A ti, sumisa verdadera, únicamente a ti y a todas las que su naturaleza es como la tuya. A ti, que no usas al Dominante únicamente para tu placer, que no buscas hombres difíciles sólo para satisfacer tu incontenible deseo de seducción, que no ansías manipular desde tu falsa y fingida posición sumisa, para sentirte satisfecha contigo misma.
A ti, que buscas la profundidad de la emoción por encima de la superficialidad del deseo, únicamente a ti, el todo, a cambio del tuyo. A ti y a las que sienten como tú, pero únicamente a esas, toda la dedicación del Amo, todo su tiempo y, si nace, todo su amor.
Tú lo mereces, por tu entrega verdadera, te ganas mes a mes y poco a poco, con devoción, llegar a alcanzar sentir esos placeres espirituales que trascienden lo físico. A ti y a quienes son como tú, porque tú sí has sabido encontrar en Él ese todo que otras no han sabido ni siquiera buscar. No han tenido interés, ni ganas, porque solo una sumisa verdadera siente desde el alma y no a través del uso de su cuerpo.
A ti, te sonrío, sin que tú lo sepas, y te digo shissssssss, paciencia, no eres una sumisa, eres una sumisa verdadera, que es muy diferente. No tengas prisa, prueba si quieres, conoce Dominantes, para que sepas reconocer a los que son como tú, verdaderos. Tienes tiempo, no seas impaciente, si no es uno será otro, pero alguno seguro será, y será el que te completa.
No, no me mires a mí, ya no soy de esos. Hace tiempo que dejé de ser verdadero, perdí mi pureza y esencia. Fui corrompido por la maldad y la perfidia y, desde entonces, me entretengo extrayendo el veneno de los aguijones que fueron insertados bajo mi piel, para guardarlo en tarritos de cristal de bohemia, de los que soy coleccionista. Este dulce entretenimiento me permite cicatrizar en lugar de seguir supurando heridas infectadas de pus y porquería.
Ya no busco el placer únicamente a través del deseo pasajero, no me interesa el poder de lo efímero o la contemplación de un cuerpo corrompido. Eso ya lo viví hace años y conozco perfectamente el triste y doloroso sabor amargo de las consecuencias de esos girones, sin ton ni son, de piel enrojecida. El deseo siempre termina mal, cuando termina el deseo, y el deseo siempre termina, nunca es eterno. Así que siempre termina mal.
No he venido a buscarte, en todo caso a tropezarme, fruto de algunas zancadillas, habituales en cualquier entorno y lugar. No voy a ofrecer, así que tampoco puedo pedir mucho, salvo que alguien quiera desinteresadamente, dar. Poca gente da a cambio de nada, lo sé. Quizás y con suerte, a 600 kilómetros alguien pueda regalarme unas horas de amigable charla, a 1200 kilómetros es posible que puedan mandarme una sonrisa y un par de besos. Siempre va bien hacer amistades con las que poder hablar de todo, sin hipocresía, sin trampas, en confianza y con armonía. Eso también lo aprendí hace años… Saber valorar y aprender a ver en lugar de limitarse a mirar. Aprender a discernir quien evalúa, quien utiliza, y quien se entrega y, en función de cada situación y caso, decidir que interesa y que no interesa.
“Me dormí pensando en ti,
Me despertaste para hablar conmigo,
Cuando conseguí dormirme soñé contigo
Y volvía a despertar por un sms tuyo.
¿Cómo no voy a estar todo el día pensando en ti?”
Hermosas palabras, sí, pero tecnológicamente desfasadas. Entonces no se utilizaba el whatsapp y los chats para crear adicciones y dependencias a nada o a nadie, atrapando a gente juguetona, con una humareda de paranoica e intangible ilusión. Quizás sea un romántico o un carroza, pero sigo pensando que antes se educaba más y se utilizaba menos a las personas. Todo era más sano y auténtico, no hacía este calor que parece que poca gente puede soportar. Todavía no habíamos degradado el medio ambiente…
“Cuando conseguí dormirme soñé contigo”, me escribía... Es hermoso follar el inconsciente, aunque mucho más laborioso y lento que follar un cuerpo, también es más gratificante y placentero, ya que no es lo mismo sumar cuerpo que sumar mente y cuerpo.
Penetrar el inconsciente tiene otras ventajas, por ejemplo el poder pasar a ser también hombre y no únicamente Amo. No es lo mismo sumar Amo que sumar hombre y Amo, ya que sólo en este segundo caso se encuentran sumisas que no únicamente pueden dar placer, también pueden extraer esos aguijones que suelen vivir bajo la piel de un Dominante experimentado, y lamer sus heridas con besos.
Creo que no la azoté nunca, o casi nunca, pero a pesar de eso siempre se consideró una esclava, pero de nadie y para nadie más. Esclava en exclusiva de su Amo. Nunca me privó de nada. Me entregó todo lo que necesitaba, hasta su amor. No tenía límites, incluso me quería, no solo me deseaba. Siempre pensaba en mis necesidades antes que en las suyas. Era una sumisa verdadera. Mejor aún, primero era una mujer.
NOTA: La documentación que
aparecerá en este blog, tanto gráfica como escrita, es posible gracias a la
generosidad de las personas que me la regalaron o mostraron, mientras era su
Amo (y pareja la mayoría de veces) o incluso una vez había dejado de serlo. Mi
compromiso y la palabra que di a esas personas fue que nunca una de mis
publicaciones las perjudicaría o comprometería en nada. Asumí la
responsabilidad y el compromiso de anonimizar todo el material tratado,
susceptible de ser mostrado o publicado, exclusivamente a título informativo,
literario, pedagógico, con finalidades creativas o a modo de ejemplos
ilustrativos.
El Muro