Siempre hablamos de lo que nos hacen pero rara vez pensamos en que nosotros mismos lo permitimos, lo alentamos o lo buscamos, inconscientemente aveces, es cierto. ..pero lo hicimos.
Hay ocasiones en que sentimientos arraigados como el miedo al fracaso, ese creo que ha sido el mío, nos hacen empeñarnos en causas perdidas. Con la distancia que proporciona el tiempo y esa clarividencia sobrevenida de la que hablaba antes, el análisis inicial de los fracasos cambia radicalmente.
Entonces te das cuenta de que tu mente llevaba tiempo aporreando tu consciencia y gritandote que eso que tu intentabas hacer funcionar a como diese lugar no iba a funcionar nunca.
ya lo sabías, pero no querías aceptarlo, por no aceptar que habías fallado en la elección, o que simplemente aquello llevaba tiempo muerto.
Con este nuevo Estado mental ves claras las señales de tu mente y de tu cuerpo rechazando ya la situación que tu te empeñabas en vivir.
Es bueno hacer autoanalisis, porque descubres que lo que en tu testarudez te provocaba llantos y sufrimiento, después de un buen lavado con honestidad autoaplicada, te provoca una sensación de levedad de espíritu, de limpieza interior y superación increíble.
Liberarse del peso de la frustración que te provocó el no querer reconocer la verdad, da una paz tremenda y ganas de vivir y de saborear cada momento y cada cosa que venga . Te vuelve receptiva a todo lo que suponga avanzar y te da fuerza, perspectiva gracias a la lección aprendida, nueva información de quien eres, de lo que quieres y necesitas y, sobre todo, aprendes a reconocer que eres sumisa de un modo que antes no podias.
Bien venidas sean pues las vivencias que te enseñan quien y que eres, que te abren los ojos y te muestran el camino a seguir.