Los deseamos y los odiamos de la misma forma. Queremos y detestamos tenerlos que pasar. Nos tranquilizan y nos desquician al mismos nivel.
Son momentos de sensaciones que hacen tu cuerpo y tu mente entre de lleno en un autentico huracán de sentimientos. Se preparan para lo que puede llegar y, en parte, sin querer la mente ya vuela por su cuenta mostrando diferentes situaciones en las que anhelamos estar.
El pulso se acelera, la respiración se hace más pesada y notas como todo tu cuerpo empieza a calentarse, como partes de tu cuerpo reclaman Sus manos, Sus caricias, Su dureza. Notas la tensión, las ansias de sentirle, las ganas de ser lo que Él desee que seas.
Esos minutos previos, son minutos que serán sólo nuestros. Nadie puede robar esos minutos previos donde el remolino que se siente no puede ser vivido por otra persona que no seamos nosotros mismos, deseando ese primer roce, esa primera orden
Esos minutos de espera son un pequeño tormento, pero sin lugar a dudas un tormento dulce.
El Muro