Solo hicieron falta diez minutos para entenderlo, para comprender…
Diez minutos en los que nuestros cuerpos hablaron y gritaron lo que nuestras almas callaban, dándonos una lección y haciéndonos comprender que están hechos el uno para el otro. Que solos, no son más que una mitad, que deben estar juntos para sentirse una unidad plena.
Diez minutos en los que se desbordó nuestra hambre de entrega, en los que nos alimentamos con ansia de nuestras esencias, en los que desaparecieron todas las cosas externas, en los que solo importaba lo importante… nosotros.
Diez minutos tan cortos, tan eternos, tan perfectos, tan especiales, tan sublimes… diez minutos que nos dieron todo, entrega, amor, pasión, sentimiento, deseo… unión.
Y solo fueron diez minutos… Los diez primeros minutos del resto de nuestra vida…
El Muro