Hoy escribo estás palabras dedicadas a ti, porque tienes toda la razón del mundo. Me advertiste que ciertos "individu@s" miraban lo que para ti es un sentimiento, una relación de cariño, una forma de vida, como una institución, y así he podido comprobarlo.
Me dijiste que conocería personas que valdrían la pena y otras que no tanto...ya que algun@s de est@s "individu@s" son los que piensan y actúan como si el BDSM fuera una institución.
Para mí nadie tiene la Lay en su mano, y cada uno es libre de ejercer como desee, siempre con el máximo respeto hacia la otra persona, y bajo los límites pactados previamente para cada momento.
Dentro del BDSM hay un Protocolo, Normas y Reglas que están hay como un modelo de referencia, en mí opinión, nadie debería sentirse obligado a seguirlas al pié de la letra.
Pondré un ejemplo:-el "título" de Am@, debería de ganarse por la parte Dominante hacía su sumis@ y no exigirse desde el primer momento que se dirijan así, al igual que la parte sumis@ debe de ganarse el orgullo de poder dirigirse hacia la parte Dominante como su "Am@", otra cosa es que deban dirigirse hacía todos los Dominantes con respeto.
Y en cuanto a cuidar las escenas y los detalles en las sesiones, pienso que se puede dominar vestido de cuero, o de cualquier manera que nos resulte agradable, depende de lo que apetezca en cada sesión y con cada persona.
Somos libres desde que nuestras madres nos trajeron al mundo, y seguiré siéndolo hasta el día que en que cierre los ojos para siempre.
Un saludo.
Después de escuchar a muchos Dominantes,-o aquellos que se auto-proclaman Am@s-escuchar su versión de cómo se debe dominar, cómo tienes que ser ante tu sumis@ en una sesión o fuera de ella, cómo deberías tratar a esa persona que-¡ojo!-, ante todo es una persona que siente y que padece, al igual que tu. O a algun@s sumis@s que por no tratarles desde el primer "Hola" con la punta del pié te sueltan:-¿eres poco Ama no?-o directamente:-tú no eres Ama, pienso y les digo: Soy como me da la gana, cuando quiero, donde quiero, y con quien quiero.
Una cosa es dar consejos y otra muy distinta hacer de tu visión de este mundo la Bíblia del BDSM.
¡Señoras y Señores!, haber si nos enteramos que el BDSM es libre, que cada cual lo vive y lo siente como quiere, que nadie tiene el derecho de imponer nada a los demás ni de juzgarlos.
Soy como soy, el que quiera aquí estoy y el que no, puerta...
Soy fuerte, pero a veces también vulnerable, a veces puedo parecer un témpano de hielo, pero tras ese muro hay un fuego que consume...
Y me pregunto: ¿qué haces con los sentimientos que nacen hacia esa persona, y te das cuenta de que durante todo el tiempo que duró para él o ella sólo fuiste un objeto, un instrumento para conseguir su placer?