Una pequeña maravilla. Disfrutadlo.
Acurrucada en ese refugio que para mi significan tus brazos, todavia noto los pequeños espasmos de un orgasmo anterior. Siento todo el cuerpo sensible, como si cualquier roce lo pudiera dañar, pero, sin embargo, el suave vaivén de tu mano por mi costado consigue tranquilizarme. La oscuridad que hay en mi me absorbe por unos momentos, arracandome una sonrisa al recordar los sucesos anteriores, una sonrisa que desde mi posicion no ves, oculta. Noto los brazos algo entumecidos, recogidos en mi pecho, como protegiendome de un peligro que sé inexistente. Mi cabeza, apoyada suavemente en tu hombro. Me siento mas vulnerable que nunca y me permito cerrar los ojos unos segundo sabiendo que no me voy a dormir. Pero los brazos de Morfeo me tientan, atrayendome mas a él, haciendo que la tarea de mantener los parpados abiertos sea cada vez mas ardua. Sin embargo, no quiero dormir...el temor a que se trate solamente de un sueño ha calado hondo en mi alma. No, no ha podido ser un sueño...los sueños carecen de dolor y yo siento todo el cuerpo dulcemente dolorido. En un ultimo acto de valentía abro los ojos lentamente. Me observas fijamente, sin perderte detalle. Veo tus ojos vagar por mi cuerpo, a veces directamente y otras a traves del espejo. Finalmente, tus ojos se encuentran con los mios. Lo que veo en ellos hace que un ligero rubor y una timida sonrisa aparezca en mi rostro y lo vuelva a hundir en tu cuello.
No, definitivamente no puede ser un sueño.
El Muro