Quitarse la ropa frente otra persona no deja de ser un acto sencillo, al fin y al cabo, es sólo un cuerpo, es sólo carne, algo físico, que se puede tocar.
¿Pero que me dicen de quitarle la ropa a lo que cada uno guarda dentro de si mismo frente a otra persona? ¿Les resulta un acto sencillo? A mi modo de ver es un acto que tiene que tener sus tiempos, que tiene que ir despacio, que se le tiene que dedicar mucha paciencia y, sobretodo conocimiento sobre uno mismo.
El desnudarse de forma emocional conlleva poner en riesgo mucho de uno mismo. Ya no sólo estamos hablando de dejarle ver a otro tus perversiones y fantasías más oscuras, no es sólo dejarle ver tus deseos y anhelos, no es sólo dejarle ver tus facetas buenas, también es hacerle participe de tus miedos y terrores, es dejarle ver tus limitaciones, es mostrarse sin tabúes, dejarle entrar a la otra persona hasta el fondo de tu propio ser, mostrándole tu vulnerabilidad y dejándole en sus manos todo tu ser.
Desnudarte de esa forma es hacerle saber a la otra persona que confiamos en que va a saber cuidar y mantener a salvo esa pequeña parte de cada uno, que obrará en consecuencia por no dañarlo. Es una desnudez más profunda, laboriosa y, a la vez, más placentera.
Cuando uno da el paso de desnudarse de esa forma ante otra persona, ya no valen las máscaras, las barreras que se levantaban entre ambos desaparecen, los secretos no existen porque damos la oportunidad al otro de que pueda entrar hasta las entrañas de cada uno, decirle: “Mirame, esta soy yo, tal cual lo ves, sin maquillaje para disfrazarme, sin antifaz para esconderme, sin nada más que mostrar que lo que ves”.
siomara_{AK}
El Muro