UN caballero es su palabra. En las novelas clásicas, se expone que uno solo puede faltar una vez a su palabra. Basta para demostrar que no es un caballero. En el campo valenciano, antiguamente se tomaban los acuerdos verbales y estos eran sagrados, se consideraba una ofensa tener que plasmarlos en papel. El hombre es la palabra dada. Aun hoy en día funciona el único tribunal de honor que queda, el de las Aguas.
A veces, mantener la palabra nos perjudica personalmente, o no nos beneficia, pero es la palabra y salvo que seamos liberados de ella, la mantenemos.
El BDSM se basa en confianza, una confianza ciega basada en esa Honestidad, en el Vinculo, en la necesidad de saber que tu Dom es justo contigo, que puedes dejarte caer en sus brazos sin miedo, por que incluso el miedo que te provoca es por tu bien. Es hermoso...
Cuando empecé conocí a una sumisa experta, a la cual debo mucho, que me enseño en deliciosas charlas muchos de los fundamentos básicos. Yo babeaba deslumbrado, y ella me advirtió de otra cada del BDSM: las envidias, la competencia, los celos, las maniobras... Me recomendó mantener a mi sumisa alejada de ciertos círculos, y de que las sumisas se robaban los Amos las unas a las otras. No la creí, pero ella misma, intentó interponerse entre mi sumisa y yo, para ocupar su lugar... y al cabo de unos meses tenía toda una colección de amitos en mi lista, que por delante decían algo y por detrás otra cosa muy distinta, casi siempre con el objetivo de desacreditar, para conquistar lo que estaba ganado por otro.
Un Maestro mío en cierta ocasión me dijo que no hiciera trampas, aunque los demás las hicieran por que nada bello sale de allí. Una cosa es defenderse de las trampas, que hay que hacerlo, y otras hacerlas tu. Esa regla ha marcado mi vida.
Me pregunto, si cazas a una sumisa haciendo trampas, desacreditando a su Amo, Tutor, hablando por detrás, ¿que ejemplo le estas dando? Acaso es estúpida y no se da cuenta de que no has respetado las normas?
Cada vez que ingresa una señorita en esta red, y en cualquiera, recibe decenas de correos. os pediría pasarías la prueba del algodón y comprobarías si son coherentes con este principio. Recordad que un Amo es un Caballero, no un chulo. No os será difícil de diferenciar.
Si uno se ofrece como Tutor, amigo, etc... viejo truco, y a las horas o semanas esta pidiendo recompensas, está siendo coherente con el principio de Honestidad y amor a Enseñar?
Si uno lo primero que hace es hablar mal de otros, que esta enseñando?
A los jóvenes Doms les diría si buscáis un polvo, una sesión suelta, adelante, estáis en vuestro derecho, hay páginas, locales, chats que no os resultará difícil conseguirlo. Pero no engañéis, no es el camino. Un Amo no es un chulo; escoged el camino difícil, pero satisfactorio: ahí encontraréis la magia de la que algunos hablan. Tened paciencia, no compitáis para ver quien mea más lejos. Es pueril. Y cuando venga la ola, sabréis que es esa y no otra. Entonces cogedla.
Y por último, una de las razones por las que me aparté de la comunidad, es precisamente por que era casi imposible, salvo loables excepciones encontrar Caballeros o Damas que no se lo tomaran como una competición.
Solo comentaré un caso positivo: una Gran Señora se interesó por mi sumisa, sin saber que ella lo era; intentó cazarla, pero bastó una señal para que pidiera disculpas y se pusiera a mi disposición para colaborar de forma leal en su educación; jamás me dio un mal consejo, jamás pidió nada para Ella. Se que la deseaba, pero no nunca tuvo un mal gesto; cuando una enfermedad me robó a mi sumisa, Ella se puso incondicionalmente a mi lado, me apoyó e incluso sugirió una cesión de su sumisa, otra bellísima señorita, ofrecimiento que no acepté.
Es ese el BDSM que amo. El de los Caballeros, las Damas, la sinceridad; se que abunda lo contrario, pero al fin y al cabo, las perlas no abundan.
El Muro