Me imaginaba…arrodillada ante ti, ansiosa, expectante, caliente…y tú, tranquilo, impasible, controlando la situación con esa voz fuerte y pausada. Tu voz...
Te imaginaba...cogiéndome del pelo mientras me decías “eres Mi perra, lo sabes. Mírame a los ojos y dime lo que eres”.
Me imaginaba…atreviéndome a hacerlo, con la cabeza bien alta, orgullosa. Mantenerte la mirada y decirte que lo soy, que soy Tu perra, que eso es lo que deseo. Ser Tu perra, ser Tuya.
Te imaginaba…tus grandes y fuertes manos en mi cuello, tus caricias recorriendo mi cuerpo, tus dedos introduciéndose en mi boca. Deseo… chuparte, besarte.
Me imaginaba…paseando por tu pecho con mi lengua, lamer cada centímetro de ti…adorarte.
Te imaginaba…dándote placer, recibiendo tu esencia, complaciéndote en todos tus caprichos, haciendo realidad tus deseos. Bajo tu voluntad.
Me imaginaba…agradecida, agotada, cubierta por Tus marcas, totalmente entregada y feliz porque eras el dueño de mi placer y me liberabas.
Tú, mi Señor, mi Amo al fin.
El único.
Me imaginaba, te imaginaba...No pudo ser.