Lo que pasa, es que en mi isla, me he sentido a gusto, y con pocas ganas de abandonar la cómoda orilla del camino.
Tenía y tengo ganas de escribir sobre mi BDSM ese que algunos llaman vieja escuela, otros elegante, ese que me enamora, que no es una carnicería ni circo.
Pero en este sitio lo he hecho desde el margen del camino, hablando de experiencias pasadas, con melancolía. Y tampoco era esa mi intención.
Tuve una gran pérdida, que algunos conocen y de la que no me recuperado. Además, obligaciones ajenas a este mundo me roban energía y tiempo. Algun sabio escribió que es necesario llenarse, para dar.
No desapareceré de Palacio aún, pero permaneceré inactivo, de hecho lo he estado los últimos meses. Pido a los Administradores que no lo den de baja aún, puesto que seguiré entrando y por lo tanto no estará inactivo del todo, y por tanto no incumpliré las normas.
Quiero dar las gracias a un par de señoritas, que me han brindado su amistad, y con sus Dueños son un orgullo y un ejemplo de BDSM. También a cuantas personas se han interesado por mi, y me han manifestado que les gusta mis escritos. Y a la dirección de este sitio, moderadoras, que con una gran labor han mantenido este sitio como un sitio elegante, lejos de ese escaparate de carnicería banal que son otras páginas. Por último, dar las gracias a Odín, creador del sitio, su puño de hierro con guante de seda es un ejemplo de Caballero, y si bien en su contenido no siempre he estado de acuerdo, tengo que decir que su estilo firme y educado es un ejemplo para todo Amo que se precie.
Solo me queda prometer que en algún momento escribiré mi historia, la última, una historia tan bella como triste. Me quedo observando desde mi cómoda, quizás cobarde posición.