Hoy me siento feliz, entre otras cosas, porque los dos hombres a los que más admiro y quiero están aquí.
Uno, mi anterior Amo, quien me enseño que más allá de mí misma había otra persona escondida y que jamás abandonó mi amistad y luchó por mantenerla.
Dos, mi actual Amo, a quien adoro y por quien vivo mi entrega y mi ser especial, a quien debo mi renacimiento como sumisa que ya existía y que permanecía en un estado de coma profundo, pero queriendo despertar del mismo desde hacía tiempo.
La sensación de una sumisa cuando se convierte en esclava de su Amo es justamente de libertad, pues las cadenas nos hacen libres. Me siento libre con Él para explotar juntos la felicidad de la que ambos sabemos que somos capaces.
Bienvenidos ambos.
Gracias por estar ahí y aquí.
Se puede jugar a esto, no se puede negar.
Se puede ser Dominante o sumisa unas horas, un día, meses o toda una
vida. Pero quienes lo sentimos en nuestra esencia vivimos serlo como
nuestro verdadero yo, es nuestra realidad, nuestra identidad.
Tenemos momentos sociales, necesarios sin duda y que también nos
enriquecen como personas. Momentos en los que quizá tengamos que actuar
de una forma diferente a la que nos gusta en nuestra intimidad BDSM,
pero que no alteran para nada el sentimiento de ser poseído o dueño de
alguien a quien adoramos o sometemos.
En mi caso no juego a ser sumisa, lo soy, adoro a mi Señor, no juego a adorarlo.
Saludos