Yo sólo, no hubiera sabido poner palabras a ese sueño, a esa realidad a la que ahora estaba despertando con mi miembro endurecido, sujeto entre sus dedos. Noté de inmediato que mis manos estaban sujetas hacia la cabecera de la cama. Esas esposas de cuero sujetaban mis muñecas con cuidado pero con firmeza, como lo hacía Elisa más abajo. Iba a decir algo, no sé qué, pero ella me silenció con un dedo sobre los labios. Sin soltarme, deslizó su otra mano por mi pecho. También me pellizcaba, y con sus uñas me causaba breves momentos de dolor que curiosamente encontré deliciosos. Me sorprendí admitiéndolo para mí mismo, permitiendo que se revele lo que ella intuía, y lo que yo comprendería mejor por medio de la experiencia.
Lentamente me llenó de besos; sobre la cara, el cuello, el pecho, las piernas. Con cada beso me dejaba la marca de su lápiz labial. Con ternura pintó sobre mi piel el mapa de su territorio. Lo reclamó suyo. Se puso de pie para admirar su obra, y mi miembro, que ya apuntaba al cenit con la firmeza de una columna de mármol. Sonrió y pasó su lengua lentamente alrededor de sus labios. Tomó de su su cartera su cámara, con la cual inmortalizó el momento.
Yo me sentía vulnerable, algo avergonzado por mi imprevista situación de modelo, y al mismo tiempo tan excitado que no podía dejar de mirarla. No me salia una palabra, pero sabía que algo importante estaba comunicando con mi expresión.
Ella se acercó caminando como una gata sobre la cama. Cuando sus labios llegaron a mi sexo, todo mi cuerpo se estremeció como sacudido por una dulce e intensa descarga eléctrica. Con su peso sobre mis piernas y mis manos sujetas, la sensación se intensificó por la sensación de estar bajo su control.
Su control. Su dominación. Esos términos me resultaron inquietantes cuando me los mencionó en los días anteriores. Tenía otra idea de la cuestión, no imaginaba nada de esto. De pronto ella dejó de actuar sobre mi sexo. Acercó su rostro y la encontré irresistible con su cabello revuelto y en sus ojos brillando al deseo. “¿Ahora lo comprendes mejor?” Ella conocía la respuesta, agregó:
-¿Quieres que ya que suelte?
-No.
Sabes que me gustan tus sorpresas. Me seducen
tus maneras creativas de servirme. Esa libertad para crear es la única que
deseas conservar, para entregarte a mí, hacer realidad tus nuevas fantasías,
ser plenamente tu misma. Esa liberación aliento y acompaño, la de la hembra que
sale del capullo y brilla en todo su esplendor, orgullosa de pertenecer, abrazada
con cariño a las piernas de su Amo.
Antes de que salga, besas mis labios, mi pecho, mi abdomen. Tus rodillas tocan
el piso y la cascada de bucles morenos cae a ambos lados de tu boca apasionada. A mi regreso,
tras los minutos acordados, me recibes cual sexy mucama, ataviada solo con tu
piel, tu collar, tu delantal, tus zapatos, tu sonrisa. Te ves feliz de ser mía
y ser sumisa.
Luces irresistible en tus formas, tus movimientos, tu manera de girar despacio,
insinuante, mientras supuestamente pasas el plumero. Mi miembro siempre dice la
verdad. Tras aproximarme por detrás, mis manos toman tu cintura. Beso tu
cuello, te susurro algo al oído. Obediente, te inclinas, abres tus piernas y
pones tu sexo a mi disposición. Mis manos toman cuanto me pertenece. Sienten la
firmeza de tus nalgas y le dan unas palmadas. Suben y bajan por dentro y por
fuera de tus muslos. Tu sexo húmedo sabe que se acercarán poco a poco.
Los dedos acechan desde el monte de Venus y desde el perineo. Dedos como tentáculos maniobran hábilmente sobre tu
clítoris, acarician tus labios mayores y menores, entran en tu vagina mientras
tus gemidos escapan, irreprimibles.
Tu delantal cae. Mis manos sostienen tus muñecas a la espalda. Mi miembro te
penetra un par de veces. Quieres más y sabes que lo tendrás. Sientes cerrarse
las esposas tapizadas en tonos de leopardo. Al girarte frente a mí, ves la
excitación en mis ojos. Toda la pasión que sabes despertar en tu Amo es y será
solo tuya, pasión cautiva del encanto de tu sumisión. Penetrando en ti, te la
doy toda…toda…toda.
Al soltarte y abrazarnos sobre el sofá, tu cabeza descansa sobre mi pecho. Mis
brazos te rodean suavemente. A dos metros, sobre una mesa, están nuestros
anillos. Son bellos símbolos, pero los lazos íntimos que nos unen son aun más
fuertes.
Condiciones cinemasutra
Producto: Relación sexual
Forma: Esmitulación manual y oral, masturbación
Tipo: Mutuo
Contenido: Sujeto A (A en el texto)-Hembra (con lengua y manos hábiles) – activo/pasivo
…
Sujeto B (B en el texto)-Macho (con capacidad eréctil, lengua y manos hábiles)-activo/pasivo
… e irá “de comando” (sin ropa interior)
Ambos llevarán …
Paquete toallitas húmedas (para limpiar semen)
Lugar: Sala de cine (Recuerden que practicar sexo en público es un delito y está penado por la ley).
"Quítate esa chaqueta, a ver, no creo que tengas frio ¿verdad? Supongo que no llevas puesto nada más que pueda molestarme" Me mira de arriba abajo mientras lo hago. Dudo si he de quitarme las bragas, el sujetador, pero a mi me gustaría que me los quitara cuando le apeteciera, son bonitos, los he comprado aposta, es lógico que viaje con ropa interior. "Acercate" y doy unos pasos decididos hacia la mesa donde se apoya los ojos fijos en mis zapatos, sobre la mesa ha aparecido una fina vara de nudos. Me pongo en lo peor, pero para eso he venido. "La falda también": Antes de que toque el suelo, sus dedos enganchan las tres vueltas del collar de azabache, espero que no se rompa y me situa frente a la mesa, hace atrás el jarrón al mismo tiempo y coloca las manos, los codos. "Ahí quieta, seguro que ya has empapado las bragas" Y al fin me las quita, primero las medias de puta fina, con la malla pequeña, después las bragas hasta medio muslo. Chorreas, puta. Siento sus dedos en un masaje rápido que me alivia la tensión. Ni se te ocurra correrte sin permiso eh?
Mucho puede escribirse acerca de cómo
debe comportarse, cual ha de ser el carácter y la personalidad de la sumisa
ideal. No existe un manual específico, ni una universidad donde te adjudiquen
el título de "la verdadera sumisión".
Cada dominante tiene sus preferencias de
comportamiento en sus sumisos, y es en ésas tendencias en las que tendrás que
basar tus actitudes para ser una buena sumisa... la mejor sumisa de tu Amo.
Existen sin embargo unas pautas
generales, que pueden servirte como punto de apoyo en tu aprendizaje:
1.-Obediencia:
Es una de las características principales
de una sumisa. Es la manifestación directa de la necesidad que una sumisa tiene
de sentirse controlada, guiada, dirigida...
Ese sentimiento de que alguien organiza
tu vida, da lugar otro sentimiento más profundo, el de pertenencia.
Si bien el ser obediente consiste en
hacer aquello que el Amo ordena, ésta disciplina no debe convertirse en un
mecanismo sin personalidad. Ser obediente, también significa poner interés en
realizar bien lo ordenado y en tomar la iniciativa para satisfacer los deseos
de tu Amo, adelantándote a la orden.
Si tienes alguna duda, sigue la primera
regla de tu condición: Obedecer.
Donde
reina la justicia, obedecer es ser libre - James Montgomery
2.- Subordinación intelectual:
Partimos de una actitud psicológica de
respeto y consideración a tu Amo, actitud que has elegido libremente,
escogiendo de entre todos los dominantes a un Amo que tenga una buena dotación
intelectual, para enseñarte, dirigirte y gobernar tu vida a su antojo. Por ello
debes asegurarte de seleccionar correctamente a la persona a la que entregarás
tu sumisión, para evitar salir perjudicada. Si la persona sumisa no puede
admirar a su Amo, menos podrá respetarle u obedecer sus órdenes.
Considerando esto, el Amo en una relación
BDSM es el poseedor de "la verdad", lo cual no significa que no
cometa errores o que en alguna ocasión, no adopte una actitud equivocada. Sin
embargo, la persona sumisa, deberá seguir manteniendo en todo momento una
actitud de humildad y respeto por su Amo.
La persona sumisa, siempre puede
preguntar e interesarse por las decisiones de su Amo, exponer sus sentimientos
al respecto y confiar en que su Amo, rectifique si realmente cree estar equivocado.
Lo que nunca debe hacer es desafiar, manipular u oponerse a las decisiones de
su Amo.
Se puede decir que el sometimiento
intelectual es una de las principales batallas en los primeros pasos de una
persona sumisa en el BDSM.,
Las
personas inteligentes tienen un derecho sobre las ignorantes: el derecho a
instruirlas - Ralph W. Emerson
3.- Umbral del dolor:
Existe el dolor físico y el dolor
emocional. Muchas prácticas, castigos y actividades sexuales en una relación
BDSM implica de una u otra forma causar/recibir dolor, aunque esa no es su
esencia fundamental.
Sobre el dolor físico a muchas sumisas no
les gusta experimentar con el dolor extremo y ese es tu caso, tu deber es
ponerlo en conocimiento de tu Amo.
Es
cierto que el dolor provoca miedo y por lo tanto, una actitud esquiva desde el
momento que se plantea en la relación BDSM, pero con la práctica y el
entrenamiento adecuado, se puede incrementar su nivel de resistencia.
Sin embargo, debes tener claro que aquel
tipo de dolor que no disfrutes o no te cause excitación, es insano y
patológico.
El dolor emocional, podemos observarlo en
nuestra vida diaria, y nadie está exento de experimentarlo en alguna ocasión.
La
reacción habitual, es eludir esos sentimientos desagradables que nos embargan
enterrándolos en el fondo de nuestro ser, a través del auto engaño, la negación
o el aislamiento.
Cuando el dolor emocional amenace tus
sentidos, es necesaria una profunda reflexión contigo misma, para localizar su
origen y hacer una posterior exposición de sus causas a tu Amo, para que éste
tome las medidas oportunas.
Recuerda que no es lo mismo experimentar
con el dolor, que con el sufrimiento.
El
dolor, cuando no se convierte en verdugo, es un gran maestro - Concepción
Arenal
4.- Compromiso sexual:
Si bien el sexo, no lo es todo en el
BDSM, si es una de las partes importantes de la relación.
El ofrecimiento generoso y sin límites
por parte de las personas sumisas haciendo disfrutar a sus Amos, es otra de sus
características esenciales.
Por norma general, a las personas sumisas,
les gusta sentirse usadas y utilizadas sexualmente por sus Amos. Suelen
requerir de un alto nivel de excitación para lograr alcanzar el placer, sin
embargo, una vez encuentran al Amo que sepa someterlas adecuadamente, lo
adquieren a un nivel casi místico.
Ese es el tipo de entrega sexual que en
esencia busca un Amo de su sumisa.
La
mente también puede ser una zona erógena - Raquel Welch
Publicado por Pérfida Princesa en: Escuela BDSM