Tengo prisa por llegar. Con lo que bajo del autobús y, una vez que recojo mi maleta, voy hacia el metro a buen ritmo. Un trayecto de quince minutos y por fin nos encontramos frente a frente....Es cuando me comunica que tenemos que ir a hacer unos recados antes de irnos a casa. No es algo que este fuera de lo normal, pero no es por ello algo que desquicie menos.
Al terminar de hacer las compras y llegar a Su barrio, ya estamos ese punto en el que relajados conversamos y nos ponemos al día sobre las novedades que han ocurrido desde la ultima vez que nos vimos. Entre risas entramos en casa y cuando voy a dejar las compras a la cocina es cuando lo veo. En un rincón hay un caballete de mesa, con algo como una colcha o manta bien doblada encima.
Lo ha vuelto hacer. Un poco desubicada, porque en mi cabeza ya van pasando imágenes de lo que puede llegar hacer conmigo y ese maldito caballete, entro en la sala para dejar mi bolso y la cazadora como tengo costumbre de hacer. Para ello tengo que acercarme al lugar donde está esperando ese caballete, del que no aparto la mirada. Siento como se me ha acelerado el pulso y necesito aire porque siento un calor por todo el cuerpo.
Oigo como entra en la sala, intento aparentar que no me ha afectado lo que acabo de ver, cosa que fracaso porque mientras hago que busco el paquete de tabaco y el mechero para fumar un cigarro, me pregunta si he traído el usb con los capítulos de Juego de Tronos para poder ponerlo y de ese modo ver un poco la serie, “¡Cómo!” mascullo “Pretende ver la tele”. Se gira y me pregunta si he dicho algo, como si no lo hubiese escuchado. Preparamos el USB, nos sentamos y ponemos la serie. Pasan los minutos pero no puedo estarme quieta, resoplo, cambio constantemente de postura porque en ninguna me encuero cómoda y que decir de estar viendo y atendiendo a la televisión!! Nada de nada. Giro la cabeza hacia Él, está tranquilo, mirando al frente y, sabiendo que le estoy observando, es cuando empieza a acariciar mi muslo, subiendo despacio hasta mi entrepierna donde aprieta con Su mano. El roce es una delicia, ya que llevo húmeda desde hace tiempo. Ronroneo como si fuese una gata en celo hasta que para y me pregunta si he traído mis juguetes. Me ordena que vaya a por ellos.
Cuando vuelvo con mis juguetes, veo que ha colocado el caballete mas cerca de Él y me indica que deje los juguetes en la mesita que hay delante del sofá. Para cuando me incorporo del todo de nuevo, lo tengo detrás de mí, cogiendo mis caderas, me aparte el pelo y me besa en la nuca. Sube poco a poco Sus manos por mi cintura y con ellas la camiseta, despacio sigue desnudando hasta que me deja solamente el tanga. De este modo, me acerca para colocarme delante del caballete y con un leve toque en mi espalda me hace inclinarme hacia delante, con las piernas y los brazos abiertos. En esa posición, ata los tobillos a las patas de unos de los lados y mis muñecas a las otras. Ya me tiene como desea, abierta, indefensa y jadeante porque es como estoy.
Mientras estoy en esta posición, siento que se mueve por la sala, hasta que lo noto detrás de mi, acaricia mi espalda hasta hasta que coge mi pelo y tira mi cabeza hacia arriba. Me dice que tengo que estar calladita, que para eso es la mordaza, tras lo cual la coloca y la ata bien. Después, coge un banco de cocina y lo pone justo delate de mi cara, encima deja la pala, sí la pala que sé con certeza utilizará en breve en mi culo, ese que ahora esta expuesto ante Él.
Pero antes, veo desde mi posición que se acerca a la mesita del salón para coger mi vibrador, para luego volver a ponerse justo detrás de mi. Me coge de las caderas y empieza a pasarlo por mi sexo, humedeciéndolo para terminar metiéndolo dentro de mi coño y lo pone en funcionamiento, sin que las vibraciones sean demasiado fuerte, lo justo, para ser placentero pero sin que sea suficientes para que me haga llegar al orgasmo.
Y así, con mi vibrador dentro de mí, atada de pies y manos, totalmente abierta y expuesta, se queda detrás de mí en silencio, seguramente que observando lo que tiene delante, tomándose Su tiempo para dar el siguiente paso y haciendo que ese tiempo se me haga eterno a mí. Pasan los minutos, hasta que se pone delante de mi para cogerme de la barbilla y, tras darme un beso, coge la pala para volver a desaparecer de mi vista.
Lo siguiente que siento es Su mano en una de mis nalgas, soltando un azote para luego acariciarla, repitiendo lo mismo con la otra, primero una luego la otra, primero una luego la otra, hasta que para de golpe, lo cual hace que suelte un gemido de protesta por privarme de Su contacto. Para entonces, los azotes unido al vibrador ha hecho que todo mi cuerpo se ponga a temblar....pidiendo a gritos una liberación. Tengo el culo caliente, lo siento, por eso cuando me pasa la pala por las nalgas la noto fría, pero no me da tiempo ha asimilar el contraste porque empieza azotarme con ella. Primero la pala para luego acariciar la nalga con Su mano, hasta que pasa a los azotes solamente, subiendo el ritmo poco a poco, a la vez que mi cuerpo se calienta y mi excitación sube exponencialmente. Ya no puedo aguantar mucho más, lo sé y Él también lo sabe, por ello, para un momento, me agarra del pelo para subirme la cabeza y me susurra al oído que puedo correrme cuando quiera, que tengo Su permiso, para así, poder continuar donde lo dejó. Así continua azotando mi culo, que con la sensación del vibrador en mi coño, hace que todo mi cuerpo explote.
Sin que me haya recuperado del orgasmo, saca el vibrador de dentro de mi y lo coloca encima del banco que sigue delante de mi, a la altura de mi vista, para que sea consciente y observe mi humedad, mi excitación, mientras que me susurra que estoy tan húmeda como una perra en celo, la cuál va a hacer Suya en estos momentos.