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    Tener fe en tu Dominante conlleva no tener miedo

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    Mi primer sometido es mi control, siempre está a mi servicio

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    Manejar el silencio es más difícil que manejar el látigo

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    Mi alma necesita tanto mimo como mi cuerpo castigo

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    Después de una sesión, la mano que te domina te debe acariciar

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    El precio de Dominar es la responsabilidad

Blog de ErNeSt_Sw


Hacía ya tantas semanas que hablábamos, había habido varios intentos fallidos, habíamos creado tal clima de confianza que pese a no conocernos en persona era como si ya supiera como iba a reaccionar a cada palabra a cada gesto.

Las últimas palabras que le dije antes del encuentro fueron esas, “Hoy te vas a dejar capturar por el Lobo” ese lobo que llevo dentro mío y que solo le he dejado intuir.

Palabras calculadas y medidas para que dentro suyo supiera que hoy debía dejarse llevar, que hoy no sería ella la que controlaría la situación y que por fin se empezarían a cumplir sus deseos.


Dentro de mí crecían los nervios. Sí! los dominantes también pasamos nervios ante una nueva situación, pero la calculadora mental y el saber que debía decir y que quería obtener de ese encuentro hacía que, al mismo tiempo, estuviera tranquilo, calmado y sosegado.  Hoy no iba a ser un día de fantasías ni prácticas, pero sí un día cargado de simbolismos, de sentimiento y de cierta formalización de lo que hacía ya tantas semanas que hablábamos.


Era la hora, me acercaba al punto de encuentro y la vi a lo lejos, esperando, arreglada y vestida como ella suele, formal y elegante pero por mucho que se esfuerce, yo ya he visto a la sumisa que lleva esas prendas, ya conozco la mente formal y elegante que desea desatarse y ser tomada para volver a ser atada, pero esta vez de forma voluntaria y premeditada para liberar la sumisa que lleva en su interior.  


Me acerco, me ve, la miro. Primera orden cumplida, no lleva pintalabios, entonces y solo entonces accedo a darle dos besos, no sin dejar de susurrarle a la oreja su nombre de sumisa. Sé que dirigirme a ella por ese nombre la excita, hace que, por si no se acordaba, sepa quién va a ser esa tarde. Me mira y veo que empieza a sonrojarse.


Nos sentamos en un espacio poco reservado, con algo de privacidad pero público. Tomamos algo y charlamos de temas personales para crear un clima de confianza al ser la primera vez que nos vemos en persona. Hasta el momento que le pregunto si está preparada para lo que va a suceder a continuación. 

Cabe mencionar que aquél iba a ser el día que sin haberlo hablado nunca por su nombre  iba  a ser el día de la entrega, en que la sumisa que lleva dentro se entregue al Dominante que libremente ha escogido.

¡Si Señor! Me contesta con ímpetu y convencimiento. Me gusta esa respuesta, convencida sin titubeos ni dudas y dirigiéndose a mi como sabe que debe. Bien, pues es hora de mostrarme que has hecho lo que se te ha ordenado. Enséñame las bragas en tu bolso -le contesto.


La segunda orden que debía cumplir para la tarde era que se quitara las bragas que llevaba puestas y se las guardara en el bolso para enseñármelas.

Por lo que aún en el espacio público me pasa su bolso, lo cojo, lo abro y ahí están. Unas bragas bonitas de color fucsia de encaje semi-transparentes, finas y con estilo.

 

Seguidamente la miro a la cara y  empiezo a explicarle lo que va a suceder a continuación. Vamos a llegar al sitio, me acomodaré mientras tú vas al baño, te desnudaras completamente y te desmaquillaras. Después saldrás a gatas hasta llegar delante de mí y te sentaras sobre tus talones, extendiendo tus palmas boca arriba encima de tus muslos y con la espalda erguida y la cabeza gacha me indicarás quien eres y que es lo que quieres de mí.

-¡Sí, Señor! Me responde para mi sorpresa, pues sabiendo lo vergonzosa que es y la inseguridad que tiene, no la veía capaz de acatar estás simples indicaciones. Pero la sorpresa fue grata.


Una vez allí, delante de mí, postrada y habiendo seguido las indicaciones, suspira y dice-: Señor, soy alicia, una sumisa que desea ser tomada, moldeada y enseñada por usted Señor Ernest. Deseo con toda mi alma que acepte ser mi Amo, y para ello me entrego a usted, en cuerpo y mente, para obedecerlo y satisfacerlo en cuanto desee.

Mi Lobo no puede hacer más que enternecerse y después de tanto tiempo deseándola, después de tanto imaginarla, después de haber soñado con ella, ahí estaba.

Me acerco a ella, le cojo la barbilla y se la levanto, le dirijo su mirada hacia mis ojos y le digo:

-Sí querida alicia, acepto de ser tu amo, acepto tomarte, moldearte y enseñarte a ser mi sumisa. Acepto tu sumisión, y acepto la responsabilidad que conlleva. Por eso a partir de ahora serás mi alicia, mi pequeña alicia. Y voy a viciarte, voy a ensuciar tu mente y voy a convertirte en mi putita, en la sumisa que ambos deseamos que seas.

Le extendí la mano para que se levantara, le acompañe las manos detrás de la espalda, y con una mano cogiendo sus brazos y con la otra cogiéndole el pelo, la besé.


Te has dejado capturar por el lobo señorita alicia!

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