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    Tener fe en tu Dominante conlleva no tener miedo

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    Mi primer sometido es mi control, siempre está a mi servicio

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    Manejar el silencio es más difícil que manejar el látigo

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    Mi alma necesita tanto mimo como mi cuerpo castigo

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    Después de una sesión, la mano que te domina te debe acariciar

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    El precio de Dominar es la responsabilidad

Blog de ceticia

Noche de invierno mi cuerpo en llamas… Inquieta espero aun no sé a qué. Siento que mi vestido negro se ciñe demasiado a mis pechos y mi respiración se acelera de impaciencia. Cambio mi peso de un pie al otro mientras observo la increíble vista de las luces de la ciudad desde un piso 20 de la ventana cerrada del salón. Todo perfectamente calculado hacía que el momento fuera una mezcla de erotismo, vino y luz de ambiente.>>

                No puedo evitar recordar su mirada, sus ojos y su voz diciéndome: “Estás demasiado caliente, perrita.” El solo recordarlo hace que mi cuerpo se remueva inquieto. Porque aun que no quiera, recuerda. Recuerda sus caricias y sus besos. Recuerda el calor de sus manos y sus huellas en mi piel tras los azotes, los temblores tras el orgasmo o cuando me los niega también, mi cuerpo recuerda que es completamente suyo. Y eso es lo que hace que muera de impaciencia. Mi cuerpo es traicionero.>>

                De pronto la suave música del estéreo comienza a sonar revolviéndome al momento presente. Suena la música suave de un piano, rápida y lenta, dura y suave… demasiado parecida a Él. Aun que sé que está ahí no me giro a mirarlo, sé lo que espera de mi y complacerlo es mi razón de ser. Pero eso no impide que lo busque con la mirada a través del reflejo del cristal. Lo veo quitándose la corbata, desabrochándose unos botones del cuello y quitándose los gemelos. Recoge una bolsa negra de encima de la mesa y se acerca a mi. Su mirada y la mía se encuentran en el espejo y su mirada se endurece haciendo que dirija mi mirada al suelo, donde debería estar. Oigo caer la bolsa.>>

                -Mi perra… ¿Qué voy a hacer contigo? –Notaba una pinta de burla en su voz. Pero eso no me engañaba. Recibiría un castigo por mirar a escondidas… No podía esperar.>>

                Sin preocuparse por ser delicado me bajó la cremallera del vestido, lo cual hizo que se descolgara la parte de delante. No llevaba sujetador, el vestido no lo permitía y ya que no llevaba ropa interior arriba decidí que tampoco la necesitaba abajo. Sin duda sería de Su agrado. Mis piernas estaban cubiertas por unas medias por encima de la rodilla atadas a un liguero a mis caderas y los tacones de aguja realzaban mis piernas. Sí, le gustaría lo que tenía preparado para Él. Y lo comprobé cuando lo oí contener la respiración al caer el vestido al suelo. Al instante me dio dos azotes en cada nalga que me hizo contener el aliento a mi, las notaba arder, aun que no habían sido excesivamente fuertes seguro que ya tenía el culo ligeramente colorado. Solo de imaginarlo hacía que me derritiera por dentro. Me cogió por la cintura y me apoyó en todo su firme cuerpo.>>

                -¿Qué quieres conseguir provocándome así? –Me susurró al oído erizándome la piel de la espalda. Completamente desnuda a excepción de mis tacones y medias notaba en mi culo lo complacido que se sentía al descubrir mi sorpresa.>>

                Me lamí los labios antes de contestar.>>

                -Complacerlo mi Señor.>>

                -Ya me complaces. –En silencio se dedicó a erizarme la piel con la nariz y los restos de la barba de una semana. Sus manos me atraparon los pechos y los masagearon, me pellizcó los pezones y tiró de ellos con la misma brusquedad con la que me besaba dulcemente el cuello. Mi respiración se aceleraba y los gemidos de placer y dolor salían sin poder contenerlos. –Apoyate en el cristal. –Lo hice y Él acarició mi culo en círculos. –Voy a darte diez azotes. Quiero que los cuentes conmigo y después me agradezcas. ¿Lo has entendido?>>

                -Sí Señor.>>

                El primero vino sin avisar pero lo soporté bien.>>

                -Uno Señor, dos Señor, tres Señor, cuatro Señor… -Cuando acabé de contar me escocían las nalgas y mi cuerpo no paraba de temblar, me sentía excitada y dolorida. –Gracias por corregirme Señor.>>

                Comprobó la humedad de mi sexo con sus dedos.>>

                -Arrodíllate, en espera perra.>>

                Me dejé caer al suelo y sentándome sobre mis talones con las piernas separadas, las manos descansando sobre mis piernas boca arriba, la mirada al frente, cabeza erguida y boca semiabierta. Mirando hacia abajo, en la calle la gente caminando. Solo el imaginar que de estar unas plantas más abajo podríamos ser vistos me excitaba más. Lo oí rebuscar en su bolsa y acercarse a mi. Se arrodilló y desde atrás me colocó una pinza en cada pezón unidos por una cadena fría.>>

-Mírate –Me dijo y me miré a través del reflejo del cristal. Recogió algo a su lado y me lo enseñó a por el reflejo. Era una cola con un plug anal, uno de mis juguetes favoritos. De verdad le había gustado mi sorpresa. Un suspiro de anelo me hizo estremecer. –Lámelo –Dijo acercámdoselo a los labios. Lo lamí como si fuera Él. –Muéstrame lo que es mío.>>

Alejándose un poco apoyé las manos en el suelo, separé las piernas un poco más y alcé el culo, luego apoyé mi cara en el piso, las pinzas en mis pechos se movían… una posición completamente expuesta. Me estremecí al sentir sus manos en mis nalgas irritadas, volvió a darme dos azotes más en cada nalga para luego comprobar lo húmeda que estaba. Humedeció el plug con mi humedad y luego introdujo un dedo en mi sexo mientras con el pulgar estimulaba el clítoris. Me estremecí por lo repentino del placer haciendo que me apartara un poco, otro azote me previno de que no lo volviera a hacer. Por lo que me dediqué a dejar de pensar y solo a sentir. Era lo que se esperaba de mi y era lo que quería hacer. Estaba en Sus manos y eso era todo lo que tenía que pensar. Con cuidado introdujo el plug en mi culo justo antes de que dijera que estaba a punto de correrme. Paró inmediatamente de moverse y me advirtió con su silencio. Lo contuve justo a tiempo.>>

-Arrodíllate y gírate hacia mi. –Tras levantarme la cola de peluche hacía que el plug se moviera agradablemente estimulándome. Tenía la respiración acelerada… Justo en frente a mi cara tenía su miembro, miré hacia el suelo y me mantuve con las manos sobre mis piernas. –Lámeme. –Iba a cumplir su orden cuando me detuvo bruscamente. –Espera. –Se separó de mi y buscó algo en su bolsa. La colocó entre mis piernas. Unas bolas chinas. –Quieta. –Las introdujo una a una en mí, y mi sexo tembló. Me masturbó por unos segundos con sus dedos sobre mis labios y clítoris haciendo que las bolas se movieran dentro de mi. Se levantó. –Ahora lámeme bien.>>

Y vaya si lo hice, siempre como a Él le gusta. Incluso cuando se volvió brusco y profundo fui complaciente. Las bolas chinas en mi sexo y el plug en mi culo me hacían gemir por cualquier tontería. Tuve que parar de lamerlo en una ocación para contener mi orgasmo y su mirada de aprobación me llenó el alma. Cuando Él lo creyó convenientemente hizo levantarme, me sostuvo cuando me tambaleé. Mis tobillos se resintieron por el tiempo arrodillados. Me apoyó cobre la ventana y me ordenó mirar. Gracias a la tenue luz de la habitación y a que era de noche el cristal parecía un espejo. Ví cuando se arrodilló detrás de mi, y cuando deslizó su mano por mis medias hasta la curva de mi culo. Tiró un poco de la cola solo para hacer moverse el plug dentro de mi y luego me sacó las bolas chinas. Las tiró a su lado, comprobó lo que era suyo y mi humedad era por y para Él. Se levantó, pasó una mano hacia mi sexo y apoyado sobre mi me dio a probar mi sabor de sus labios. Todo mi cuerpo templaba. Me sentía una perra. Deseosa por complacerlo, que me diera su aprobación y que me usara como quisiera.>>

Tiró de mis caderas apoyándome sobre el cristal y se introdujo en mi sexo lavantándo la cola. Mis gemidos salían sin control mientras azotes caían sobre mi culo, la cadena de mis pechos se balanceaba haciéndola notar y el plug en mi culo ejerciendo una presión aun mayor, haciendo que todo fuera muy intenso con la música del piano de fondo. Me levantó la cara y me recordó que debía mirar, que como la perra que era debía obedecer y que mis orgasmos eran suyos. No me dejó correrme hasta que a Él le pareció oportuno y yo se lo supliqué. Mi culo escocía por los azotes, mis pechos supersensibilizados y mi cola alzada lo veía todo a través del reflejo del cristal nos veía juntos, mis pechos, mi sexo húmedo por Él y Su sexo entrando y saliendo de mi, la cola sobre mi espalda alzada como lo haría la cola de una verdadera perra, como un animal. Veía como tiraba de mi pelo y me besaba el cuello, como su expresión decía lo mucho que le gustaba como estaba utilizando mi cuerpo. Su mirada se encontró con la mía en el reflejo, siguió follándome duro sin apartar su mirada. Le supliqué que me dejara correrme y esta vez me lo concedió. El orgasmo fue tal que se me doblaron las piernas pero Él siguió follándome sosteniéndome hasta que por fin se corrió. Nos apoyamos en la ventana que estaba fría por la temperatura del exterior y empañamos el cristal con el calor de nuestros cuerpos. Él aún dentro de mi, con la cola aún puesta se entretenía acariciándome el clítoris hinchado. Necesitaba un descanso, los ojos se me cerraban. El orgasmo había sido sin duda el mejor de mi vida pero me había dejado sin fuerzas.>>

Se despegó un tanto de mí, me alzó en brazos y me llevó a la cama. Con cuidado me dejó en la cama y me quitó las pinzas, lanzando un gemido de dolor al volver la sangre a circular por mis pezones los besó y mordisqueó luego me quitó los tacones, los ligueros y las medias. Me tapó con las sábanas blancas y se desnudó Él también. Solo el roce de las sábanas ya me resultaba incómodo en las nalgas por los azotes, no quería pensar en sentarme… Mm… Pero sí que me resultaba estimulante. Yo no había olvidado el plug que aún llevaba puesto, parecía que Él sí.>>

-Mi Señor aun llevo la cola puesta. –Le recordé cuando se acostó a mi espalda.>>

-No la he olvidado mascota. Está donde debe de estar. Ya usaré esa parte de ti mañana, ahora estás demasiado cansada. Duerme. –Dijo colocando una mano sobre mis pechos hinchados y su sexo rozando mi maltratado trasero.>>

Estaba deseando que se hiciera de día.

    -Mírate, eres preciosa. Mi perra, mi princesa, mi niña, mi juguete, mi sumisa... Si para mi eres hermosa para ti también debería serlo. ¿Lo es? ¿Eres hermosa?


    -Sí Señor.


    -Sí, ¿qué?


    -Soy hermosa por y para Usted mi Señor.


    -Repítelo todos los días mirándote al espejo de esta manera porque en verdad eres hermosa. Mi sumisa.

Postrada en la cama me encuentro boca abajo. Mis piernas no pueden abrirse más. Atada e inmóvil por mis tobillos a los extremos mantengo mi culo en alto, expuesta. A mis oídos llega la erótica voz de una mujer susurrándome, excitándome, al compás de una melodía relajante. Noto mi respiración acelerada de anticipación. Debido a la posicionó en la que me encuentro y una orden muy específica no veo ni intento ver lo que está a mis pies. Solo sé que estoy dispuesta a ser usada de la manera que mejor le parezca. De repente noto sus manos ásperas acariciando mis pies, va subiendo por detrás de mis piernas. Sé cual es la meta de esas manos y me muerdo el labio inferior temiendo que se me escape algún gemido aun que no pues evitar que se me acelere la respiración. Sus manos desaparecen y me abandonan justo sobre la curva de mis nalgas. Intento contenerme. Mis ojos aun cerrados. La cama se hunde a mi costado y siento su calor a mi lado, reconfortándome, dándome seguridad. Sus labios se posan en mi nuca erizándose la piel y arrancándome un gemido tras el mordisco de después.

Noto mi sexo húmedo y necesitado.

Tras alejarse inmediatamente noto un floguer advirtiéndome, descarga contra mi piel con firmeza, solo un latigazo ligero pero excitante. En mis brazos, cuello, espalda, pies, piernas, culo… acabando sobre mi sexo. No oigo nada, ni siquiera mi respiración acelerada pero no puedo contener mi deseo. No me pregunto quién es el que me excita, por quien estoy siendo utilizada… Ese miedo o duda no existe. Solo me centro en complacer. Inesperadamente noto sus labios en mi sexo ya expuesto. Su lengua, sus dientes, sus labios, su aliento sobre mi, se aleja. Su mano firma impacta en una nalga e inmediatamente vuelve a besarme. Su lengua penetrándome, un adelanto de lo que está por venir. Me penetra con un dedo, dos… moviéndolos deliciosa mente mi interior, dentro, fuera. Su mano firme vuelve a azotarme el culo aun que el dolor solo hace que me me existe aun más, con sus dedos dentro de mi. Sale de mi para ingresar en mi culo sorprendiéndome. Me noto apretada a su alrededor, la mano libre sostiene mis caderas en su sitio, firme, sin piedad pero gentil. Me da unos segundos para que me acostumbre.

Mis labios no se juntan, con mi boca abierta noto como la saliva de me escurre sin necesidad de contenerla. Sus dedos se mueven en mi culo y su mano libre regresa a mi sexo. Mi respiración se vuelve a acelerar estremeciéndome. Mis caderas se mueven al compás de las envestidas de sus dedos. En un momento dado sus dedos me abandonan. Me contengo retorciéndome intentando ser paciente. Presiona un dildo lubricado en mi sexo. No es demasiado grande pero suficiente para hacerme gritar de placer. Parezco un animal, una perra. Me penetra con el dildo a la vez que me azota el culo. Me escuecen las nalgas pero es un delicioso dolor. ¿Esto es real? No puede ser más real. En un momento se aleja dejando el dildo en mi interior. Cuando regresa noto otra presión más en mi culo. Mis sentimientos a flor de piel, la respiración entrecortada y mis gemidos de fondo. Siento que todo me desborda. Pero me recuerdo que estoy en sus manos. Nada malo me pasará. Recuerdo mi naturaleza. Soy sumisa, mi anelo es complacer y no hay nada que me importe más en este momento que hacerlo feliz. Así que respiro, aguanto, suelto. La respiración en mi culo se hace mayor. Los auriculares en mis orejas salen despedidos de mis oídos, apartados de un tirón por sus fuertes manos.

-Estás bien –No era una pregunta realmente

-Sí mi Señor.

-¿Segura?

-… No mi Señor… -Dije pensando antes de contestar.

-Esa es mi perrita. -Saberlo feliz conmigo me dio fuerzas.

Implacable, con e dildo aun en mi sexo y su polla entrando poco a poco en mi culo añadió otro estímulo más. Sus dedos sobre mi clítoris. Ahora podía oírme gemir y respirar, oía su respiración entrecortada por mi.

Ah! Dios… Comenzó a moverse dentro y fuera. Agradeciendo el que el dildo no fuera muy grande y acompañando mis caderas a sus envestidas, muriendo de pacer. Casi alcanzando el orgasmo lo contengo. Mis orgasmos son Suyos, lo sé muy bien.

-Mi Señor, por favor…

-Aun no perrita, aun no.


Una mano amiga me toca el hombro despertándome de mi dulce sueño. No puede ser… Impaciente vuelvo a la realidad esperando que se haga de noche para volver a soñar con estar con mi Señor

Tu

Tu cuerpo... Tu mente... Tu respiración... Tu vida...

Tu cuerpo ha sido atado...
Tu mente yo la controlo...
Tu respiración agitada...
Tu vida me has entregado...

Tu cuerpo lo he acariciado,
Tu mente se ha nublado...
Tu respiracion se vuelve pausada,
Tu vida la estas viviendo...

Tu cuerpo esta temblando,
Tu mente detiene un orgasmo...
Tu respiracion es entrecortada,
Tu vida la estas disfrutando...

Tu cuerpo ya no lo contiene,
Tu mente ha sucumbido...
Tu respiracion se acelera,
Tu vida es un torbellino...

Tu cuerpo experimenta un gran orgasmo!
Tu mente se ha liberado!
Tu respiracion refleja lo que ha pasado!
Tu vida ya tiene un sentido...


Un poema precioso de "BDSMpoemas" que no pude resistirme a compartir. Espero que guste tanto como a mi.

Sé que no quieres lastimarme pero tengo que soltarte... Hoy te dejo en libertad.

Tu eras la luz de mi vida, el amor de mi vida...

Si llovía era por ti y si hacía sol también...

Todo por ti. Todo te lo di...


No te debo respeto alguno ya que tu no lo tuviste conmigo... 

A los ojos me mirabas y me mentías... que tonta me llegué a sentir.

No eres nada mio, por lo que jamás te llamaré "mi nada", 

Ya que yo no fui nunca nada tuyo... A pesar de que sí me sentí así.

Era tuya... 


Hoy me despido de ti ya que tu tan fácilmente me rompiste en mil pedazos...

Que pena no haberme dado cuenta antes

Te lloré, no sabes cuantas noches

Luego te lloré por lo que pudo haber sido y no fue...

Por último te odie. Gracias por dejarme odiarte


Hoy por fin no siento nada... Me creía vacía

Gracias que aún queda algo de mi que resucitar...

Por eso, ya que ahora ni te odio, ni te amo, ni siquiera te recuerdo...

Te digo adiós, adiós Amor...

   Lo puedo imaginar pero no se como se siente... Que el mundo se detenga cuando acaricia mi piel, por una mirada o una orden...Se crea un vínculo, un hilo invisible que hace que él quera verla reír a carcajadas y a la vez llorar de placer, temblar de anticipación... A ella querer complacerlo en todo, inclinarse ante él con naturalidad, entregarse de la forma que más prefiera... y da igual si lo que él requiere en ese momento a ella no le gusta... porque él hará que le guste, que la excite el simple hecho de hacerlo por él... Quiero encontrar a mi Amo, mi Señor... Ser suya...

   No quiero imaginarlo... quiero saber como se siente que un beso me acaricie el alma y me hormigueen los pies... Quiero entregarme y en sus brazos caer de rodillas, liberarme de las ataduras de tomar decisiones en la intimidad, cederle el control, el poder sobre todo mi ser. Ver en su mirada que le complace lo que ve... ami.

   Te quiero y quiero que no sea algo superficial... Ya encontraré la manera de "atarlo" a mi... Puedo parecer posesiva... Puede ser que él lea esto y no le parezca bien que quiera hacerlo mío de alguna forma... Puede que no sea apropiado que piense de esas forma de Mi Señor, después de todo él decide la mejor forma de tratar con cualquier situación... pero siento que, al igual que me quiero entregar a mi Amo, mi Señor... Que le estoy entregando todo lo que soy, él también tendrá que hacerlo... (y no con esto estoy queriendo ser atrevida ni ordenando nada) Solo por el hecho de que para que llegue a ese estado de entrega hacia él me hará sentir que valgo la pena, que soy preciada para él, que me quiere a mi, que es posesivo conmigo.¿Puede acaso un hombre permanecer inmutable, alejar su corazón y separarlo de su cabeza? Los Dominantes y Amos no son máquinas. Como personas de carne y hueso se enamoran... ¿Es acaso un error querer ver y sentir a Mi Señor que a través de sus ordenes se está entregando a mi también? Lo dejaré moldearme a su gusto, con sus manos, sus palabras y su voz, seré solo suya porque no permitirá que se me pase por la cabeza ser de otro... aunque nunca llegaría a pensarlo, ¡Ni en sueños! ya que para cuando llegase ese momento ya tendría todo el poder de mi mente, alma y corazón... ojalá sepa demostrarle lo importante que es para mi.

   No quiero imaginarlo, quiero saber como se siente... Con usted mi futuro Señor.




   Sé que lo que voy a escribir no gustará a muchos Dom/Amos pero ya que este es mi muro y me siento con el derecho de escribir y mostrar lo que yo y solo yo considere, lo haré. Desde luego sin la intensión de ofender a nadie y desde el respeto, pido disculpas por adelantado si eso es lo que parece.

   Voy a mostrar a continuación algunos hechos de los que considero que no todos los Dom/Amos forman parte. Por suerte.

   En primer lugar debo decir que no tengo experiencias reales en BDSM por ello llevo mucho tiempo pensando que por aquí no tengo ni voz ni voto. Gracias a un par de Dominantes con los que he tenido el placer de haber hablado últimamente, me han hecho ver que no por considerarme Sumisa soy inferior, que es lo que me han hecho ver hasta ahora. Sí, soy Sumisa, ¿Y qué? También tengo personalidad, también tengo voz, puedo opinar.

   ¡Juro que el próximo que me vuelva a decir que si no sigo el protocolo para dirigirme a él como Dom voy a decirle lo que pienso! Y ahí sí que me va a dar igual el protocolo... Y también me va a dar igual que me diga que soy una Perra mal educada (Que eso ya me parece más un insulto, todo sea dicho) No le estoy faltando el respeto a nadie por tratarlo de tú, estoy manteniendo una conversación con alguien que apenas conozco de dos días. Por supuesto que si tengo un Dominante alguna vez seguiré el protocolo y con mucho gusto ya que lo que quiero es complacerlo y entregarme a él...

   Pero no nos equivoquemos. Soy yo la que decido con quién hacerlo y cuando. Nadie aqui tiene que venir a hacerme sentir inferior. Sinceramente creo que nadie aquí es superior ni inferior a nadie y por nada del mundo debe ningún Sumiso/a sentirse mal por un par de palabras de otros. Sin embargo a mí si que me han afectado.

   También me gustaría mostrar mi opinión sobre algo: El BDSM ya que es una relación de dos o incluso de más cada uno lo lleva como quiera ya que es una cuestión de gustos. Por lo tanto la relación que queramos tener mi Amo y yo no va a ser igual a la de otros. Quizá y todo no queramos seguir tan a raja tabla el protocolo, a lo mejor a él le gusta mi rebeldía de vez en cuando, quizá a otros no y esto les parezca inadmisible. ¿Y si a mi me gusta que mi Amo me azote de vez en cuando? Ay gente que piensa que en toda sesión BDSM debe implicar dolor...

   Lo que quiero decir es que en la diversidad está la diversión. Para gustos colores ¿no?

   No entiendo entonces por qué hay Dom que sienten la necesidad de "sacarme de mi error" y hacerme pensar como ellos... No voy a cambiar de opinión solo por complacer a alguien con quien ni siquiera he intercambiado un saludo.

   Quisiera ahora, que he terminado de expresarme por si alguien se ha sentido ofendido por lo que escribo. Y también quiero remarcar que todo lo que escribo es porque quiero compartir alguna que otra información o algún que otro poema que leo por internet, alguna reflexión de alguien que me parece interesante... o una mía como es el caso. Pero nunca con la intención de ofender ni de hacer sentir mal. Yo no hago nunca lo que no quisiera que me hicieran a mi.

   Hoy llevo ropa interior de encaje negro. Sé que a ti te gusta que la lleve blanca. Siempre dices que me realza la figura. Pero hoy me apetece hacerme la tonta y fingir que ha sido una elección casual, nada planeado meticulosamente como lo es en realidad. Hoy, no te he visto desde que salí de casa por la mañana y estoy deseando verte. Quiero complacerte, sé que te gusta que te diga todo lo que siento, mis deseos más profundos y luego tu elegirás si complacerme o dejarlo para más tarde. Pero hoy quiero ser castigada y quiero parecer sutil, por lo que no te muestro cuantas ganas tengo de echarme en tus brazos y que me abraces y que hagas conmigo lo que prefieras hacer primero cuando te veo en el comedor de nuestro restaurante favorito. Ya era entrada la noche y sabía perfectamente que me había tardado más de lo normal en llegar desde el trabajo. Sabía que estaba jugando con fuego. Lo sabía muy bien.

   -Buenas noches. -Dije a Mi Señor, mi pareja, el hombre de mi vida desde hace poco pero no por ello menos importante.

   -Buenas noches. -Me respondió serio.

   Me aplaudí por dentro ya que había conseguido lo que quería, estaba enfadado. Nunca lo había desobedecido, nunca lo había visto enfadado conmigo, siempre soy muy complaciente con él. Hoy era distinto.

   -Has tardado mucho -Me dijo.

   -Me han entretenido en el trabajo. -Dije mirando el plato que tenía delante con la servilleta perfectamente doblada. La cogí y empecé a redoblar la ya bien doblada servilleta. No podía mirarlo a los ojos y ocultarle la verdad... quería que me llevara a casa y entregarme a él de la forma que él quisiera, como y de la forma que él quisiera. Quería sentirme suya, quería complacerlo. Pero hoy quería ser mala.

   -Bueno si ha sido el trabajo no hay nada que hacer. -Dijo volviendo a un tono más normal en él.

Levanté la vista y lo miré a los ojos sorpredida por su cambio de actitud.

   -Cielo no estoy enfadado. No has podido hacer nada a pesar de que sabías que te estaba esperando ¿Verdad? -Dijo acariciando mi mejilla con el dorso de los dedos. Yo bajé la vista a la servilleta otra vez y asentí. ¡¡¡Le estaba mintiendo!!! 

   Este juego ya no se sentía tan bien como me lo estaba imaginando pero aun así seguí con él.

   Llegó el camarero y pedimos la cena. Hablamos de lo que nos habíamos pasado en el día, cosas sin importancia y bastante naturales. Pero no me tocó más en toda la cena, no hubieron roces sutiles ni siquiera una sola mirada ardiente por muy picante que quisiera hacer la conversación. Nada de lo que hiciera lo hacía reaccionar. 

   El juego ya no me estaba gustando, ya no era un juego. ¿Qué estaba haciendo?

   Al terminar la cena nos fuimos a casa, decía que estaba cansado del trabajo. No dimos ningún paseo por las calles de la ciudad ni hubieron risas. Pero aun me quedaba la esperanza de que al llegar a casa me hiciera suya de la forma que él quisiera. Pero no fue así.

   Me ordenó que me desnudara y yo con impaciencia lo complací.

   -Vamos a dormir -Dijo cuando me vio en ropa interior. Y dándose la vuelta se quitó la ropa y se metió en la cama.

   Ese fue el detonante. Algo en mi se rompió y corrí a arrodillarme junto a la cama sin tocarlo, sabía que lo había hecho mal, cómo lo había decepcionado y que había sido mala, sabía que estaba jugando con fuego y que me había quemado. Lloré en silencio unos momentos que se me hicieron eternos. Lo noté moverse en la cama y sentarse en el borde de ella, me vio llorar unos minutos más hasta que posó su mano sobre mi cabeza y mis llantos se intensificaron aún más. Lo había decepcionado, lo había hecho mal, todo mal.

   -Mírame -Dijo dándome un ligero tirón del pelo que no me hizo daño. Lo obedecí sin pensarlo. Tenía una mirada fría y me miraba con reproche en los ojos -Dime qué es lo que has hecho.

   -Lo he decepcionado Mi Señor, no le he dicho lo que de verdad sentía, me he puesto esta ropa interior para hacerlo enfadar, he llegado tarde a la cena pudiendo haber llegado antes solo porque hoy quería ser mala, quería que me castigara y quería... -Se me quebró la voz entre sollozos pero él fue paciente y dejó que acabara. - Quería ser mala por solo por hoy y quería que usted me castigara.

   -¿Cómo querías que te castigara? -Preguntó.

   -Como Usted quisiera, de la forma que Usted prefiriera... soy toda suya Mi Señor. Lo siento mucho, he sido la de lo peor. Por favor castígueme por lo que he hecho. -Dije rompiendo a llorar nuevamente.

   -Mira al suelo. -Él se levantó de la cama y salió de la habitación dejándome allí sola. y lloré a solas.

   Cuando volvió a entrar a la habitación dejó algo en la mesa de noche.

   -Levanta las muñecas -Se las ofrecí sin pensarlo por encima de la cabeza. Pasó una cuerda alrededor de ellas apretando hasta que sentí cada una de sus fibras en mi piel, picaba y ardía pero no me quejé. Pasó una venda sobre mis ojos anulando mi sentido de la vista y amplificando el resto. Él sabía cuanto me gustaba que hiciera eso, la impaciencia que me causaba el hecho de no verlo.

   Me hizo ponerme en pie y me llevó a la cama donde pasó el resto de cuerda que sobro por los barrotes de la cabecera de la cama dejando mis brazos algo tirantes sobre mi cabeza. Me quitó el sujetador negro y las braguitas de encaje negro. Las pasó sobre mis pezones regalándome un anticipo de lo que estaba por venir. Yo no podía parar de sollozar.

   -Shh... Me susurró al oído con dureza pero sus actos y sus palabras no expresaban lo mismo. -Quiero que me digas exactamente lo que sientes, si te gusta lo que te hago, todo lo que se te pasa por la cabeza ¿Me he explicado? 

   -Sí Mi Señor -Contesté inmediatamente. Noté como sus labios se curvaban en una sonrisa sobre mi oído. Y se me escapó un suspiro de placer. Me encantaba saber que lo complacía.

   -Así me gusta.

   -Lo siento mucho Mi Señor. Castigueme como Usted quiera por favor. -Le rogué.

   -Eso lo decidiré yo. -Dijo con dureza dándome la vuelta bruscamente en la cama y dándome una nalgada que sonó más de lo que dolió pero aún así escoció. -A partir de ahora solo hablarás cuando yo así lo pida. ¿Está claro?

   -Sí Mi Señor -Mi voz sonó amortiguada por el colchón.

   Tenía el pelo esparcido sobre la cama alrededor de mi cabeza de cualquier forma. Noté como se colocaba a horcajadas sobre mi espalda y me recogía el pelo en una coleta alta. Luego fue dejando besos humedos a lo largo de la columna hasta llegar a la curba de mi culo. Ahí paró y me dio otra nalgada, una en cada cachete. Yo jadeaba de dolor y placer. Se separó un poco para observarme mientras separaba las piernas con las rodillas y se colocaba en medio de ellas. Besó cada nalga y dejó que sintiera su barba raspar mi piel enrojecida y sensible por las nalgadas, se volvió a retirar para repartir más nalgadas en cada uno de los cachetes del culo. Notaba cómo el líquido caliente se iba deslizando por entre mis piernas mientras jadeaba y sollozaba rogando por más. Dios! dolía, realmente escocían las nalgadas de Mi Señor pero eran sus manos, era solo por él.

   -Dime lo que sientes- Dijo jadeante.

   -Duele.

   -¿Te gusta?

   -Sí...

   -Así me gusta. -Dijo y siguió dándome más cachetes intercalando frases -Me recordarás cada vez que te sientes durante una semana. Recordarás quién es tu dueño. 

   Yo solo podía jadear contra el colchón. Esas palabras solo causaron que más líquido saliera de mí preparándome para él. Me hizo girar la cabeza, quería verme los labios entreabiertos y sabía que eso lo complacería. Posó una mano entre mis piernas empapando su mano de mi. 

   -Todos tus orgasmos son míos, no lo olvides. ¿Sabes lo que tienes que hacer? -Dijo acariciando con suma delicadeza, transportandome a un mundo de placer inimaginable. Me mordí el labio para evitar gritar de placer. Sonó un cachete y este último dolió mucho más de que los anteriores. -Responde.

   -Sí Mi Señor

   -Tus jadeos y suspiros son míos también, quiero oírlos. -Dijo introduciendo un dedo en mi haciendo que rozara el cielo. Le entregué todos mis gemidos y la cabeza dejó de pensar para entregarme completamente a mi dueño. 

   Introdujo el segundo produciendo una oleada de placer que casi hace que callera por el precipicio del placer.

   -Mi Señor, casi... -Le rogué en silencio.

   -Córrete para mi Cielo. -Susurró sobre el oído mordisqueando el lóbulo de la oreja y pegando su torso a mi espalda, hizo que levantara el culo y que me pusiera de rodillas con el torso sobre la cama aún. Me corrí en sus brazos pero no me dejó tregua y enseguida comenzó a moverlos más rápido, haciendo presión en el clítoris y masajeando las nalgas. El dolor se mezcló con el placer haciendo que volviera querer romperme en mil pedazos.

   -Por favor... -Dije sonando más a un sollozo que a un jadeo.

   -Córrete ahora.

   Lo hice, me corrí dos veces más hasta que ya no tenía más fuerzas para más. O eso creía hasta que sacó los dedos y se introdujo hasta el fondo en mi de golpe y sin previo aviso dejandome jadeante de nuevo. 

   -¡Mi señor! -Grité de placer.

   -Eso es, entrégate a mí Nena. -Dijo desatandome la venda que tenía en los ojos permitiendo verlo y eso me excitó todavía más si cabía.

   Lo complacía verme así y eso me llenó por dentro. Moví las caderas con él y acabó dentro de mí no sin antes asegurarse de que yo me había corrido dos veces más. Cuando terminó me recostó en la cama de lado mientras los dos jadeábamos por el placer experimentado. Luego de unos minutos me besó en el hombro y me desató las muñecas. Tenía marcas en ellas y me las frotó con delicadeza y las besó haciendo que mi cuerpo se relajara hasta quedar casi rendido. Me desató el pelo y buscó una toalla húmeda para limpiarme los restos que había dejado dentro de mi. Me hizo sentir llena, complacida... 

   -Duerme Cielo. -Dijo besandome en los labios con cariño. -Lo haz hecho bien. -Dijo repartiendo más besos por mi cuello. Nos tapó con edredón e hizo que apoyara mi cabeza en su hombro. -El castigo comenzó en la cena Nena. Mientes fatal.

   Fue lo último que escuché antes de quedarme dormida sabiendo que había sido perdonada y que me había entregado nuevamente al hombre de mi vida, a Mi Señor, a mi dueño, a mi Amo.



Ser mi sumisa.. ser mía...


Ser mi sumisa no solo implica obedecerme

También implica servirme

Velar por mi y por lo que necesite.

Ser cuidado por ti...


Mi deber como tu dueño será cuidarte, respetarte y atesorarte.

Estar siempre para ti... amarte, cuidarte, guiarte y hasta para reprenderte...

Sí, te ataré, te castigaré y te azotaré...

Pero será siempre para nuestro mutuo placer...

Quiero que aprendas a confiar en mi...

A que yo tome decisiones por ti, a que seas completamente mía

A que me confíes tu cuerpo, a que sepas que lo que yo llegue a hacer será buscando dar placer tu cuerpo.


¿Confías en mí pequeña?


Ser mi sumisa no significa que te silenciaré.

Tendrás voz, te escucharé, buscaré comprenderte y te apoyaré para que siempre estés bien.

Cuidaré de ti, buscando que siempre tengas una sonrisa en tu rostro...

Me detendré siempre que digas la palabra de seguridad, la tendrás para la tranquilidad y seguridad de ambos...

Dolerá... eso tenlo por seguro... pero será un dolor donde tu pedirás más, te enseñaré a disfrutar del dolor Combinado con el placer


Eso es lo que significa ser mi sumisa...


    Con una descripción como ésta de lo q sería ser la sumisa de este Amo... m sentiría d lo más orgullosa.

    Yo tendría la gran responsabilidad d cuidarlo, atesorarlo, respetarlo, amarlo, guiarlo en lo q necesite... como sumisa y como persona tengo personalidad... y eso sería lo q más lo atraiga de mi persona. Con un alma rebelde, indomable, incapaz de doblegarse ante nadie... eso sería lo más atrayente de mí para él. Con una meta fijada y casi tan cabezota como yo conseguirá conquistar tanto mi cuerpo como mi alma... y no m permitiría de ninguna de las maneras q no m postrara ante él, de rodillas, con las palmas hacia arriba sobre mis muslos, las piernas ligeramente separadas... de la forma q él considere adecuada... Porque él ya m ha desnudado su alma, m ha dejado entrar, ¿q menos q responderle d la única manera q sé q le causaría un enorme placer?... Aunque a veces, y solo porque sé q mi rebeldía le agrada, lo provocaría como solo yo puedo. 

    Y él m lo agradecería en su interior porque no es un hombre de muchas palabras románticas, pero para nosotros no serían necesarias ya q de eso se encargaría él de demostrármelo a mí... y yo a él. Porque si llegara a tal punto de entrega hacia mi Amo él sería mi dueño, al q con gusto le cedería ese honor, y yo sería única para él. Él querría dármelo todo y yo querría absorberlo... a él incluido. 

    Como dice Miguel Bosé "haces tuyo este íntimo encanto" solo él podría convertir la más mínima caricia en un detonador en mi interior... porque soy suya tanto como él es mío.


"El amor es un movimiento estático. Ni se mueve ni es movido por nada. Su experiencia depende de un motor creador. Aun siendo una de las cosas más irracionales y abstractas que se pueden sentir, tiene un fundamento irracional inabarcable. Pero todo esto es opinión y al igual que los culos, todos tenemos uno. Mucho se ha escrito sobre el amor, poco sobre el amor BDSM. Igual tiene poco tirón o quizá poca cabida, en cualquiera de los casos no es algo que llame la atención. 


El BDSM tiene un componente romántico, quizá demasiado escondido a veces pero que sobre todo las sumisas son capaces de entender y expresar mejor que los dominantes. Para nosotros introducir la variable del amor en una relación D/s nos genera gran cantidad de emociones que preferimos evitar. A veces, resulta imposible y el daño que recibimos es devastador cosas del Falling in love


En cambio tampoco somos capaces de asumir el rol de la sumisa cuando incluye esa variable amorosa en la relación. Para ellas resulta difícil de separar. La literatura lo expresa con mucha precisión y hermosura... En todos los relatos/novelas, incluso en los más salvajes y brutales, el amor en la sumisa es clave para poder entenderlas. No solo me refiero al amor rosa, ese amor soft y edulcorado que a ellas les pone tontas y a nosotros de mala hostia. El amor en el sentido más amplio de la palabra.


Porque la sumisa puede estar enamorada de las manos de su amo, de como infunden respeto y como se sienten en su piel. De su mirada, oscura y penetrante. De su voz suave y desgarradora. Del trato que le presta o de la totalidad de la enseñanza y de cómo ahora se siente y se compara con su yo del pasado.Ese componente, variable pero que poco a poco se hace estático e inalterable, nosotros no sabemos cómo manejarlo. Por eso huimos de esos sentimientos o nos escudamos en la perseverancia de nuestra agresividad."




Esta es la reflexión de un Dominante a cerca del romance en una relación BDSM.


Han sido muchas las veces que me he preguntado si esto existe. He preguntado a Amos, Amas, sumisos y sumisas con experiencia y casi todos o me dicen que eso no existe o que no me haga muchas ilusiones... eso ya de por sí ya me hizo desilusionarme un poco. Pero a veces me pregunto si no serán ellos los que tienen miedo o les cuesta verbalizar lo que sienten o no saben como afrontar ese tipo de situaciones. No sé si será el caso de todas pero yo soy una persona que me es fácil encariñarme con alguien.


Como bien dice el Dom de este comentario podría llegar a enamorarme de las manos, la voz hasta de las ordenes de mi Amo...¿Que eso puede hacernos mucho daño? Sí ¿Que los dominantes evitan eso? También ¿eso significa que nosotr@s los sumis@s somos más valientes en ese sentido que l@s dominantes? En mi opinión Sí. No pueden pedirnos que les sedamos todo el  control, que nos hagan sentir cosas desmedidas y luego no sintamos nada... No somos de piedra...

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