Ante todo, haceros saber que escribo esta nota como Odín, usuario de palacio, no como administrador, y por tanto, ejerciendo mi derecho a la libre expresión.
Sexo duro es una cosa, BDSM es otra muy diferente, algo, que intrínsecamente, much@s parecen desconocer, es completamente normal que las personas recién llegadas a nuestro mundo pueden confundir términos, que ignoren que la ética, el comportamiento y el protocolo son pilares fundamentales en nuestro estilo de vida, pero no, no son estas personas las responsables de mi indignación, por llamarlo de alguna manera, mi reflexión es hacia otras, que al parecer, hacen gala de compartir nuestro estilo de vida, con cientos o miles de seguidores (según ellos) y haciendo alarde de enarbolar el estandarte del BDSM allá donde vayan. Pues bien, podríamos justificar sus actitudes por la juventud de estas personas, basándonos siempre en la falta de experiencia, pero no sería justo, ya que en verdad hay jóvenes que demuestran más madurez que muchos adultos, no es eso, creo más bien que se trata del síndrome ¨Yalosétodosoyelmejor¨ por el que todos alguna vez hemos pasado, hasta el momento de comprender que solo somos una pieza más en la gran maquinaria de la vida y no tenemos más importancia que cualquier otra, es decir, hasta que conocemos la palabra humildad. Muchas de estas personas no son totalmente responsables o podemos echarles toda la culpa, ya que normalmente la verdadera culpabilidad, recae en aquellas otras que constantemente aplauden, elogian y halagan a estos individuos, haciéndoles con ello, alimentar su ego y sumiéndoles en una vanidad extrema, invisible a ellos mismos.
Digo todo esto y enfoco mi crítica hacia esas personas
que se han tomado el concurso de relatos como una batalla, la cual había que
vencer de la forma que sea, las que han utilizado malas artes, las que se han
aprovechado o mejor dicho, han intentado aprovechar su rol, las que han
utilizado a sus ¨novias sumisas¨, a sus fieles súbditos y seguidores, sus blogs
externos, para mendigar, según mi humilde opinión, o reclamar un voto, incluso
han llegado a ofrecer el premio, si lo conseguían a sus votantes mediante un
sorteo. A los que no han sido capaces de felicitar a los otros ganadores o a
los demás participantes, a los que cuando les preguntas en privado si han
recibido su pedido correspondiente al premio (que tardaron minutos en
reclamar), no son capaces de contestar, es más, se desconectan, a los que no
son capaces de dar las gracias por nada, a los que se creen el ombligo del
mundo y desde su falso pedestal de ídolos de barro piensan que dominan, que
controlan, a esos que confunden sexo duro con BDSM, que carecen de humildad,
los que pensaban que sus relatos, en los que el BDSM brilla por su
ausencia, eso sí, repletos de una amplia gama de escenas de sexo, algunos
azotitos y palabras subidas de tono, campan por doquier, nada tengo que objetar
al respecto, bien es cierto que algunas de las situaciones descritas pueden
elevar la temperatura del lector, pero como digo, nada que ver con lo que para
algunos el BDSM significa, de hecho, el relato ganador, no es nada erótico ni sexual,
sin embargo describe perfectamente la esencia de nuestro particular universo y
eso si que lo han sabido valorar las personas que como yo, tenemos conciencia
de nuestro papel como piezas de la gran maquinaria, los que vivimos con los
pies en el suelo y el corazón en la mano, los que aún creemos en el glamour del
BDSM, los que respetamos sus normas, su protocolo, los que llevamos por bandera
la humildad, la cortesía y sobre todo… la educación.
Dicho esto, solo me queda hacer hincapié en que todo lo
expresado ha sido por Odín, el usuario, un habitante más de palacio, al que le
gusta encontrarse rodeado por personas amigas, para dialogar, compartir y enriquecerse
con sus experiencias y aportaciones, el que libremente expresa su sentir, al
que no le gusta coleccionar amistades, el humilde Odín, dominante, Amo y amigo.