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    Tener fe en tu Dominante conlleva no tener miedo

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    Mi primer sometido es mi control, siempre está a mi servicio

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    Manejar el silencio es más difícil que manejar el látigo

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    Mi alma necesita tanto mimo como mi cuerpo castigo

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    Después de una sesión, la mano que te domina te debe acariciar

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    El precio de Dominar es la responsabilidad

Blog de amantebondage

Va creciendo lentamente.

Al principio no piensas en ello, incluso lo recuerdas como algo anecdótico. Hasta que un día te encuentras imaginando una situación, sintiendo como el calor empieza a crecer dentro de ti. Más tarde se acrecienta la fantasía, a lo mejor resulta más profunda, menos "vainilla"... Puede que sea más nítida, la imaginación se va desbordando.

Cualquier cosa te recuerda a ello, una situación cotidiana resulta tan excitante como una caricia. Piensas que en cualquier momento puede suceder, que todo se va a parar para que tu calor sea sofocado. Tratas de pensar con lógica pero ansías que alguien, quizá alguien concreto, te calme tus ansias.

Llegado un extremo, tratas de aliviarte sin ayuda. Por el momento vale...

Pero al poco regresa, más fuerte si cabe. Quieres sentirlo, quieres placer, quieres cumplir esa fantasía que te carcome, fruto de una mente consumida por las ganas.

Con suerte consigues un buen alivio, que te hace olvidar por un tiempo. La llama se ha apagado pero aún queda una brasa. Porque, llegado el momento, volverás a pensarlo, una nueva fantasía crecerá o se juntará con la anterior.

Y eso es lo que te hace seguir, eso es lo que sientes que te distingue de los demás. Las ganas de lo que te dicen que está mal, pero que es el impulso de tu vida.

Empiezo a creer que el resto no conoce esta experiencia, ¿cómo vivir sin una fantasía que te mueva, sin las ganas de satisfacer la curiosidad innata?

Y al final descubro que es algo que no se puede evitar, por mucho que lo intente... Nos lleva, nos condiciona...

No se puede vivir sin él... El deseo de vivir, vivir tal y como deseamos vivir.

Ciertamente no sé cómo encajo en este mundo.

La sociedad cerrada y con taboos no acepta nada que se pueda salir de lo "aceptado socialmente". Pretende aparentar ser más abierta fingiendo aceptar lo que antes se castigaba. Se muestra abierta al sexo gratuito, tratando de solventar un problema que no precisa solución, desvelando aquello que debe ser íntimo y natural. Y aún sigue habiendo prejuicios, se enseña que el sexo es prohibido cuando debería enseñarse su precaución. Y aún tiene el valor de enseñarnos que el sexo debe ser de un modo determinado, sin experiencias que lo hagan enriquecedor, sin la pasión que provoca disfrutar de ello tal y como cada uno lo desee.

Doy vueltas tratando de decir algo que no tiene palabras, explicando una realidad justo a la gente que mejor la entiende, precisamente porque es aquella que me escuchará. De ese modo, mis palabras sólo sirven de desahogo. Tratando de buscar la tranquilidad en un teclado, sin la esperanza de ser leído, puesto que, en verdad, este texto no aporta nada.

Pero no sólo expresa una crítica a la sociedad (que supongo habrá quien no la compartirá), sino que, en mi afán de aprovecharme de una red social sin censura ni discriminación por una forma de pensar, libero de mi mente aquellas palabras que dificultan la conciliación del sueño.

Porque así como percibo que la sociedad no me corresponde, también llego con miedo a este mundo tan condenado injustamente por su desconocimiento. Ese mismo desconocimiento es el que me provoca el miedo. Miedo a adentrarme en él y encontrar algo que no me guste, de sentirme cohibido y coartado a hacer algo que no disfrute. Miedo por creer que no pertenezco a este sitio, por creer que no soy suficiente, demasiado "vainilla" por rechazar el dolor y sólo buscar la B en el nombre de este Palacio.

De aquí también surge la crítica anterior. Ese miedo no es más que un artificio creado en mi educación, y la poca gente con la que he tenido la suerte de hablar me lo demuestra. Todo lo que he recibido de este sitio son bienvenidas, sonrisas y confianza de gente que apenas he conocido hace 10 minutos y con la que no he compartido ni mi nombre. Aceptación, sin prejuicios.


Supongo que ésto ha terminado siendo una carta de presentación por el escaso tiempo que llevo aquí. Las ganas de recuperar el vicio por escribir me han llevado a ello. Por eso no espero nada de este tiempo que he dedicado, quizás dormir más tranquilo habiendo escrito algo que me carcomía en un sitio donde sé que, aunque no sea apreciado, no se criticará.

A aquel que lea ésto y haya llegado hasta aquí, gracias por aceptarme como soy, nadie mejor que tú para entender mi situación. Y si te ha gustado, espero poder volver a desahogar mis ansias de escribir y mis deseos antisociales.

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