Una estupidez!!!
Sin embargo hubo alguien que me ayudo, me apoyo y me aconsejo como buen amigo haciendome ver que asi pasan las cosas y que no por errores dejare de hacer lo que me gusta y me llena.
Fue ahi donde encontre un lugar donde me sentia bien, donde sentia todo lo bueno que veia que plasmaban los demas sobre el BDSM.
Durante el paso de los dias y con charlas y risas me volvi a sentir con el mismo animo con el que entre aquel dia de febrero al palacio y todo gracias a El, El me ayudo a regresar a mi camino, a tener paciencia y conocer mas, a volverme a enamorar de el BDSM, me enseño que mis errores no son errores si no experiencias que me hacen mejor persona y sumisa (eso claro que lo sabia, pero sola sin nadie a quien le pueda contar lo que me paso era dificil tomarlo a conciencia) sin embargo El me ayudo y me mostro eso que tanto busque.
Ahora estoy contenta de decir que me eh entregado a El y aunque las circunstancias no nos favorecen haremos todo lo posible para seguir pues es mas grande la coneccion que tenemos
Gracias Señor por todo lo que me a ayudado, no encuentro palabras para expresar lo que Usted a hecho por mi, para agradecer todo lo que me ayudo espero aprender y seguir este camino a su lado por mucho tiempo.
Aun soy muy nueva a esto pero debo admitir que lo quiero mucho y que a su lado soy muy feliz. Lo quiero mi Señor!!
Quiero pensar que una mujer, que aún hoy cumple estrictamente la última orden que le di, es ahora aún más fuerte que cuando la conocí.
No quiero administrar las debilidades de alguien para poder escoger el agujero por donde penetrarla. Quiero potenciar sus fortalezas para que no le dé miedo entregarse. Sólo desde la seguridad y la fuertaleza alguien puede entregarse realmente.
Es placentero dominar un caballo salvaje cuando consigues que trote dócilmente, aunque no tengas que ir a ninguna parte. Pero el perrito que se hace el muerto para recibir una golosina sólo hace gracia.
Un
hombre que muestra su sensibilidad será un Amo sensible a ti.
Un
hombre que muestra su humildad será un Amo que te mostrará respeto.
Un
hombre que no tiene miedo a llorar será un Amo que entienda tus lágrimas.
Un
hombre que sea tranquilo será un Amo que oirá tu susurro silencioso.
Un
hombre que conoce el miedo será un Amo que no te dejará enfrentarte al tuyo
sola.
Un
hombre que sabe escuchar a un niño será un Amo que siempre se va a esforzar en
entender tus palabras.
Un
hombre que se controla con facilidad será un Amo con capacidad para controlar
de la misma manera.
Un
hombre que nunca hace demandas será un Amo que valorará todo lo que das.
Un
hombre que sea templado será un Amo que pueda resistir tus tormentas.
Un
hombre que ha recorrido su camino en paz será un Amo capaz de guiarte a lo
largo de tu camino.
Un
hombre que no grite será un Amo que nunca te va a ensordecer.
Un
hombre que se conoce a sí mismo será un Amo que tendrá tiempo para conocerte.
Un
hombre con una mente abierta será un Amo que nunca deje de aprender.
Un
hombre que nunca deja de aprender será un Amo que no parará de crecer.
Un
hombre que siempre busca ser lo mejor para ti, es el único hombre verdaderamente
digno de que puedas llamarle…..Amo.
Ante todo, haceros saber que escribo esta nota como Odín, usuario de palacio, no como administrador, y por tanto, ejerciendo mi derecho a la libre expresión.
Sexo duro es una cosa, BDSM es otra muy diferente, algo, que intrínsecamente, much@s parecen desconocer, es completamente normal que las personas recién llegadas a nuestro mundo pueden confundir términos, que ignoren que la ética, el comportamiento y el protocolo son pilares fundamentales en nuestro estilo de vida, pero no, no son estas personas las responsables de mi indignación, por llamarlo de alguna manera, mi reflexión es hacia otras, que al parecer, hacen gala de compartir nuestro estilo de vida, con cientos o miles de seguidores (según ellos) y haciendo alarde de enarbolar el estandarte del BDSM allá donde vayan. Pues bien, podríamos justificar sus actitudes por la juventud de estas personas, basándonos siempre en la falta de experiencia, pero no sería justo, ya que en verdad hay jóvenes que demuestran más madurez que muchos adultos, no es eso, creo más bien que se trata del síndrome ¨Yalosétodosoyelmejor¨ por el que todos alguna vez hemos pasado, hasta el momento de comprender que solo somos una pieza más en la gran maquinaria de la vida y no tenemos más importancia que cualquier otra, es decir, hasta que conocemos la palabra humildad. Muchas de estas personas no son totalmente responsables o podemos echarles toda la culpa, ya que normalmente la verdadera culpabilidad, recae en aquellas otras que constantemente aplauden, elogian y halagan a estos individuos, haciéndoles con ello, alimentar su ego y sumiéndoles en una vanidad extrema, invisible a ellos mismos.
Digo todo esto y enfoco mi crítica hacia esas personas
que se han tomado el concurso de relatos como una batalla, la cual había que
vencer de la forma que sea, las que han utilizado malas artes, las que se han
aprovechado o mejor dicho, han intentado aprovechar su rol, las que han
utilizado a sus ¨novias sumisas¨, a sus fieles súbditos y seguidores, sus blogs
externos, para mendigar, según mi humilde opinión, o reclamar un voto, incluso
han llegado a ofrecer el premio, si lo conseguían a sus votantes mediante un
sorteo. A los que no han sido capaces de felicitar a los otros ganadores o a
los demás participantes, a los que cuando les preguntas en privado si han
recibido su pedido correspondiente al premio (que tardaron minutos en
reclamar), no son capaces de contestar, es más, se desconectan, a los que no
son capaces de dar las gracias por nada, a los que se creen el ombligo del
mundo y desde su falso pedestal de ídolos de barro piensan que dominan, que
controlan, a esos que confunden sexo duro con BDSM, que carecen de humildad,
los que pensaban que sus relatos, en los que el BDSM brilla por su
ausencia, eso sí, repletos de una amplia gama de escenas de sexo, algunos
azotitos y palabras subidas de tono, campan por doquier, nada tengo que objetar
al respecto, bien es cierto que algunas de las situaciones descritas pueden
elevar la temperatura del lector, pero como digo, nada que ver con lo que para
algunos el BDSM significa, de hecho, el relato ganador, no es nada erótico ni sexual,
sin embargo describe perfectamente la esencia de nuestro particular universo y
eso si que lo han sabido valorar las personas que como yo, tenemos conciencia
de nuestro papel como piezas de la gran maquinaria, los que vivimos con los
pies en el suelo y el corazón en la mano, los que aún creemos en el glamour del
BDSM, los que respetamos sus normas, su protocolo, los que llevamos por bandera
la humildad, la cortesía y sobre todo… la educación.
Dicho esto, solo me queda hacer hincapié en que todo lo
expresado ha sido por Odín, el usuario, un habitante más de palacio, al que le
gusta encontrarse rodeado por personas amigas, para dialogar, compartir y enriquecerse
con sus experiencias y aportaciones, el que libremente expresa su sentir, al
que no le gusta coleccionar amistades, el humilde Odín, dominante, Amo y amigo.
Nadie jamás ha dicho que el BDSM sea un camino de rosas, un placentero sendero entre pasiones y delicias, nada más lejos de la realidad, lo primero que nos encontramos cuando vamos a iniciar nuestro recorrido es la soledad, la intriga, la impaciencia, las dudas y los temores, una vez hemos superado nuestra lucha interior, cuando por fin aflora nuestro recién descubierto ego y lo aceptamos, comienza la andadura….En ella, comenzamos a descubrir el paisaje que nos rodea, caminamos inseguros mirando todo aquello que encontramos a nuestro alrededor, visitamos diferentes pueblos y aldeas, empezamos a conocer gentes que habitan en los diferentes lares, algunos territorios son hostiles, inseguros, al igual que las personas que moran en ellos, afortunadamente pronto nos percatamos de ello y continuamos nuestro viaje, hasta que al fin encontramos un lugar acogedor, sus gentes nos reciben con cordialidad, son amables y nos invitan a su mesa, comparten con nosotros lo que tienen, nos sentimos cómodos, seguros, ¡ Al fin hemos dado con nuestro sitio..! y hacemos de él nuestro hogar, por supuesto, sus habitantes nos aceptan y nos tratan como si siempre hubiésemos vivido allí, a pesar de que somos recién llegados, de que no hemos trabajado en la construcción de sus edificios, de sus calles ni de todo aquello que hace confortable nuestra estancia ahí, incluso pocas veces pensamos lo que se debe de haber trabajado para conseguir todo esto que tanto nos satisface, cuando este lugar solo era un árido terreno, cuando no había nada.
Pero bueno, enseguida nos adaptamos al entorno, a sus gentes y costumbres, recibimos con agrado sus consejos para que nuestro habitar sea mejor, por supuesto acatamos sus leyes de convivencia y agradecemos las enseñanzas de los más viejos del lugar, aquellos que en su día fueron como nosotros, que pasaron por donde nosotros hemos pasado, que llegaron aquí como nosotros hemos llegado y que a su vez, recibieron las enseñanzas de otros ancianos que por ley de vida hoy ya no se encuentran entre nosotros. Su experiencia nos fascina e intentamos asimilar todo lo que nos dicen, para aprender, para ser mejores, para conocer el lugar y vivir en armonía, con sus gentes y con nosotros mismos.
Un día, descubrimos un bosque cercano y en nuestro primer paseo por él, nos encontramos con unas setas, hongos de apariencia inofensiva y de una gran belleza, atractivas a la vista, al olfato e incluso al tacto. En ese momento, no recordamos o no queremos recordar que en más de una ocasión se nos ha advertido del peligro que conlleva el no conocer o reconocer las distintas variedades, en ocasiones hemos leído sobre esto, los ancianos nos han informado y recomendado que no actuemos por impulsos, que no nos dejemos deslumbrar por su belleza ni nos confunda su inofensiva apariencia, pero quizás nos haya parecido aburrido y no hemos considerado importante estas advertencias, ¿Cómo vamos a ser tan ingenuos? tanto es así que contraviniendo todos los avisos, nos decidimos a degustar uno de estos manjares tan aparentemente exquisitos….Solo en unas pocas horas empezamos a experimentar un ligero malestar, cada vez es mayor, hasta que se convierte en un dolor de estómago insoportable, un sudor frío recorre nuestro cuerpo y nos sentimos morir. A pesar de todo nos hemos envenenado, hemos elegido mal nuestras viandas.
Después de pasarlo mal, de creernos morir, afortunadamente solo ha sido una intoxicación, ese hongo no era mortal, aunque al lado había otros que tampoco reconocimos y en su caso sí que lo eran. Cuando estamos algo recuperados, volvemos a la aldea y comentamos nuestra experiencia entre otros jóvenes del lugar, éstos se solidarizan con nosotros, nos arropan, incluso alguno de ellos nos confiesan que a ellos en su día les pasó algo así, nos tranquilizan y consuelan, nos animan a seguir, ¡Una equivocación la tiene cualquiera! ¡Si no arriesgas no ganas! ¡Hay que levantarse y seguir! Y con ello. Nos sentimos reconfortados, comprendidos….pero no así por los ancianos, éstos nos miran e incluso recriminan nuestra vehemente actitud, algunos de ellos pasaron por lo mismo cuando eran jóvenes e impacientes, cuando creían que ya lo sabían todo, cuando pensaban que a ellos no les podía pasar y ahora te miran, no te juzgan, pero se sienten decepcionados por no haber aprovechado sus consejos, por supuesto que se afligen con tu pesar, pero jamás aplaudirán tu actitud ni te dirán ¨No pasa nada, un error lo tiene cualquiera¨…Entre otras cosas, porque tu vida solo ha dependido de la suerte que tuviste en elegir un hongo u otro.
Moraleja:
Todos en nuestra niñez, hemos desoído las advertencias de nuestros padres.. ¡Niño, no te subas ahí que te vas a caer! Y todos hemos pensado que no nos caeríamos cuando nos hemos subido, al final, tenían razón, era peligroso, pero teníamos que hacerlo…desde luego, después de la reprimenda nos curaron las heridas y nos dieron consuelo, pero lo que no hicieron jamás es aplaudir nuestra desobediencia.
¨Es ignorancia no saber distinguir entre lo que necesita demostración y lo que no la necesita¨. Aristóteles
Desde que empecé a formar parte de Palacio he querido comenzar mi blog (el primer blog que escribo en mi vida, a decir verdad), pero nunca he encontrado un tema sobre el que quisiese hablar...o por lo menos uno sobre el que tuviese algo que decir y con coherencia.
Y al final he encontrado un tema sobre el que hablar: el rechazo que se puede tener al exponer a tu pareja ciertas inquietudes que un@ ha podido empezar a tener. Y debo de darle las gracias a Primeriza92 ya que ha sido uno de sus escritos, con el mismo tema, el que me ha dado la idea.
Mi caso, teníamos un relación vainilla muy...¿cómo decirlo? mmm "tradicional". Sólo estábamos él y yo, nada más (ningún juguete ni nada por el estilo). El caso es que yo por esa época estaba leyendo algunos libros en los que claramente había un dominante y una sumisa (en mi ignorancia no tenía ni idea de cuales eran los roles pero la temática me gustaba). Por ese motivo decidí hablar con mi ex pareja para ver si podríamos introducir algo nuevo. No creáis que pedí que me azotase o me hiciese algún vestido con una cuerda, no. Lo que le pedí es introducir algún juguete (que fuésemos a elegirlo ambos) o que me atase a la cama.
No sabía muy bien cuál podría ser su respuesta, pero la que tuve me dejó bastante sorprendida. Simplemente me dijo que con nosotros dos bastaba, que no hacía falta introducir nada más...y bueno, en el momento en el que le comenté lo de atarme me dijo que ya veríamos (claramente era un "no" pero no se atrevía a decirlo).
Ante este rechazo me sentí mal. Mal por el propio rechazo, mal porque en cierta medida me sentí como si fuese una persona rara al pedir esas cosas, y mal porque él no supo comprenderme y ni siquiera hizo el intento.
Con estos sentimientos podría haber pensado que la rara era yo, que tenía cosas extrañas en la cabeza. Pero afortunadamente no fue así. Vi en ese mismo momento que simplemente yo quería y necesitaba ciertas cosas que él ni las quería y ni las necesitaba (es más, para él eran tabú).
A partir de se momento la relación fue deteriorándose. Porque aunque el sexo no es lo más importante, creo que es una parte fundamental en una relación. Por ésta y otras cosas que fueron surgiendo terminamos la relación como amigos. Y gracias a él he descubierto qué no busco en un hombre, gracias a él he visto lo que necesito y gracias a él he aprendido a decir no cuando la situación lo requería (aún sintiendo dolor por ello).
Sé que ya va a llegar... Me doy una ducha y me arreglo, pero no es necesario vestirme. Cuando termino voy a buscar mi collar y cadena y me dirijo hacia la entrada; me pongo de rodillas sobre el frío suelo de madera. Son casi las 6 y espero... Y espero... Después de lo que parece haber sido una eternidad, al fin escucho el coche estacionarse, sus pasos acercándose a la puerta y un escalofrío me recorre el cuerpo; cuando suenan las llaves en el cerrojo, agacho mi cabeza, mirando al piso. Abre la puerta y se queda ahí un momento, observándome...
-Hola, preciosa-. Casi puedo escuchar su sonrisa.
-Amo.
Alzo las manos y le acerco mi "kit de paseo". Se agacha y me abrocha el collar, después la cadena y se levanta.
-Vamos a jugar, perrita-. Jala un poco la cadena y camina a la mazmorra, yo lo sigo a cuatro patas. Entramos y vuelvo a ponerme de rodillas. Me hace el cabello hacia un lado y pasa la lengua por mi cuello, siento como me hormiguea la espalda, los hombros, el pecho...
-Ya sabes qué hacer-. Me susurra al oído.
Camina para colocarse delante de mí, yo me inclino hacia adelante y empiezo a dejar pequeños besos en sus zapatos, sus pantorrillas y voy subiendo. Beso sus manos y muerdo uno de sus dedos; él me da una cachetada.
-Hazlo otra vez y te doy con el cinturón-. Yo lo volvería a hacer mil veces y con gusto pagaría mi castigo, pero ahora no tengo ganas de molestarlo.
-"Entrégate"-. Rápidamente me recuesto en la cama de sábanas color vino.
Separo las piernas y las doblo, pegándolas hacia mí, dejándome expuesta. Él empieza a desnudarse y se queda sólo en ropa interior. Va por algunos juguetes y los deja en la cama; empieza poniéndome las pinzas en los pezones, dejando un leve dolor. Agarra un plug anal y el lubricante. Lo va metiendo lentamente... Dentro, fuera, dentro, fuera... Suelto un gemido. Después empieza a masajear mi clítoris al mismo tiempo... Cuadro mi respiración me delata después de un rato, se detiene. ¡No puede ser!
Agarra el flogger y empieza a golpearme en los pechos, el estómago, mi sexo... Duele, pero lo disfruto tanto. -Siéntate-. Yo obedezco. Empieza a besarme... Yo le respondo, gustosa. Pasa su lengua por mis labios, los muerde... Siento como se acelera y sólo eso basta para alterarme. Me dejo llevar... Se detiene y se quita el bóxer; me atrae hacia él y me penetra, fuerte... -Mírame-. Empieza a moverse muy rápido, mirándome fijamente y otra vez siento como se acerca... Ahora mis gestos me delatan.-Si te vienes, te azoto-. Intento aguantar lo más que puedo, pienso en otra cosa... Sí puedo, sí puedo, me repito a mí misma... Escucho como gime... ¡A la mierda! Que me azote, ya no puedo. Y me dejo ir ruidosamente. Me da una mirada pícara y me sonríe, sé que ha sido adrede. Rápido se sienta y me acomoda en su regazo. Me golpea fuerte. Dejo escapar un grito; me jala del cabello, echando mi cabeza hacia atrás. -No te escucho contar.- Me dice con voz dura.
-Uno, mi Señor-. Me da otro. -Dos, mi Señor. ... ¡Amarillo!-. Me vuelve a azotar, con menos fuerza. -20, mi Señor-. Siento como caen mis lágrimas, pero me lo gané... El no saber cuantos faltan hace que me desespere un poco, siempre me dice cuantos van a ser, creo que es intencional. -¡35, mi Señor!-. Me preparo para el otro, pero no llega, me levanta y me siento aliviada. Me mira.
-De rodillas-. Hago lo que me dice. Me tiemblan las piernas y me arde el trasero... Se para y se posa delante de mí. Pasa su pene por mis labios, entre mis pechos, va subiendo y lo mete bruscamente en mi boca. Lo miro. -Chúpalo-. Obedezco, recorro la punta con mi lengua, empujo para que llegue a mi garganta y él gime. Eso me excita... Lo repito varias veces y cuando lo veo agitarse lo hago más rápido...
-¡Para!- Empieza a masturbarse. Lo deseo... -Quiero que eches la cabeza hacia atrás, abre tu boca y saca la lengua-. Después de un rato me dice: -Cierra los ojos-. Un momento después doy un respingo cuando salta a mi cara, mi lengua y el pecho; está caliente... Abro los ojos y me está mirando, su cara está relajada.
-Limpia-. Me dice, señalando el piso. Me levanto torpemente para buscar algún trapo. -No. Con la lengua-. ¡¿Es en serio?! Otra vez me da una cachetada cuando vacilo. Vuelvo a arrodillarme y me inclino para limpiar el piso. Me siento humillada pero me agrada, no sé si podré acostumbrarme a las emociones mezcladas, pero espero que no sea así.-Buena chica. Vamos a limpiarte-. Me toma de la mano y me ayuda a levantarme...