Arrodillada en el suelo, con la mirada baja y la respiración
tranquila. Son estos momentos antes de que se abra la puerta en los que mi
corazón aumenta su latir, en los que mi mente no deja de pensar…y en los que
mis sentimientos empiezan a aflorar con mayor libertad. Sé que Él está detrás
de la puerta, esperando el momento oportuno para atravesarla. ¿Cómo sabe cuándo
ha llegado ese momento? Es un misterio para mí, pero siempre la atraviesa en el
momento justo, ni un minuto antes o después.
A partir de ese instante en el que la puerta se abre, mi
cuerpo reacciona a Él: se tensa, en espera de lo que le hará sentir, se relaja
porque sabe que está en buenas manos. La mente deja de trabajar, sabiendo que
lo Él haga es lo correcto, lo que ambos deseamos y necesitamos.
Toda yo se entrega a Su persona, en mente, cuerpo y alma,
sabiendo que estoy a salvo, sabiendo que sólo Él puede llenar ese vacío que
nadie más puede llenar.
...
...
...
Y una solitaria lágrima recorre mi mejilla cuando abro los ojos y me doy cuenta que todo es un sueño. Un sueño creado por los anhelos de mi alma. Un sueño que llegará a ser realidad en el momento en el que esté preparada...momento en el que Él abrirá la puerta, no antes.
Desde que empecé a formar parte de Palacio he querido comenzar mi blog (el primer blog que escribo en mi vida, a decir verdad), pero nunca he encontrado un tema sobre el que quisiese hablar...o por lo menos uno sobre el que tuviese algo que decir y con coherencia.
Y al final he encontrado un tema sobre el que hablar: el rechazo que se puede tener al exponer a tu pareja ciertas inquietudes que un@ ha podido empezar a tener. Y debo de darle las gracias a Primeriza92 ya que ha sido uno de sus escritos, con el mismo tema, el que me ha dado la idea.
Mi caso, teníamos un relación vainilla muy...¿cómo decirlo? mmm "tradicional". Sólo estábamos él y yo, nada más (ningún juguete ni nada por el estilo). El caso es que yo por esa época estaba leyendo algunos libros en los que claramente había un dominante y una sumisa (en mi ignorancia no tenía ni idea de cuales eran los roles pero la temática me gustaba). Por ese motivo decidí hablar con mi ex pareja para ver si podríamos introducir algo nuevo. No creáis que pedí que me azotase o me hiciese algún vestido con una cuerda, no. Lo que le pedí es introducir algún juguete (que fuésemos a elegirlo ambos) o que me atase a la cama.
No sabía muy bien cuál podría ser su respuesta, pero la que tuve me dejó bastante sorprendida. Simplemente me dijo que con nosotros dos bastaba, que no hacía falta introducir nada más...y bueno, en el momento en el que le comenté lo de atarme me dijo que ya veríamos (claramente era un "no" pero no se atrevía a decirlo).
Ante este rechazo me sentí mal. Mal por el propio rechazo, mal porque en cierta medida me sentí como si fuese una persona rara al pedir esas cosas, y mal porque él no supo comprenderme y ni siquiera hizo el intento.
Con estos sentimientos podría haber pensado que la rara era yo, que tenía cosas extrañas en la cabeza. Pero afortunadamente no fue así. Vi en ese mismo momento que simplemente yo quería y necesitaba ciertas cosas que él ni las quería y ni las necesitaba (es más, para él eran tabú).
A partir de se momento la relación fue deteriorándose. Porque aunque el sexo no es lo más importante, creo que es una parte fundamental en una relación. Por ésta y otras cosas que fueron surgiendo terminamos la relación como amigos. Y gracias a él he descubierto qué no busco en un hombre, gracias a él he visto lo que necesito y gracias a él he aprendido a decir no cuando la situación lo requería (aún sintiendo dolor por ello).