Viernes. Cinco de la tarde. Esta frente a la puerta de su portal. Coge aire y lo suelta
lentamente, necesita tranquilizarse, necesita que los latidos de su corazón se calmen. Ha
pasado mucho desde su último encuentro con ÉL, desde su último fin de semana juntos.
Toca el timbre y la puerta se abre, sin preguntar quién llama, ya que le está esperando.
Empieza a subir mientras por su cabeza pasa todo el tiempo de espera que han tenido que
soportar hasta llegar hasta ese momento, hasta llegar a las puertas del reencuentro con
su AMO. Llega al piso correspondiente y antes de tocar el timbre de su puerta, está se
abre para dejarla pasar. Entra y antes de que intente darse la vuelta, Él la coge de la
cintura y le susurra al oído.
- No te gires, vete a mi habitación, deja la maleta en el lugar de siempre. Después
quítate la ropa y espérame en tu alfombra como sabes que tienes que esperarme.
- Si, mi Amo, así lo haré.
Sin preguntar, sin rechistar se encamina a la habitación de su AMO, deja la maleta y
empieza a desnudarse. Su cabeza no para durante el proceso, preguntándose una y otra
vez que es lo que tiene pensado hacer, que planes tiene. Cuando esta desnuda del todo,
rodea la cama hasta el otro lado, donde esta su alfombra. Se coloca en el centro y
despacio empieza a arrodillarse, cabeza agachada, manos en los muslos y con las
palmas hacia arriba.
Pasan los minutos, su nerviosismo aumenta, el remolino en el estomago es mayor. Oye
sus pasos acercándose por el pasillo, lo oye como abre la puerta de la habitación y se
acerca a donde se encuentra. Pone la silla que tiene en la habitación delante de ella y ÉL
se sienta.
- Preciosa…. mirame, pequeña.
Levanta la mirada y fija sus ojos en los de ÉL. Esos ojos que tanto ha echado de menos,
que tanto ha añorado. Nota como pasa la palma de su mano por la mejilla de su cara, sin
dejar de mirarla. Como pasa los dedos por sus labios, como le alza la cabeza desde el
mentón. Mientras Él se acerca a su boca, sin tocarla, sin rozarla.
- Ya has vuelto. Ya estas en casa otra vez, pequeña.