Elevando mi brazo en un arco infinito de tiempo contenido,
deslizo mi deseo muy despacio,
dejándolo caer sobre tu cuerpo ansioso que lo espera.
Latigazos de seda que silban en el aire.
Una danza de quejidos se dispara,
aullidos de placer que escapan de tu boca amordazada.
A cámara lenta,
alargando los segundos,
azota el tiempo elástico tu piel de luna.
El Muro