, te sientes lista, preparada, feliz... Para entregarle lo que a nadie has querido antes entregar, tu alma.
Y sientes dentro de ti, una sensación muy agradable y constante... Eso, es la necesidad imperiosa de ser y estar, hacerle y ser feliz, verle y sonreír a cada momento y cuidarle y ser cuidada, sentirte protegida, amada...
Y al final, en esos momentos en los que él no está y piensas con claridad sobre todo, en esos momentos en los que pones en orden tus pensamientos y sobre todo tus sensaciones ...
Ahora, sabes a ciencia cierta que al haber sentido ese " click" lo que más deseas en la vida, es ser suya...
Tu niña...Tu putita
"El amor es un movimiento estático. Ni se mueve ni es movido por nada. Su experiencia depende de un motor creador. Aun siendo una de las cosas más irracionales y abstractas que se pueden sentir, tiene un fundamento irracional inabarcable. Pero todo esto es opinión y al igual que los culos, todos tenemos uno. Mucho se ha escrito sobre el amor, poco sobre el amor BDSM. Igual tiene poco tirón o quizá poca cabida, en cualquiera de los casos no es algo que llame la atención.
El BDSM tiene un componente romántico, quizá demasiado escondido a veces pero que sobre todo las sumisas son capaces de entender y expresar mejor que los dominantes. Para nosotros introducir la variable del amor en una relación D/s nos genera gran cantidad de emociones que preferimos evitar. A veces, resulta imposible y el daño que recibimos es devastador cosas del Falling in love
En cambio tampoco somos capaces de asumir el rol de la sumisa cuando incluye esa variable amorosa en la relación. Para ellas resulta difícil de separar. La literatura lo expresa con mucha precisión y hermosura... En todos los relatos/novelas, incluso en los más salvajes y brutales, el amor en la sumisa es clave para poder entenderlas. No solo me refiero al amor rosa, ese amor soft y edulcorado que a ellas les pone tontas y a nosotros de mala hostia. El amor en el sentido más amplio de la palabra.
Porque la sumisa puede estar enamorada de las manos de su amo, de como infunden respeto y como se sienten en su piel. De su mirada, oscura y penetrante. De su voz suave y desgarradora. Del trato que le presta o de la totalidad de la enseñanza y de cómo ahora se siente y se compara con su yo del pasado.Ese componente, variable pero que poco a poco se hace estático e inalterable, nosotros no sabemos cómo manejarlo. Por eso huimos de esos sentimientos o nos escudamos en la perseverancia de nuestra agresividad."
Esta es la reflexión de un Dominante a cerca del romance en una relación BDSM.
Han sido muchas las veces que me he preguntado si esto existe. He preguntado a Amos, Amas, sumisos y sumisas con experiencia y casi todos o me dicen que eso no existe o que no me haga muchas ilusiones... eso ya de por sí ya me hizo desilusionarme un poco. Pero a veces me pregunto si no serán ellos los que tienen miedo o les cuesta verbalizar lo que sienten o no saben como afrontar ese tipo de situaciones. No sé si será el caso de todas pero yo soy una persona que me es fácil encariñarme con alguien.
Como bien dice el Dom de este comentario podría llegar a enamorarme de las manos, la voz hasta de las ordenes de mi Amo...¿Que eso puede hacernos mucho daño? Sí ¿Que los dominantes evitan eso? También ¿eso significa que nosotr@s los sumis@s somos más valientes en ese sentido que l@s dominantes? En mi opinión Sí. No pueden pedirnos que les sedamos todo el control, que nos hagan sentir cosas desmedidas y luego no sintamos nada... No somos de piedra...
Veo a mi alrededor mucha gente sola, tratando de salir de ese vacío. Personas, hombres y mujeres, con ganas de sentir, anhelando encontrar quien les complemente, buscando, esperando.
Este me resulta en muchas ocasiones un mundo lleno de solitarios, de buscadores de ideales y de sueños imposibles (o quizá posibles, ¿por qué no?), lleno de melancolías e incluso en algunos casos, tristeza.
Esta búsqueda constante nos mantiene alertas, activos, atentos, nos da satisfacciones en alguna ocasión y, en otras, sólo decepciones, cansancio y agotamiento. Encontrar lo que en nuestra mente se ha forjado como un ideal, algo perfecto y que hemos creado nosotros mismos antes de saber siquiera si existe realmente, suele ser complicado.
“Yo no busco, yo encuentro” es una frase también habitual. La he oído muchas veces. En mi opinión, es lo mismo, sólo que quitándole importancia y tratando de marcar una diferencia y parecer distante. Si encontramos es porque estamos en el mismo sendero…pasando por él de una forma u otra, pero en el mismo. Porque si no, simplemente nuestro sendero sería otro y no este.
Así pues, vamos generando un mecanismo de prueba-error, de intereses momentáneos, encuentros esporádicos e ilusiones de unos días que parecen un sinsentido que no nos lleva a ninguna parte, pero sinceramente, creo que nos ayuda mucho. Ayuda a que nos conozcamos a nosotros mismos, nos sorprendamos, aprendamos a valorar, a diferenciar, a conocer lo realmente importante de los otros y de nuestro interior, a entender lo que podemos dar y lo que no, lo que queremos recibir y lo que no, a poner de vez en cuando los pies sobre la tierra y, en definitiva, a aceptar la realidad.
Conocer a alguien, querer avanzar y descubrir que no somos lo que esas personas esperaban de nosotros o ellos no son lo que nosotros esperábamos, no es fracasar, no es ser rechazado, no debería ser un drama, ni debería costar tanto decirlo y aceptarlo cuando, simplemente son cosas que pasan…porque así es la vida!.
Todo puede aportarnos algo, todo suma, todo enseña…son pequeñas lecciones que nos harán lo que queda del camino más fácil. E incluso puede que esas personas se queden con nosotros y nos acompañen. No como pensábamos o queríamos que lo hicieran… pero a nuestro lado. Y si eso ocurre, creo que ha valido la pena el intento y que ya hemos ganado. (Guiño a mi amarillo!!)
Lo que tenga que llegar a nuestra vida llegará, de una forma u otra. Puede que no sea lo que habíamos soñado, nuestro ideal inicial, pero nos dará lo que necesitamos y nos hará sentir completos. Porque, a veces, lo que creemos necesitar no es lo que realmente necesitamos.
Como dijo Janis Joplin…
"No entiendo por qué medio mundo sigue llorando, cuando el otro medio sigue llorando también. No me cuadra. A ver: estás con un tío un día... Y, claro, a lo mejor quieres estar con él un año...Pues, ¿sabes que te digo? Que más vale que ese único día sea toda tu vida... Porque, puedes ponerte a llorar por los otros trescientos sesenta y cuatro, pero, entonces, perderás ese único día”
Suerte a tod@s!
Elevando mi brazo en un arco infinito de tiempo contenido,
deslizo mi deseo muy despacio,
dejándolo caer sobre tu cuerpo ansioso que lo espera.
Latigazos de seda que silban en el aire.
Una danza de quejidos se dispara,
aullidos de placer que escapan de tu boca amordazada.
A cámara lenta,
alargando los segundos,
azota el tiempo elástico tu piel de luna.