Muchas veces he leído y he escuchado hablar de lo que es una esclava, creo que eso todos lo tenemos claro, así que no es mi intención tocar en este momento eso tema.
Hablaré por mí, dado que no soy quien para hablar por nadie más, hablaré desde mi sentir, desde mi vivir…
Detrás de mí hay una vida marcada por momentos buenísimos y otros no tan buenos, hay una familia y unos amigos que me apoyan en todo momento.
Detrás de mí está esa niña rebelde que me empuja a disfrutar del olor de la hierba mojada, que me anima a descalzarme y saltar en los charcos como si no hubiese mañana.
Detrás de mí también se haya esa mujer que me ayuda a luchar por lo que creo, por lo que deseo. Esa mujer que me hace esforzar por ser mejor persona, mejor niña y mejor mujer.
Porque soy esclava, porque soy niña, porque soy mujer… Porque soy princesa y soy puta.
Creo que detrás de la esclava está la dualidad.
La dualidad de ser perfectamente capaces de poder decidir y sin embargo dejar que otra persona (AMO o AMA) decida por nosotros.
Detrás de la esclava está la contradicción de sentirnos libres encerradas y amarradas en los deseos de nuestro SEÑOR.
Detrás de la esclava hay una tremenda libertad, una libertad que muy poca gente puede llegar a comprender y experimentar… Somos tan sumamente libres que elegimos como forma de vida la esclavitud.
Y detrás de la esclava… está la complejidad. Porqué quien se piense que la mente de una esclava es sencilla se halla en un tremendo error.
Las esclavas somos complicadas, somos contradictorias, somos TODO y no somos nada.
El Muro