Congelación, silencio, miedo, silencio de arrepentimiento. La fusta cayó al suelo, se arrodilló frente a su sumisa primeriza y pudo ver el miedo y la desconfianza en sus ojos, y pudo sentir como la confianza que tanto le había costado conseguir de su terca, obstinada, amada y unica sumisa .........desaparecían en las cataratas del Niagara hechas llanto en sus ojos, y merecido se lo tenía, por que el dijo: "confía en mi, sé sólo mía, y deja que te inicie en éste mundo poco a poco. Permiteme el placer de abrirte éstas puertas poco a poco"........... Pero no fue así.
No hubieron más palabras sólo silencio de arrepentimiento, sólo silencio de auto-enfando y auto-recriminación, mientras las lágrimas se llevaban cuán tormenta desastrosa todo aquello que tanto le había costado construir, y volvían a erigirse firmemente aquellos muros que alguna vez fueron destruidos.
.............mis ojos dos pozos negros de dolor, decepción y amargura. Yo confié en usted, me entregue a usted........no quiero nada, ya no quiero nada.........adiós para siempre.