Mas allá de la moral, más allá de los sentimientos, donde murieron los héroes, por sus propios demonios. Donde habita la soledad, donde se aprisiona el mas oscuro placer. De allí surge mi revolución, la que va tirando cada ladrillo de mi moral, matando uno a uno los ángeles que habitan en mí. Con un único deseo: encontrarte y hacerte mía.
Hallarte no me dejas, y con cada sombra ilusoria, con cada silueta esfumándose, crece el fuego en mi, el que mueve mi cuerpo cuando caigo, el que me da aliento cuando me quedo sin, el que me da fuerzas para seguir andando. Porque tenerte lo es todo para mi, y para ello debo hallarte. Romper la puerta de cada celda hasta encontrar la tuya.
Cuando te halle mi fuego con fuerza agitará los barrotes de tu celda, de tu jaula, hasta doblarlos. Seguiré el latido de tu corazón para no perderme en laberinto, donde será el Minotauro quien te salve, pues ya no quedan héroes. Sacándote de tu cárcel, del laberinto en el que ni ya recuerdas como entraste, el que ni yo sé como entraré...
El último barrote por mis manos, doblado por la bestia liberada de mi interior. Te sacaré a brazos, siguiendo los agujeros que he hecho al entrar, pero libre no serás, ahora serás mía. Mis manos serán el collar que tu cuello luzca, mis deseos el camino que andarás, mi voluntad la cadena que nuestras almas una. Bestia, dueño, protector, y mucho mas...
El Muro