Se abre un mundo nuevo ante mí, un mundo que antes nunca hubiese soñado en conocer jamás.
Nunca me sentí de esta manera en toda mi vida.
No sé cómo ni por dónde empezar a explicar lo que siento, cómo me siento.
De siempre me he visto y habría jurado verme en todo mi futuro, como una persona buena, sensible, comprensiva, bastante paciente, con capacidad de escuchar, con capacidad de saber comportarme donde y con quien quiera que estuviera, capaz de realizar todo lo que me propusiese siempre y cuando estuviera en mi mano el poder de la decisión, valiente; aunque como todas las personas, siempre he tenido mis momentos de no sentirme así en algún aspecto de la vida, dudando de cosas, dudando de mi misma.
Debo reconocer, que físicamente jamás me valoré, no por cómo soy, sino porque me hubiera gustado poder lucir siempre bella y porqué no, que la gente se fijara en mi, no por mi apariencia, sino por mi belleza.
Pero como sé cómo es la sociedad en la que vivimos actualmente, cada día tengo que vestirme con mi chaleco antibalas y mi caparazón a prueba de puñetazos, patadas y machetazos, para así no mostrarme realmente cómo soy.
Debo mostrarme firme, segura, decidida, con carácter.
Pero hasta ahora me preguntaba, ¿de qué o para qué servía tanto esfuerzo?.
Ahora creo que lo podré aprender.
No lo sabía, pero creo que ahora entiendo que llevaba toda mi vida buscando a esa persona, que me diera esa confianza real, esa seguridad, esa firmeza que realmente a veces no siento como mía.
Estaba buscando a alguien que me guiara y me enseñara, así como también que me cuidara y me mimara.
Alguien con esa capacidad de firmeza, de seguridad, que impusiera respeto (que no miedo), alguien comprensivo y cariñoso, pero duro cuando no haga las cosas bien.
Ese alguien, que supiera hacerme suya en cuerpo, mente y alma, que fuera capaz de desnudar mi alma y mirar a través de ella, haciéndola suya también.
Sé que he encontrado a esa persona que necesitaba y sé con toda certeza, que quiero y necesito verla, tenerla y hacerla feliz siempre, quiero ser capaz de complacerle, que sienta orgullo de tenerme a su lado, al igual que él es el mío.
Admiración, respeto, cariño y deseo de complacer siempre, es lo que debe sentir una sumisa hacia su amo.
Debe saber dónde está su lugar, cuál debe ser su manera de comportarse respecto a él.
Mostrarse siempre humilde, fiel y sirviente.
Debe hacer las cosas que él le ordene sin dudar.
Pero si una no está de acuerdo en el momento que sea, cuando se aplica un castigo, puede preguntar ¿cual es la razón para ello?, aunque jamás debe evitarlo, porque de ser así, puede ser incluso peor.
Un castigo puede ser por placer o por castigo realmente.
Un castigo educativo puede ser tanto mental como físico.
Los físicos duelen dependiendo del grado de dureza con que se tenga que aplicar, sin sobrepasar nunca los limites establecidos y siempre y cuando se sepa cómo aplicarlos, al fin y al cabo es sólo físico, después de unos días puede pasar la molestia.
Pero ¿cómo saber dónde están nuestros límites?.
Los mentales por supuesto, son más difíciles de aplicar, porque requieren de mucha psicología.
Así, ahora, creo que empiezo a entender y creo que es lo que necesitaba en mi vida.
El Muro