«Un hilo rojo
invisible conecta a aquellos
que están destinados a encontrarse,
sin importar tiempo, lugar o circunstancias.
El hilo se puede estirar o contraer, pero nunca romper».
Es la nuestra una historia derramada por los márgenes de tus
silencios.
Donde si tus dedos se cruzan con los míos se rompe el viento.
Llegaste en mi primer y último invierno sin miedo
y en un garaje sin coches me dijiste que las nubes tendrían colores.
Es la nuestra una historia que aparece y desaparece,
que juega al escondite con la felicidad y los deseos
sin saber cómo cocinar a fuego lento los temores de lo que devoro.
Y se inundan mis entrañas cuando tus alas se marchan.
Muerdes conmigo un hoy que huele a ayer y sabe a
mañana.
Porque si te vas lejos me duele y si te quedas también.
Como esa copla que decía ni contigo ni sin ti.
Como esa copa de mistela que olvidé ofrecerte.
Porque es cierto que no soy ahora el remedio de tu huida,
y porque también es cierto que no curarías mis sollozos.
Que ahora necesitas una roca desde la que lanzarte a volar a diario,
y que yo necesito hundirme en lo más profundo del embalse
que se forma entre los montes de tu regazo.
Déjate abrazar por las sombras que te habitan,
deja que las mías te acompañen, pero poco.
Porque cada lucha tiene su cuadrilátero bien delimitado,
y no es buena idea mezclar el viento con el océano.
Es la nuestra una historia sin guión que escribo en mis versos,
y que llevas contigo entre manojos de besos sin mejilla.
Recorrer mis cuadernos en busca de tu mirada.
Porque me hacía gemir tu lengua en mi espalda
con el aroma de medio hayedo sin riachuelo.
Ven a mí un instante antes de marcharte.
Sé que de tu meñique al mío hay un hilo carmesí
que te hace volver siempre a mí. O al revés.
Tienes un corazón que pierde gas
conforme se acerca a la gran ciudad.
Los millones de sombras que te rodean te llenan de soledad.
Y huyes de nuevo a buscarte bajo el empedrado de otras calles.
Esta historia, y no otra, la nuestra
se construye con mejillas encanecidas por el estrés y los nervios,
y con estrías en un vientre ahora ya yermo.
Porque por mucho que
lo intente no puedo dejar de escribir
sobre esta historia donde quieres protegerme y cuidarme
pero no puedes.
No te olvides. Estira el hilo todo lo que necesites.
Pero mi grito llegará a ti cuando menos te lo esperes.
Nuestra Historia, Pilar Escamilla Fresco
El Muro