Estrañamente la canción Piano Man de Billy Joel me inspiró para describir una sensación deliciosa dentro de una sesión.
La sensación que quería describir se produce cuando interpretas una jam session con el cuerpo de la sumisa. Como en un instrumento musical creas notas con su cuerpo; diferentes sensaciones -si lo curras, también sentimientos- tocando los puntos adecuados de la forma correcta. Es cierto que como efecto secundario cada sensación suele generar un sonido diferentem pero no se trata de componer una obra musical con esos gruñidos, palmadas, ronroneos, gritos, etc, Se trata de otro tipo de obra donde las notas son sensaciones. Como en una escala musical que se forma desde el tono más agudo al más grave, la escala de la sumisa pueden ir del dolor más intenso al placer más profundom además de múltiples matices. Como en la música, el ritmo, el orden de las sensaciones, la intensidad, el contraste, la melodía, la armonía ... Todos estos elementos pueden generar una obra sutil o estridente. No soy practicante de sesiones preestablecidas, por eso la metáfora debe ser con una improvisación y no con la práctica reiterada hasta llegar a la perfección de la misma obra.
En ciertos momentos de una sesión, se crea una postura donde tienes todo el cuerpo de la sumisa a tu alcance. Sin ningún esfuerzo tus dedos llegan desde las puntas del pelo para estirarlos hasta la planta de los pies para hacerles cosquillas. Como en un teclado de 7 octavas tienes todos los registros al alcance para crear la interpretación que deseas en ese momento. Al igual que con un piano no puedes interpretar todos los sonidos que ofrece una orquesta, en esta situación no puedes producir cualquier sensación. Pero te ofrece el máximo de flexibilidad para crear la melodía de sensaciones más compleja.
Esta sensación de control para crear e interpretar sobre el instrumento más bonito que se pueda imaginar me seduce profundamente.
Makin' love to his tonic and gin
Piano Man –Billy Joel–