-Mírate, eres preciosa. Mi perra, mi princesa, mi niña, mi juguete, mi sumisa... Si para mi eres hermosa para ti también debería serlo. ¿Lo es? ¿Eres hermosa?
-Sí Señor.
-Sí, ¿qué?
-Soy hermosa por y para Usted mi Señor.
-Repítelo todos los días mirándote al espejo de esta manera porque en verdad eres hermosa. Mi sumisa.
El Muro