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    Tener fe en tu Dominante conlleva no tener miedo

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    Mi primer sometido es mi control, siempre está a mi servicio

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    Manejar el silencio es más difícil que manejar el látigo

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    Mi alma necesita tanto mimo como mi cuerpo castigo

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    Después de una sesión, la mano que te domina te debe acariciar

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    El precio de Dominar es la responsabilidad

Blog de amantebondage

Quiero estar con alguien, llegar a esa intimidad que tanto se ansía.

Necesito aliviar el deseo que no hace más que crecer, en el que nada parece ser suficiente.


No tengo muy claro lo que sentir porque la persona con la que quiero estar es una concreta, esa persona con la que ya sé que tengo esa confianza e intimidad para ser yo mismo. Lo único que pienso es en estar con cualquier persona, pensar que un clavo saca otro clavo... Pero, ¿y si eso no es lo que piensa mi corazón sino mi deseo? ¿Y si lo que busco es una persona en la que confiar pero en realidad es sólo el despecho y el agobio de sentirme solo lo que me impulsa a buscar otra persona?


Pero entonces, ¿en qué momento estaré preparado para otra persona sin que implique que la utilizo solamente para satisfacer lo que sé que sólo una persona puede satisfacer? ¿Quiero a otra persona para poder quererla o en realidad lo que quiero es a esa persona que sé que ya no debo querer?


Qué complicado es el amor, sobre todo cuando se mezcla. Cuando se mezcla con el deseo, cuando se mezcla con otros amores, cuando se mezcla con los ideales... Y cuando todo ello entra en conflicto.

Y tal vez lo peor sea la esperanza, una esperanza en la que racionalmente deduzco que no debo caer. En el fondo sé que no debo dejarme llevar por la remota posibilidad de que todo se arregle y vuelva a ser como era, que esa ya no es una solución. Pero resulta tan tentador... Pensar que es sólo un sueño, una pesadilla, que terminará pasando y despertaré.

Lo malo es que el sueño delicioso sea lo que se haya acabado y lo que he hecho es despertar para encontrarme con la mierda de realidad donde el amor no encuentra aceptación. Entonces sí debería contar las horas para volver a dormir y encontrar de nuevo ese sueño maravilloso en el que pueda estar con una persona y ser quien yo quiero... Y tal vez esa persona pueda ser cualquiera.


En el caos en el que me encuentro veo que todo es tan complicado que no tengo ninguna opción. No tengo nada que hacer porque no sé qué puedo o debo hacer. Si no sé lo que siento, ¿cómo puedo sentirlo? Lo único de lo que estoy seguro es de que siento amor, un amor que ya no puede ser, un amor que me destroza por dentro al saber que es imposible, y más al pensar que puede que sólo sea improbable.

Y mientras tanto intento buscar consuelo en las conversaciones insustanciales donde muestro lo que pienso que es lo más profundo de mí, pero que sé que las personas que me escuchan (a las que estoy muy agradecido) nunca comprenderán, no en la profundidad que yo quiero.


¿Se puede volver a conseguir eso? Esa sensación de que cuando estás con la otra persona solamente estás con una parte de ti mismo. Esa sensación en la que no sabes dónde acaba uno y donde el otro, física y mentalmente. Esa sensación de que esa otra persona no es alguien ajeno a ti, que sólo cuando lo piensas despacio te das cuenta que no sois la misma persona. Esa sensación tan difícil de describir y que supongo que sólo se comprende cuando la has vivido. Esa sensación que sé que seguramente sólo comprenderá la persona en la que pienso cuando escribo esto, aunque seguramente no lo llegue a leer.

Y creo que lo mejor es que nunca lo haga, que nunca sepa cómo lo estoy pasando. Porque en una ruptura no siempre sufre sólo uno, y saber que la otra persona sufre tanto como tú te puede hundir... No podría hacerle eso. Aún en contra de las ganas (casi) irrefrenables de hacerle saber todo esto, de mostrarle que lo único que puedo pensar es que esa llama de amor nunca se va a apagar en mí.


Y mientras tanto estoy solo, esperando a que pase algo... aunque no sé qué. ¿Que todo se solucione?... no sé si sería lo mejor, o si podría estar solucionado. ¿Encontrar el amor en otro sitio?... no sé si sería capaz, tal vez con el tiempo. ¿Sexo sin amor?... imposible, y menos con la confianza necesaria en este mundo.

Va creciendo lentamente.

Al principio no piensas en ello, incluso lo recuerdas como algo anecdótico. Hasta que un día te encuentras imaginando una situación, sintiendo como el calor empieza a crecer dentro de ti. Más tarde se acrecienta la fantasía, a lo mejor resulta más profunda, menos "vainilla"... Puede que sea más nítida, la imaginación se va desbordando.

Cualquier cosa te recuerda a ello, una situación cotidiana resulta tan excitante como una caricia. Piensas que en cualquier momento puede suceder, que todo se va a parar para que tu calor sea sofocado. Tratas de pensar con lógica pero ansías que alguien, quizá alguien concreto, te calme tus ansias.

Llegado un extremo, tratas de aliviarte sin ayuda. Por el momento vale...

Pero al poco regresa, más fuerte si cabe. Quieres sentirlo, quieres placer, quieres cumplir esa fantasía que te carcome, fruto de una mente consumida por las ganas.

Con suerte consigues un buen alivio, que te hace olvidar por un tiempo. La llama se ha apagado pero aún queda una brasa. Porque, llegado el momento, volverás a pensarlo, una nueva fantasía crecerá o se juntará con la anterior.

Y eso es lo que te hace seguir, eso es lo que sientes que te distingue de los demás. Las ganas de lo que te dicen que está mal, pero que es el impulso de tu vida.

Empiezo a creer que el resto no conoce esta experiencia, ¿cómo vivir sin una fantasía que te mueva, sin las ganas de satisfacer la curiosidad innata?

Y al final descubro que es algo que no se puede evitar, por mucho que lo intente... Nos lleva, nos condiciona...

No se puede vivir sin él... El deseo de vivir, vivir tal y como deseamos vivir.

Ciertamente no sé cómo encajo en este mundo.

La sociedad cerrada y con taboos no acepta nada que se pueda salir de lo "aceptado socialmente". Pretende aparentar ser más abierta fingiendo aceptar lo que antes se castigaba. Se muestra abierta al sexo gratuito, tratando de solventar un problema que no precisa solución, desvelando aquello que debe ser íntimo y natural. Y aún sigue habiendo prejuicios, se enseña que el sexo es prohibido cuando debería enseñarse su precaución. Y aún tiene el valor de enseñarnos que el sexo debe ser de un modo determinado, sin experiencias que lo hagan enriquecedor, sin la pasión que provoca disfrutar de ello tal y como cada uno lo desee.

Doy vueltas tratando de decir algo que no tiene palabras, explicando una realidad justo a la gente que mejor la entiende, precisamente porque es aquella que me escuchará. De ese modo, mis palabras sólo sirven de desahogo. Tratando de buscar la tranquilidad en un teclado, sin la esperanza de ser leído, puesto que, en verdad, este texto no aporta nada.

Pero no sólo expresa una crítica a la sociedad (que supongo habrá quien no la compartirá), sino que, en mi afán de aprovecharme de una red social sin censura ni discriminación por una forma de pensar, libero de mi mente aquellas palabras que dificultan la conciliación del sueño.

Porque así como percibo que la sociedad no me corresponde, también llego con miedo a este mundo tan condenado injustamente por su desconocimiento. Ese mismo desconocimiento es el que me provoca el miedo. Miedo a adentrarme en él y encontrar algo que no me guste, de sentirme cohibido y coartado a hacer algo que no disfrute. Miedo por creer que no pertenezco a este sitio, por creer que no soy suficiente, demasiado "vainilla" por rechazar el dolor y sólo buscar la B en el nombre de este Palacio.

De aquí también surge la crítica anterior. Ese miedo no es más que un artificio creado en mi educación, y la poca gente con la que he tenido la suerte de hablar me lo demuestra. Todo lo que he recibido de este sitio son bienvenidas, sonrisas y confianza de gente que apenas he conocido hace 10 minutos y con la que no he compartido ni mi nombre. Aceptación, sin prejuicios.


Supongo que ésto ha terminado siendo una carta de presentación por el escaso tiempo que llevo aquí. Las ganas de recuperar el vicio por escribir me han llevado a ello. Por eso no espero nada de este tiempo que he dedicado, quizás dormir más tranquilo habiendo escrito algo que me carcomía en un sitio donde sé que, aunque no sea apreciado, no se criticará.

A aquel que lea ésto y haya llegado hasta aquí, gracias por aceptarme como soy, nadie mejor que tú para entender mi situación. Y si te ha gustado, espero poder volver a desahogar mis ansias de escribir y mis deseos antisociales.

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