Los días fueron pasando y yo le daba pistas falsas sobre su regalo de Reyes. Quizá esté mal, pero me encanta, me rio un montón cuando ella intenta adivinar que es por mis pistas y claro, no da ni una. Siempre hago lo mismo, lo sabe, por eso este año varié el juego. Le di pistas falsas, sí, pero intercaladas con alguna de verdad...de tal forma que ya no sabía cuales eran de verdad y cuales no.
Por fin llegó el día de Reyes, como cada año fui primero a su casa a comer con su familia. Siempre recibo yo primero el regalo, ella me también pistas, pero de verdad.
Por la tarde nos fuimos a mi casa y todo el camino le fui diciendo que era un regalo muy pequeño y tendría que buscarlo. Cuando llegamos le di el regalo y ya solo al ver el tamaño se quedó helada. Eso sí, no puedo remediar ponerme nervioso ante su extremo cuidado al abrir los regalos, lo hace con cuidado para no romper el papel...yo por el contrario le doy un tirón. Pero lo mejor fue ver su cara, hubiera dado lo que fuera por haber hecho un video y poder verla una y otra vez, se le iluminó la mirada como a una niña pequeña cuando vio el caballete, los lienzos, los pinceles y las pinturas. La forma en que abrió la boca y dijo "ay Dios mio", eso se me quedará grabado en la mente para siempre.
La he visto pintar varias veces y esa cara de concentración lo dice todo...
Para muestra el primer cuadro que ha pintado, ella insiste en que está aprendiendo y que aun no está terminado del todo, pero da igual, a mi me gusta. ( Con un pequeño detalle bedesemero incluido.)
Ades.
El Muro