Se puede jugar a esto, no se puede negar.
Se puede ser Dominante o sumisa unas horas, un día, meses o toda una vida. Pero quienes lo sentimos en nuestra esencia vivimos serlo como nuestro verdadero yo, es nuestra realidad, nuestra identidad.
Tenemos momentos sociales, necesarios sin duda y que también nos enriquecen como personas. Momentos en los que quizá tengamos que actuar de una forma diferente a la que nos gusta en nuestra intimidad BDSM, pero que no alteran para nada el sentimiento de ser poseído o dueño de alguien a quien adoramos o sometemos.
En mi caso no juego a ser sumisa, lo soy, adoro a mi Señor, no juego a adorarlo.
Saludos
El Muro